Duraznos ensangrentados

7 Dylan empeora

JOSEPH 

 

Tome las claras de huevo y déjelas a temperatura ambiente puesto que luego, las ocuparemos, le recomiendo ocupar un recipiente que no haga un cambio bruco de temperatura.

 

Ahora debe de tomar los cabellos de Ángel de su preferencia y esparcirlos por la olla, junto a las verduras y el pollo.

 

Luego de unos cinco a diez minutos retire el pollo, junto a las espinacas, para cortarlas en trozos pequeños que prácticamente estén desmenuzados, esto no puede tardar más de cinco minutos puesto debe de añadir la clara de huevo y tomar lo anterior cortados y dejar reposar.

 

Cuando ya hayan pasado unos minutos emplaté la sopa y podrá de estar disfrutando de una exquisita sopa, levanta muertos, para más receta sígueme en mi cuenta.

 

-Se ve asquerosa.- cerré la página.- Pero sería una buena manera de que Dylan recobrara sus fuerzas.

 

Tienes una llamada entrante 

 

ISOBEL NO, ISABEL 

 

-Hola

 

-¿POR QUE NO ME HAS LLAMADO?

 

-Isabel no seas así, te llame ayer y no creo que Dylan se muera, es un resfriado o algo un poco más grave pero nada fuera de lo común.- Trate de aminorar el golpe.

 

-Sabes que cuando lo supe, casi tomo un avión hasta allá, sin embargo no puedo, ya que despedirían y eso lo sabes.

 

-Si lo sé, no obstante, también sabes que él no sufre en esta isla, es de por si por su bien, aquí toma aire puro y menos toxicidad de la ciudad.

 

-Vivimos en un desierto prácticamente, claro que en la isla esta mejor.

 

-¿Entonces, porque tanto drama?

 

-Soy su madre, sé muy bien que sucederá algún día él se ira y más con su edad, pero nunca dejare de preocuparme con él.

 

-Yo también viví eso, pero él está bien, un amigo lo cuida por un rato, pero yo no lo he dejado venir por mucho ya que debe alimentarse, el pobre ni un bocado come por ver si Dylan está bien.

 

-Siento haber vivido eso antes.-Soltó una risita

 

-Y ¿De quién?

 

-De ti. Eras la persona más tierna con Salomón, nadie en toda la isla no sabía que estaban juntos. 

 

-Cállate, además si es que lo hice solo era un niño

 

-Sigues siendo el mismo solo que ahora lo escondes, o crees que no se de tus encuentros casuales con Salomón, un desliz no hace daño pero pareciera tobogán lo que tú haces.

 

-¿Qué no hablábamos de Dylan?

 

-Cambia la conversación no más.

 

-Yo no la cambio, solo te digo que te desvías muy rápido de tema.

 

-No creas que no estoy angustiada, sino fuera así, ni te hubiese marcado sin embargo, todo lo que puedo hacer es confiar en ti, a pesar de que Dylan no lo demuestre ha pasado una temporada muy mal. Se ha enfermado repetidas veces y por eso creí que lo mejor era que él estuviese contigo.

 

-Si recuerdo tu llamada, no era como que pudiera rechazarla, si ya veía que me lanzabas por la llamada un cuchillo.

 

-Así es tu querida hermana 

 

-Si fueras mi hermana yo ya estaría muerto.

 

-Oye

 

-A pasos del tártaro.

 

-Eso ya es de una persona miedosa.

 

-Eres una mala mujer, vieja de mi vida 

 

-Te estas ganando un golpe con la calculadora que tengo 

 

-No me da miedo, ya me has lanzado cosas peores.

 

-Llorón.

 

-Matona 

 

-Bebé

 

-Atrevida 

 

-Adiós.-Alargo las ultimas vocales, justo antes de colgar la llamada

 

-Cuando oí el gruñido de Zanahoria di media vuelta, allí se encontraba con un calcetín de Dylan, aquello me hizo querer revisar si ya estaba despierto, después de todo es casi medio día.

 

Al ir subiendo, tome mi tiempo, revise que nada estuviera fuera de su lugar porque Zanahoria la hubiese sacado, además de que dentro de las habitaciones que hay siempre las dejo con un tope, para que ella no entre dejando realmente un desastre.

 

Subir y ordenar no es una tarea fácil, no obstante después de tantos años, uno se logra acostumbrar ante estos escenarios, si no es una mesa mordida, son las plumas de un almohadón al igual que juguetes desechos por mordidas de un cachorro.

 

Cuando ya entre al dormitorio, Dylan se encontraba durmiendo, su cuerpo estaba totalmente tapado por la frazada de manera que no podía verle.

 

-Muchacho, ya es hora de levantarse o tu noviecito vendrá corriendo a suplicar que lo deje entrar.-Al ver que no me contestaba seguí.- Hablando.- mira que ayer no lo deje entrar, y si sigues así hare que te mejores sin su presencia.- Al ver que no me respondí, de un solo golpe lo destape.

 

Pero aquello me dejo sin palabras, no era que no quisiera responderme, sino que al contrario no podía, estaba sin conciencia, su piel se estaba tornando amarillenta y mantenía unas ojeras muy marcadas en su rostro, el miedo paso por mi columna convertido en un escalofrió, al tomarlo en mis brazos, sentí su piel muy seca a pesar de que estaba su rostro bañado en sudor. Como pude lo envolví en una frazada y a grandes pasos baje con él en brazos, Zanahoria gemía al tiempo que buscaba las llaves para poder ir directo a la casa de ellos, son los únicos que pueden de encontrar una manera de saber que le sucede.

 

Cuando por fin encontré las llaves se me cayeron incontrolables veces, haciendo que el poco tiempo que tenía se perdiera aún más.

 

Teniendo ya a Dylan dentro, llame a Sal por primera vez en años necesitaba su ayuda y más que nada su apoyo.

 

-Hola, amor mío, ¿Tan...

 

-Sal, ahora no.

 

-¿Qué sucede?

 

-No sé qué le sucede a Dylan está en un estado muy mal y yo-yo no sé qué hacer.-Tartamudeé.- Ustedes saben mucho más de esta isla que yo, además de que es-están todos.



#262 en Joven Adulto
#1603 en Otros
#451 en Humor

En el texto hay: misterio, lgtb amor, almasgmelas

Editado: 24.03.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.