Me puse mi mejor traje, si iba a hacer esto lo haría bien.
El traje moldeaba mi cuerpo de una manera increíble, no dejaba nada a la imaginación y sabía que a Lewis le gusta eso. Aún tengo grabada en mi cabeza la cara que puso cuando fui a su casa usando una remera pegada y un pequeño short ajustado.
¿Que si lo disfrutaba? No más que cualquier otra mujer en la faz de la tierra.
¿Que si lo estaba manipulando? Puede que sí. Pero no iba a dejar que se fuera así como así.
Había luchado mucho para tenerlo de vuelta conmigo y me resultaba extremadamente doloroso el dejarlo ir de nuevo.
La bocina de su auto sonaba afuera, habíamos decidido dejar a Liv con mi madre y decidimos mantenerla ajena a todo esto.
Era lo mejor.
Subí al auto en silencio y en silencio pensaba permanecer, si hablaba de mi boca solo saldrían insultos hacia su persona y el haría lo mismo y hacer eso sería volver en el tiempo.
— ¿No vas a hablar?
Nada salió de mi boca.
—Veo que no. Si quieres desperdiciar nuestros últimos momentos juntos así, hazlo. Pero te arrepentirás luego.
—Últimamente me estoy arrepintiendo de muchas cosas.
— ¿Qué insinúas?
—Nada.
Una mueca amarga se dibujó su rostro en el que 48 horas atrás había una gran sonrisa.
—Mi vuelo sale a las 22.
—Ok.
Llegamos al estudio de abogados, el mismo estudio donde estuvimos un tiempo atrás, donde nos comunicaron la decisión de Lottie .Muchos recuerdos me embargaron.
—Buenas tardes señor y señora Townsend. Ya me comunicaron por qué están hoy aquí y debo decir que me apena mucho.
—A nosotros también—dijo Lewis.
—Aquí tienen los papeles ,una vez que los firmen estarán oficialmente divorciados.
Lewis me miro a mi y al papel y volvió a mirarme poco convencido y haciendo una silenciosa pregunta a la que respondí inmediatamente al firmar esa hoja que le ponía fin a todo a nuestra relación, familia, a la felicidad, a toda la lucha, al dolor por el que pasamos, a nuestra historia, con su pasado, su presente y su hipotético futuro morirían cuando las dos firmas yacieran en ese papel.
La codicia y la ambición habían acabado con nuestras vidas. Con todo y nos habían dejado nada más que dolor. Uno muy fuerte.