Durmiendo con el enemigo.

12

Nos dirigimos a la playa, no había tanta gente cómo esperaba pero eso nos daba más libertad de hace las cosas de manera más fácil, no debíamos hacer cola para comprar la comida o para subirnos a las atracciones que habían en una feria cercana a la playa. 


—Tía Emma, ¿podemos subir a la montaña rusa?—dijo Liv con una gran sonrisa en su rostro. 
—No lo sé Liv, me dan miedo las montañas rusas. 


Y no le estaba mintiendo de verdad me daban miedo. Desarrollé el miedo por ellas cuando vi Destino Final 3, desde ahí les tomé un miedo irracional, sabía que era ficción pero también sabía que esas cosas se oxidan, que son peligrosas y que la posibilidad de que ocurran accidentes son bastante altas. 


—Tío  ¿irás tú?—dijo poniendo su mejor cara de perrito, parecía el gato con botas de Shrek, espero que ella tuviera tanta suerte con eso como el dibujo animado, de otra forma se llevaría una gran desilusión.  


—Solo una vuelta—dijo él con lo que ella se prendió de su cintura y chilló de alegría. 


A veces extrañaba ser una niña, todo era tan maravilloso, tan genial, no existía la maldad, ni el desamor, ni las malas decisiones, ni la responsabilidad. 


Pero era adulta y me había encontrado en muchas ocasiones todo eso.

—No vienes—me preguntó Lewis. 


—No, mientras ustedes están arriba yo iré a dar una vuelta—dije sonriendo—Nos vemos en 20 minutos aquí.  


Asintieron los dos y salieron corriendo hacía la boletería. 


Mientras tanto yo no tenía tanto tiempo libre ,20 minutos solamente, pero podría aprovecharlos, disfrutaría de esta "mini soledad" que hacía días había tenido el placer o la desgracia de desconocer, y dejarla atrás, ahora vivía con 2 personas más y rara vez estaba sola.

 
Salí a caminar por la feria y luego me dirigí a unos pequeños locales que estaban cerca de ella, tal vez podría comprar algo. Eso era algo que hacía mucho tiempo tampoco hacía, comprarme algo para mí. 


Vi un hermoso vestido azul luego de ver algunas vidrieras, realmente era precioso, de un tono azul con pequeños lunares blanco decorándolo, creí que era amor a primera vista y lo fue, en el preciso momento en el que me lo probé me enamoré de él. Era extraño que me gustara como una prenda me quedara, pero esta de verdad me gustaba. Me lo llevé puesto. 


Salí de la tienda lo suficientemente egoísta por haberme comprado algo para mi sola y no para los demás, así que comencé la búsqueda de un regalo para Lewis y Liv. 


Luego de una cautelosa pero apresurada búsqueda contrarreloj me decidí por un bonito bañador para Liv de Minnie y una guitarra para Lewis, sabía lo mucho que le gustaba, su pasión era la música, pero cuando comenzó a trabajar la dejó de lado. 


Miré mi reloj y tenía 5 minutos para dejar esto en el hotel y volver al parque de diversiones. 


Sube a nuestra habitación y metí en el closet de Liv su bañador y coloqué sobre nuestra cama la guitarra de Lewis, luego bajé al parque de diversiones para encontrarme con ellos. 


Cuando llegué Liv tenía una sonrisa que le recorría su pequeña cara lo que hacía sonreír a Lewis y lo que por algún extraño motivo también me hacía sonreír a mí.  


—Y eso—preguntó Lewis al verme llegar con ropa distinta a la que tenía cuando los dejé ahí.  


—Un pequeño regalo que me hice a mí misma —dije sonriente y luego me arrodillé para estar a la altura del oído de Olivia —Y un pajarillo me contó que también había un regalo para la niña más linda del mundo.
Me miró  y parecía que sus ojos despedían chispas, acto seguido empezó a gritar y saltar en el lugar.

 
— ¿Podemos ir ahora? Podemos.  


Lewis miró su reloj y negó con la cabeza.

 
—Debemos comer algo primero, luego iremos a ver tu regalo. 


—Y el tuyo—lo corregí. 


— ¿Hay uno para mí?—preguntó incrédulo. 


No entendí porque pensó que no le compraría algo a él también, siempre lo hice, era una costumbre que había adoptado cuando estábamos juntos y que a pesar de que ahora las cosas no eran iguales, seguía conservando esa costumbre. 


Asentí y luego los miré. No estaba segura de adonde íbamos a ir a comer y por lo tanto no sabía si estaba correctamente vestida, no sabía si iba demasiado formal o demasiado formal. 


—Creo que primero debería ir a cambiarme.  


Lewis me escaneó de arriba a abajo y luego con una sonrisa dijo:


—Yo creo que te ves bien, ese color te favorece. 


Oh vamos, ¿ahora era experto en moda? ¿Me diría que ponerme o que no? ¿Con que combinarían mis zapatos? ¿O mi ropa interior? 


Ese último pensamiento hizo que mis mejillas se ruborizaran, intenté concentrarme en otras cosas para alejar ese pensamiento que se había colado entre pensamientos completamente sanos. 


Vi cómo le susurraba algo al oído a Liv. 


—Oigan no les enseñaron que es de mala educación. 


Lewis se levantó y puso sus manos al aire, intentando mostrarse inocente—No dije nada malo y si no me crees, Liv dile a tu tía lo que te dije al oído.  


—Tío Lewis me preguntó si no pensaba que eras la chica más linda del mundo, porque él sí pensaba eso.


Y ahí estaba el Sr Rubor apoderándose de mis mejillas una vez más. Creo que debería hacerme la idea de que mientras estuviera tan cerca de Lewis, este se haría presente más de una vez ,a la vez estar cerca de Lewis implicaba muchas cosas, entre ellas peligros, el regreso de ciertos sentimientos, los cuáles no podía permitir que volvieran  si no quería volver a sufrir.




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