Eat Me: Cómeme

CAPITULO 7.

—Claramente es tú ángel de la guarda— me dice Kari mientras ve la pantalla de la computadora.

Dentro de la morgue o “carnes frías” como se refiere Karime a este lugar, hay un par de escritorios donde Aiden y ella se dedican a procesar la información y realizar sus informes. Claramente después de mi experiencia de ayer me sentí con la necesidad de averiguar lo que esa USB tenía y no quería hacerlo sola. Llegué a la academia mucho antes que la mayoría de los profesores y en cuanto vi a Kari sabía que ella tendría que ser mi cómplice. De inmediato me llevó a su escritorio, tome prestado la silla de Aiden y vimos cada archivo. Era el vídeo de esa reportera aún sin procesar; burdo, mostrando mi rostro lleno de pánico mientras sus preguntas empiezan a destrozar mi cabeza, Karime puso pausa justo en el momento en que veo mis esperanzas por sobrevivir echas mierda.

—No creo que así se vean los ángeles de la guarda— le comenté mientras recordaba de nuevo a esa presencia que entró en mi casa. La describí como la recuerdo y aunque estaba oculto por las sombras, sus ojos se quedaron clavados en mi mente.

—Bueno, nadie dijo que los ángeles tuvieran que ser bonitos— levanta los hombros mientras se mese de un lado a otro en su silla.

—Agente Cárter, entiendo que tenga un gusto retorcido por la muerte y estar metida en esta morgue, pero ¿Puede regresar mi silla a su lugar?— La voz de Aiden me toma por sorpresa y pego un brinco antes de voltear hacia él y verlo como siempre, apuesto con un traje ahora de color azul rey, sus guantes negros de siempre y su altivo ego llenando el lugar.

—Perdón— Le sonrío apenada antes de levantarme de su asiento y dejarlo de nuevo en su lugar, cuando volteo hacia él noto que ve la pantalla de Kari y sonríe de lado mientras mueve su cabeza de un lado a otro de forma sutil.

—Bueno, yo tengo que mandar a hacer unos estudios de la muerta de ayer— Kari se levanta y sale con prisa del lugar dejándonos solos.

—Obtuviste la grabación— se acerca Aiden y ve la pantalla más de cerca.

—¡Si! Bueno… no… yo no… yo no acepté— intento aclarar que no hice ningún trato con esa reportera, por alguna extraña razón me preocuparía qué pensará lo contrario. Como si temiera lo que pensara Aiden de mí.

—Lo sé. ¿Qué harás con eso?— Noto en sus ojos y en su voz que en verdad me cree.

—Destruirlo.

—Noto algo de incomodidad en tu voz, algo te perturba.

—¿Me estás analizando de nuevo?

—Una manía que tengo, inevitable por desgracia. Tan molesta y difícil de quitar como respirar.

—Estoy preocupada por la reportera. No quisiera enterarme de que le pasó algo, que… esa criatura le hizo algo por obtener la USB— noto como Aiden me ve sorprendido por mis palabras.

—La reportera y su camarógrafo están bien, no debes de preocuparte por eso— regresa de nuevo a su escritorio dejando en claro que me ignorará.

—¿Cómo lo sabes?— Me acerco por un costado intentando ver su rostro.

—Agente, mantenga su distancia y evite su intento de analizarme, yo soy el único especializado para tal labor. Si te lo preguntas: No, yo no tuve nada que ver en esto y no conozco a ese ángel o demonio del que hablaban Kari y tú. Si la reportera y su equipo les hubiera pasado algo ya estaríamos tras el caso ¿No crees? El tiempo de respuesta de la policía aquí, aunque no es el mejor, tampoco es el más lento— empieza a teclear en la computadora sin despegar su mirada del monitor.

—¿Escuchaste nuestra conversación?

—No por completo, solo su discusión de que si la criatura que le entregó la USB es un ángel o un demonio, lo cual se me hace carente de lógica, cualquiera que trabaje aquí sabe que el cielo y el infierno están muy lejos de la tierra.

— Lo que vi fue irreal, sus ojos, animales y a la vez humanos. Sea lo que sea me ayudó, no entiendo por qué lo hizo, pero es un gesto que nunca olvidaré— me concentro de nuevo en esos ojos rojos a mitad de la noche y me quedó absorta en mi mundo hasta que un carraspeo me saca de mi ensoñación.

—¿Te has enamorado de una criatura de ojos rojos cuyo aspecto desconoces?— Veo su sonrisa divertida y burlona, se cruza de brazos y espera paciente mi respuesta mientras pongo los ojos en blanco.

—Vaya que eres molesto.

No tardo en decir mi frase cuando la puerta se vuelve a abrir, es Jason con otro expediente, esté más grande que el anterior. En cuanto nos ve sonríe alegremente y me ofrece el pesado materia mientras que Aiden parece molesto por está interrupción.

—Que bueno encontrarte aquí, Simone— Jason me dedica una sonrisa enorme después de que estrecha mano.

—¡Jason! Mi detective favorito, ahora ¿Cuál es el motivo de tu invasión?— Aiden suena sarcástico y molesto al mismo tiempo.

—Aiden, también me da gusto verte— Jason suspira apesadumbrado, creo que estos dos no se soportan ni siquiera por la obligación del trabajo. —Descubrimos quien es el segundo cuerpo, la madre ya lo identificó de madrugada.

—“Marina Boulton”— Pronuncio su nombre con forme lo leo en el encabezado del expediente —32 años, al igual que la otra es una encantadora hija de millonarios que no tiene respeto por otra vida más que la suya.




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