Duncan | Serie: Sangre de dragón

INTRODUCCIÓN

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¿Saldrá con Devon? Nos besó a ambos. ¿Por qué le correspondió?

Ya no puedo con estas fuertes emociones que chocan contra mí.

Respiro y todo sale. Comprimo los dientes. No he podido controlarme. Mi transformación se ha completado sin que lo pueda controlar a tiempo. Por todo el alrededor hay llamas flotando, mientras mi cabello ha pasado a blanco y mis ojos por el color natural que he heredado de mi parte sobrenatural.

Ella ha quedado petrificada, mientras sostiene de mi camiseta.

Lo sé. Está sorprendida por verme en este estado.

—Estoy soñando.

—No lo estás —objeto con una pequeña sonrisa—. Ayla.

Parpadea y su mirada se fija en las pequeñas llamas para luego observar mis ojos.

—Ojos morados.

—Purpuras —objeto sonriendo leve—. O así los llamo. Los demás los llaman morados.

—¿Qué significa esto?

Significa que siento algo fuerte por ella.

—Ayla. Yo….

Estira una de sus manos y toca un mechón de mi cabello. Sigue sorprendida. Lo sé por su aura.

—Cabello blanco.

—Es natural —replico. Trato de cambiar, pero su cercanía no ayuda en nada. Los latidos de mi corazón están retumbando en mi pecho—. Necesito decirte la verdad. Ya que has presenciado esto.

Permanece con la mirada sorprendida en mí.

Una bonita chica de cabello largo entrenzando y unos lentes que resalta en su rostro delicado de princesa. Ahora entiendo por qué mi hermano menor la llama así.

Sin darme cuenta, toco su mejilla, creando un ambiente extraño íntimo. Trago saliva y sigo tratando de control mi aura de fuego. No deseo hacerla desmayar.

—No.

Una presencia aparece detrás de ella, haciendo que se alejara de mí. Mis ojos enseguida se clavan en la persona. Es Devon, quien ha puesto una mano en sus labios, mientras que la otra, la sostiene de su cintura.

—Devon.

—Demoré mucho, ¿verdad, hermano?

Gustos iguales.

Ayla ha quedado petrificada con la mirada sorprendida.

—Lo siento —espeto, desapareciendo las llamaradas y mi transformación por completo. Ha llegado en el momento exacto—. No pude controlarme.

—Para que puedas entender más claro, no te la daré.

Lo observo sin saber qué mismo decir.

No puedo pelear con mi propio hermano cuando se respecta a mujeres. Es una regla que he llevado todo este tiempo. Siempre le daba mis cosas o las chicas que me gustaban. Jamás, hubo peleas por algo como esto.

Sin embargo.....

—Estoy enamorado de ella —declaro sin vacilar. Él agranda los ojos—. Esta vez, no pienso perder, Devon.

Lo he dicho sin reparo alguno.

Este es un cuadro que no pensé ver en mi vida. Siempre fui un buen hermano mayor, pero parece que el tiempo cambia a las personas. ¿O será el cansancio siempre ser el que se rinde?

Me he enamorado de la misma chica que mi hermano menor.

Esta vez, no pienso cederla.




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