Llevo solo cinco minutos en esta tierra, y ya siento unas grandes ganas de volverme a mi hogar, no solo llevo mirando caminos de tierra, sino que las personas parecen realmente contadas con una mano, quien me trajo se tardó más en tirar mis cosas que en irse y mi tío, el lleva atrasado más de lo que creía, lo único bueno de todo esto es que el internet no es malo como creía.
-Dylan, niño.- Mi tío, aquel hombre que deje de verlo cuando recién parecía tener unos pocos años más que el yo actual se volvió un hombre que si no fuera por sus rasgos no podría reconocerlo realmente, es a lo que aspiro ser, una mandíbula marcada junto a una gran altura.
-Tío Joseph.-Salude desde mi puesto.
-Pensé nunca volver a verte, pero para que mentirte estas del mismo porte, se ve que los genes de tu padre están fuertes en ti.
-Pues usted está igual, pero más viejo.
-Muchacho, has aprendido bien. Ven, la casa está a quince minutos.- Me aviso mientras que nos subíamos a su camioneta.
-Tío, ¿es verdad que abrió una gran pastelería?
-Claro, es pescadería o turismo en este lugar.-Se rio.- nos quiere matar de hambre pero hay que saber cómo jugar contra de ellos, hace poco se abrió un museo del archipiélago, por ende ha crecido igual bastante el número de adolescentes como tú, así que no creo verte mucho rondándome.
-Meh.-Solté.- prefiero ayudarlo, no es que haya llegado únicamente a salir por ahí con otras personas y no verlo.
-Este muchacho, luego no quiero que digas que no disfrutaste estas tierras, yo llevo aquí más de cuarenta años, y te diré algo.-Pauso para girar en una esquina.- Estar aquí te las mejores experiencias, las puedes llevar a donde vayas o te mueres aquí.
-¿Qué?
-Me miro impresionado.-No has escuchado de lo que sucede, aquí hay gente que desaparece, nadie la encuentra, es macabro pensar cuantas personas llegan a buscar a las personas que hay, pero bueno turismo es turismo.
-Y, ¿Han encontrado a alguien?- Pregunte
-Negó con la cabeza.- Jamás una persona ha sido encontrada en estas tierras o aguas, este archipiélago es el triángulo de las bermudas pero chileno, todo que lo que se pierde jamás se encuentra, sin embargo si han encontrado una que otra cosa extraña como animales muertos y hasta cachivaches antiguos un poco destruidos, un poco podridos.
-¿No crees que podrían ser seres mágicos?.
-Chico estamos en el sur, la parte más mágica del país, en donde todo lo impensable se encuentra, muchos dicen que ven seguido a las hermosas pincoyas a pies de la playa.
-Sirenas.-susurre
-Si eso mismo, no me sorprendería si un día de estos me encuentro una mujer en vez de mi zanahorita.- Se refirió a su mascota.
-¿Sigue viva?- Inquirí.- Pero si esa perra tiene más años que yo.
-No se habla de la edad de una dama, además que ahora está más inteligente que cualquier san Bernardo que haya, con decirte que abre las puertas sin excepciones, ya la he visto escaparse varias veces.- Se estaciono.
-Talvez es una chica de la calle y se encontró con un novio, no te sorprendas si llega con cachorritos un día de estos.- Bromee al ver su cara
-Mi zanahorita es una niña virginal que jamás haría algo parecido.
-No te sorprendas abuelo.
Mientras bajaba mis cosas me encontré con que la casa estaba igual aunque con más musgo en las paredes que recordara. Era una cabaña pequeña de dos pisos de madera con partes rojizas que me decían que había construcción nueva, su interior estaba compuesta por varias figuras de madera además del color rojizo llegando casi el rojo, no me detuve hasta llegar a mi habitación, es la misma de siempre con la excepción de que mi cama fue remplazada por una nueva en donde podía moverme de un lado a otro sin la necesidad de que mis piernas salieran por el otro extremo.
En mi interior realmente sabía que era un niño explorador cuando venía hasta esta casa pero, desde donde estoy me encontré con fotografías, piedras y artefactos un poco maltratados, no entiendo realmente lo que me movía por esto, me sigue encantando la fotografía pero artística.
A pesar de lo que creí, siento tranquilidad y una gran cantidad de sueño, me tomaría a buena manera una energética de cualquier sabor, para así no quedarme dormido mientras desayuno.
No obstante no puedo quedarme más en esta cama, la cual me llama para que duerma, para que disfrute su comodidad.
-Niño, ven a comer y más te vale que cuando vuelva no vea tu cara.
-Yo también te quiero.- Le grite de vuelta para que solo sintiera el sonido de la puerta cerrarse.
Tío Joseph nunca ha sido una personas de palabras sino que es mas de dar el afecto a través de acciones, durante el tiempo que me quedaba en esta casa siempre fue igual, me cuidaba con la mejor dedicación que nunca alguien se podría comparar, aunque las palabras nunca fueron su fuerte
Aunque bueno no es que necesitara palabras melosas, cuando tenía una buena relación, no comprendo el porque me fui de este lugar.
Cuando baje me encontré con la nota, no decía nada más que : sale, diviértete y no llegues temprano a casa. junto a una llave.
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