Fuimos a un lugar, bastante informal, así que después de todo Lewis tenía razón, iba vestida para la ocasión, de todas formas no podía olvidarme de lo que Olivia había dicho.
Nunca pensé que volvería a decir eso, lo había dicho contadas veces mientras estuvimos juntos, pero todas esas pocas veces en lo que dijo esto fueron muy especiales y me hicieron sentir realmente especial, realmente le creía cuando decía eso.
El lugar estaba ambientado de una manera muy especial tenía toques vintage mezclado con cosas de esta época, había viejos discos de vinilo pegados en la pared, una roccola en una esquina y las camareras llevaban lindos atuendos que me recordaban a los atuendos que llevaban me recordaban a los que usaban las camareras en los 60.
Una camarera de unos 20 años, rubia, de ojos celestes se acercó a nuestra mesa, en mi opinión iba exageradamente maquillada ,pero eso quedaba al criterio de cada uno, sabía que de por sí esa chica llamaba la atención de todos los hombres que estaban allí, y por eso no aprobaba que llevara tanto maquillaje encima ,ni tampoco aprobaba que mirara de esa manera a Lewis.
Era consciente de la clase de sentimientos que Lewis podía despertar en una chica, había despertado esos sentimientos en mí durante 4 años y había sucedido lo mismo con :Mey, Stella, Cher, Claude etc etc, dejé de contar con cuantas chicas salió cuando llegó a las 15.
— ¿Que pedirán?—preguntó mientras mostraba una brillante sonrisa y pestañaba demasiado. Desde aquí podía ver la cantidad de rímel que llevaba hoy.
Si Lottie estuviera aquí no dejaría de hablar de lo extra maquillada que estaba, de lo corto que era su atuendo, de lo mal teñido que tenía su pelo y que ahora llevaba atado en una alta cola de caballo ,la cual mecía de un lado a otro mientras seguía pestañando y mirando a Lewis de forma descarada.
—Tres malteadas de fresas por favor.
—Enseguida—dijo y se alejó moviendo sus caderas de un lado al otro, de un lado a otro, de manera hipnotizante.
— ¿Qué haremos luego?— pregunté curiosa.
—Iremos a ver los regalos —gritó Liv en su asiento.
Me había olvidado de eso ,de repente la vergüenza me embargó, no entendía porque no había hecho malo después de todo, pero de todas maneras me dio vergüenza.
— ¿En que piensas tía?—preguntó curiosa Liv.
—En lo linda que eres—dije apretando su mejilla provocando que ella se sonrojara también.
Lewis nos miraba con una sonrisa mientras nosotras hablábamos animadamente sobre la serie favorita de Liv.
—Soy muy afortunado—soltó de la nada en un tono muy despacio, lo suficientemente despacio como para que escuchara solo lo último, que fue suficiente para provocarme demasiadas emociones juntas ,sentía como millones de mariposas revoloteando por mi estómago.
Pero alguien más había escuchado eso.
—Eres afortunado porque llegó tu pedido—dijo sonriente la camarera.
Resoplé por lo bajo para evitar que se diera cuenta de que su actitud me molestaba bastante.
—Gracias—dijo Lewis sonriendo.
— ¿Qué dijiste?—pregunté de nuevo, cortando el momento "mágico “que estaba viviendo con la camarera.
—Que soy muy afortunado.
— ¿Por qué?
Quería que él lo dijera para no hacerme falsas ilusiones.
—Soy muy afortunado, porque las tengo a ustedes, ustedes me hacen feliz, me están ayudando a ser feliz de nuevo, aunque a veces peleemos, o discutamos o no me dejen dormir, me hacen feliz.
Una sonrisa se formó en mi rostro y mis ojos se llenaron de lágrimas al escuchar eso. Lewis no era precisamente una persona expresiva ,en realidad se caracterizaba por ser una persona bastante fría y calculadora.
***
Subimos a nuestra habitación, sentía como mi corazón latía de una manera anormal en mi pecho y amenazaba con salirse de esto, sabía que eso era imposible pero últimamente lo imposible se estaba volviendo posible.
Me agaché para susurrar en el oído de Liv.
—Princesa ve a buscar tu regalo.
Ella abrió la puerta y entró corriendo.
— ¿Dónde está mi regalo?—preguntó Lewis intentado contener la emoción pero su tono de voz se elevó un poco más de lo normal ,impidiendo que esto fuera posible.
—Búscalo—dije guiñándome un ojo mientras me apoyaba en el marco de la puerta para observar mejor la escena.
Tardaron 5 minutos en encontrar los regalos .Las expresiones en sus caras lo decían todo, y me di cuenta de que había acertado, aún sabía elegir regalos buenos.
Me felicité a mí misma internamente.
— ¿Tío Lewis sabe toca la guitarra?—preguntó Liv mirándome sorprendida.
—Y el piano también—le dije sonriendo—Es un muy buen músico, tiene una voz hermosa.
— ¿De qué hablan?
—Tía Emma dice que tienes una voz hermosa.
A esta niña le encantaba mandar al frente a las personas que conoce.
—Está en lo cierto—dijo sonriendo—Siéntense les voy a tocar mi canción favorita.
Comenzó a tocar Wonderwall.
Yo sabía por qué era su canción favorita. Esa canción le recordaba a mí.