Eat Me: Cómeme

CAPITULO 8.

«AIDEN»

Estoy en la morgue pensando seriamente en lo que está pasando últimamente en mi vida, tenía algo muy tranquilo y mantenía un bajo perfil con bastante facilidad, pero desde que llegó Simone siento que en cualquier momento haré una estupidez por su culpa y la clara muestra es esa maldita reportera, bien pude dejar que ella y Simone arreglaran sus diferencias, pero no lo hice, simplemente sentí la necesidad de meter mis narices en ese problema y poder ayudar a la agente.

—Doctor ¿En qué piensa? Parece muy distraído.

Karime me ve fijamente con curiosidad, carga unos papeles entre sus brazos, como siempre los oprime contra su pecho como si tuviera miedo de perderlos o tirarlos. Esta criatura ha trabajado conmigo por lo menos 3 años, ha sido una ayudante excepcional y muy ingenua, de la mano con eso debo de admitir que tiene un corazón muy noble y comprometido, en verdad se avoca a su trabajo y aunque nunca demostró ser muy minuciosa o atenta a los detalles, ha aprendido todo lo que le he enseñado y lo ha puesto en práctica. Ya es una mujer, pero no ha perdido la inocencia de la infancia.

—Nada importante Karime. ¿Qué traes ahí?— Sonríe orgullosa de haber llamado mi atención, parece un pequeño cachorro de labrador moviendo la cola y esperando una palmada en la cabeza.

—He estado investigando, parece que anteriormente hemos tenido casos similares a los de Catherine y Marina, solo que han estado tan desperdigados en el tiempo que los tomamos por un asesinato casual, además de que no eran personas con un nivel económico tan grande como las más recientes y como no hubo mayor investigación se fueron al cajón de casos sin resolver. Posiblemente estamos ante un caso de asesino serial— la emoción con la que me dice todo me hace sentir la falsa sensación de estar tan emocionado como ella, pero al final recuerdo que ya sé quién es el asesino y se me pasa.

—Bien, ¿hablaste con Emerich?

—Sí, él fue quien me dio los expedientes… empezaré a meter en una base de datos todas las coincidencias entre las víctimas para poder definir si están ligadas en verdad a un solo asesino y descartar las que solo parezcan una copia de su trabajo.

—Bien, que divertido— giro en mi silla y reviso el reporte de la autopsia de Marina que hizo Kari para poderlo entregar más tarde a Emerch, pero sinceramente mis ojos no están leyendo nada, simplemente veo las letras con forme bajo el cursor.

—Doctor, en serio ¿qué tiene? No está siendo tan sarcástico e irónico como siempre.

—Estás tan acostumbrada al mal trato que te doy que cuando me comporto de forma educada decides que algo anda mal conmigo… eso es bastante triste, ¿no crees?

—No soy psicóloga, ni sé todo lo que usted sabe, pero de algo estoy segura, desde que la agente Simone Cárter está con nosotros usted ha cambiado— su comentario cae como una cubetada de agua fría, pero intento mostrarme normal y desinteresado, como si sus palabras no hubieran causado nada —y creo que eso es lindo— sonríe emocionada y de manera infantil se abraza a los documentos entre sus brazos mientras sus ojos muestran un brillo lleno de ilusión.

—Creo que estás viendo cosas que no, tu cerebro anhela tanto verme implicado con alguien del sexo femenino que al llegar Simone a nuestras vidas empezaste a hacerte ideas erróneas sobre nuestra relación laboral, pequeña Karime.

Me levanto de mi asiento y empiezo a caminar por la morgue, como si estuviera buscando algo, pero en verdad busco deshacerme de la mirada de Karime, claramente no creyó ninguna de mis palabras lo cual solo me hace sentir de cierta forma vulnerable ante su juicio. Inhalo con fuerza para soltar un suspiro y de repente detecto un olor en el ambiente, bastante particular, es el olor de la sangre, pólvora y la esencia de Simone. Una angustia se apodera de mí, siento como el vello de mi nuca se eriza poniéndome alerta. Volteo hacia la puerta y no dudo en salir por ella siguiendo ese olor que con cada paso se vuelve más fuerte. Camino hacia el elevador y en cuanto este se abre aún estado muy lejos de mí, veo a Jason sacando con cuidado de él a Simone, ella sostiene su brazo derecho con el izquierdo, el detective la acerca a una banca a lado del elevador y sale corriendo mucho antes de que detecten mi presencia. Mi corazón se detiene cuando veo el rostro pálido de Simone, parece tranquila, pero su ropa, principalmente la manga de su suéter, está llena de sangre desde el hombro hasta la muñeca; sus dedos dejan caer algunas gotas carmín sobre el piso blanco a sus pies. Cuando me doy cuenta he llegado hasta ella, mis pies no se han detenido, noto como levanta su rostro asombrado de verme.

—Doctor Aiden, buenas tardes— sonríe tranquilamente, como si nada hubiera pasado, como si no sintiera dolor.

—Apestas a sangre— me siento a su lado y veo su brazo, le quito con cuidado su mano de la herida, pero la ropa no me deja ver más, todo es rojo carmín volviéndose negro. Una mueca de dolor tratando de ser reprimida me obliga a detenerme —¿Dónde está el imbécil de Jason?

—Fue por enfermeros de la clínica para que me atiendan, me pidió que me quedara aquí, que ya vendrían ellos y me movilizarían— pongo los ojos en blanco, tardará años en que le hagan caso.

—¿A quién se le ocurre traerte aquí para tu pronta atención?

—Fui yo quien insistió, no creo que sea algo complicado ni de emergencia— me responde tranquilamente, pese al dolor que debe estar sintiendo se mantiene muy estoica. No puedo evitar suspirar antes de levantarme y voltear de nuevo hacia ella.




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