Durmiendo con el enemigo.

23

Mientras nos fundíamos en un abrazo cálido sentí que alguien rodeaba mis piernas de la misma manera en la que yo rodeaba el cuello de Lewis, de una manera tierna y sincera .Expresando muchísimas cosas, miedo, alivio, amor, eran algunas de las pocas cosas que se podían transmitir con algo tan simple como un abrazo.


Limpie las lágrimas de mi rostro, para no alertar ni tener que darles explicaciones a Liv, explicaciones que tal vez no las entendería. La verdad es que sentía que millones de emociones me abordaban y estaba cerca de desbordarme de una forma poco sana, solo quería hacerme bolita y llorar.


Pero no llorar de tristeza, ni de angustia. Llorar de alivio, llorar de felicidad. Porque estuve cerca de perder todo esto, pero por suerte aún lo tengo y pensaba mantenerlo a mi lado lo más cerca de mí posible 
Lewis se agachó para tocar la cabeza de Olivia y le dijo:


—Que te parece si hacemos una fiesta de bienvenida para Tía Emma.


Inmediatamente Liv comenzó a dar brinquitos por toda la cocina .Eso quería decir que estaba más que de acuerdo con la idea de organizarme una fiesta.


—Iremos a comprar todo. Tú descansa—dijo Lewis besando mi frente.

Tomó en brazos a Liv y la acercó a mi rostro.


—Descansa tía Emma —dijo besando mi mejilla.


—Y así lo haré—dije sonriéndoles.


Y así lo hice. Descansé y vaya si descansé.


Realmente necesitaba algo así. En el hospital me fue imposible descansar de una manera adecuada .Con todas las enfermeras pululando a mi alrededor, cambiando cables, tomándome la temperatura, chequeando todo, realizándome análisis, realmente no tenía tiempo para mí, ni para despejar mi mente.


Esa tarde la aproveché para eso. Cuando desperté de mi siesta, tomé un baño de inmersión, y revolví mi clóset hasta hallar el vestido perfecto, el cual usaría en la fiesta. Alisé mi cabello  y en las puntas le hice unas pequeñas ondas, pinté mis labios de rojo, me coloqué mis tacones negro, un poco de perfume y bajé.


Para mi sorpresa ya había mucha gente allí.

Mis padres, los padres de Lewis, amigos de Lewis, mis amigos y amigos que ambos teníamos en común.

Era agradable ver a toda esa gente ahí pero más agradable era saber que estaban allí por mí. Y estaban muy felices de verme sana y salva.


Lewis había contratado una máquina de karaoke y debía decir que lo que sobraba esa noche en nuestra casa era alcohol. 


El descontrol no tardó en llegar, como es de esperarse cuando en un mismo lugar se mezcla mucha gente, buena música  alcohol. Pero en nuestra defensa, más que en la defensa de Lewis que mía, debo decir que fue un descontrol controlado, nada se rompió, nadie tuvo sexo, nadie robó nada. Éramos personas mayores, quienes ya habíamos vivido todo eso, y ahora sabíamos controlarnos.

 
Mis padres se llevaron a Liv ,eso fue un  punto a favor, de no ser así, hubiese sido solo una reunión de amigos  en lugar de una fiesta.


Y rayos si necesitaba una fiesta. Hacía tanto que no iba a una. Extrañaba esto, las luces, la música, la desinhibición que provocaba en mí el alcohol,extrañaba estar rodeada de gente.

Alrededor de las 5 am se fue el último grupo de gente y quedamos solos con Lewis .Con una gran casa que limpiar pero eso no nos importó, caímos desplomados en el gran sofá ,en un estado casi catastrófico.


—Estamos solos al fin—dije riendo como loca.


—Si—dijo apoyando su cabeza en el hueco que se formaba entre mi hombro y mi cuello—Estamos finalmente solos, y sé que podemos hacer—dijo besando mi cuello.


— ¿Crees que esté bien?—lo miré dudosa.


—Si no lo está lo descubriremos luego, pero por favor dime que sí. Llevo tiempo esperando por esto.




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