Durmiendo con el enemigo.

10

Si tuviera que resumir como la pasé en la fiesta debería decir que hacía demasiado tiempo que no la pasaba tan bien. 


La fiesta tuvo sus altibajos como toda fiesta, algunos borrachos, llantos, parejas que se engañan mutuamente por causa del alcohol, personas que se acuerdan de las que ya no están. Pero dentro de todo fue una fiesta fantástica. 


Y ahora nos encontrábamos en el aeropuerto esperando a que llamaran a los pasajeros de nuestro vuelvo y así subir al avión para así partir rumbo a Cancún.


Una voz dijo por el altavoz:


—El vuelo 450 sale en 5 minutos. 


Tomamos nuestras cosas y salimos de allí, listos para pasar dos semanas lejos de todo, ajenos a todo, disfrutando del sol, la playa y si se puede decir... la buena compañía. 


Cuando estuvimos sentados en nuestros respectivos asientos,Lewis del lado del pasillo, Liv en el medio y yo del lado de la ventanilla, Liv tomó con su mano derecha la mía y con la mano izquierda la de Lewis y las apretó fuerte ,su emoción era altísima comparada con la de los demás pasajeros del avión, pues dudo que muchas personas que nos encontramos ahora en este avión hubiésemos viajado en avión a esa edad.

Luego crecimos y por lo menos en el caso de Lewis y mío y digo en nuestro caso porque desconozco de que trabajan las demás personas y realmente no me importa, no es por ser descortés ni intento sonar ruda pero sinceramente no me importa. 


—Miren todo se ve tan pequeño—dijo Liv emocionada dando pequeños brincos en su asiento 
Ambos sonreímos al ver su entusiasmo y apretamos de la misma manera en la que ella había apretado nuestras manos, sus pequeñas y frágiles manitos.
                                                                                         *** 
Llegamos a destino a las 10 de la mañana del otro día. Tomamos un taxi, el cual luego de otro viaje de 25 minutos nos dejó en la puerta del hotel. 


Un hotel 5 estrellas. Lewis no se conformaba con menos. Estaba acostumbrado a esto y yo creo que podría soportarlo. Había un spa, un gimnasio, una biblioteca, un gran buffet, una sala de cine. Quiero decir, ¿a qué clase de persona con dos dedos de frente no le gustaría esto? 


Un joven botones se nos acercó y se ofreció a llevarnos las maletas a nuestro cuarto, no sin antes escanearme literalmente de arriba para abajo. Algo que Lewis no pasó por alto y por lo tanto pasó un brazo por mi hombro, me acercó a él y besó mi frente, dejando al botones claramente desilusionado. 


— ¿Qué fue eso?—pregunté sorprendida.


—Estoy dejándole en claro que eres mía. 


Esas palabras produjeron un efecto extraño en mi cuerpo, sentía como si una corriente eléctrica se desplazara a lo largo y ancho de este. 


Nuestra habitación era la 505, me llamó la atención que nuestra habitación y nuestro vuelo tuviera el mismo número. 


La habitación era gigante, era una suite, un pequeño living, con un televisor plasma, una Wii y dos habitaciones. Fuimos a inspeccionar .La habitación de Liv era una mini versión de la suite. Tenía un pequeño armario, un espejo en forma de corona, su propio baño y una cama king size, demasiado para una niña pero no me sorprendía este hotel era demasiado ostentoso. 


A las 2 bajamos a almorzar, comimos pollo con patatas fritas y Coca cola, de postre había helado. 


—Tío Lewis—dijo Liv.


— ¿Que sucede princesa?


—Mira—dijo apoyando su helado en la nariz de Lewis dejándola manchada. 


Él la limpió y se agachó hasta quedar a su altura.


— ¿Sabes que pasará ahora? 


Ella negó. 


—Empieza con c…


Ella seguía mirándolo, tratando de descifrar lo que intentaba decirle. 


— ¿Aún no lo tienes? 


Volvió a negar. 
—Cosquil—dijo Lewis. 


—Cosquillas no por favor—dijo Liv riendo y gritando. 


Cuando Olivia no pudo más y le costaba respirar Lewis dejó de hacerle cosquillas y se incorporó de nuevo en su silla. 


— ¿Que hacemos ahora? 


—No lo sé, yo quiero ir a la playa—respondí. 


—Y yo quiero ir a ver las tiendas —dijo Lewis en un tono algo desafiante. 


Liv miró a uno y luego miró a otro y con una sonrisa en su rostro añadió:


—Sé cómo podemos resolver esto. 


— ¿Cómo, linda?—pregunté. 


—Un torneo de tenis en la Wii. 


Era pésima en la Wii pero realmente quería ir a la playa así que daría lo mejor de mí para ganar ese torneo y conseguir lo que quería. 


Miré a Lewis desafiante mientras estiraba una mano. 


—Yo me apunto. 


—Yo también. 


—Genial—dijo Liv saltando en su asiento —Si tío Lewis gana iremos a ver tiendas pero si tía Emma gana iremos a la playa. 
                                                                                   *** 
Para mi desgracia él iba ganando y luego de 30 minutos más dejé de jugar porque mi brazo dolía mucho. 


—Gané —dijo saltando en su lugar como un niño pequeño. 


—Genial, me casé con un niño pequeño—dije mirando al cielo, buscando una respuesta. 


—Liv, ve a cambiarte que iremos a pasear. 


Cuando Liv abandonó la habitación, se acercó a mí y susurró a mi oído. 


—Pronto te demostraré que no te casaste con un niño—se alejó un poco —Cámbiate saldremos—afirmó guiñando un ojo mientras desaparecía por la puerta que conducía a la habitación de Liv. 


Y ahí estaba yo parada en el medio de una habitación si poder decir nada y ahí estaba de nuevo la corriente eléctrica recorriendo todo mi cuerpo y haciéndome desear cosas que posiblemente no debería desear.




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