Eat Me: Cómeme

CAPITULO 28.

Salgo de las catacumbas de la academia, veo a Akos recibiendo información del otro agente de asuntos internos y decido seguir yo sola hacia el estacionamiento, camino con paso rápido sin prestar atención a si me están viendo o no. Entro al elevador y cuando las puertas se empiezan a cerrar frente a mí veo a Akos acercándose dispuesto a detenerlo, pero no lo logra, el elevador se cierra antes de que sus manos puedan alcanzar las puertas. Los números de arriba empiezan a descender hacia el estacionamiento, el sonido de una campanilla me avisa que llegue a mi destino y que las puertas se abrirán. Salgo a paso rápido del elevador y camino hacia mi Challenger, me hinco frente a la llanta delantera y busco por debajo de la salpicadera la llave de repuesto. Entro rápidamente y acelero de regreso a mi casa.

En un alto conecto por bluetooth mi celular al estéreo y decido poner algo de música, necesito inspirarme. En cuanto tomo el camino que lleva directo hacia mi casa siento algo de desconfianza, los árboles reemplazan a los edificios y siento que en cualquier momento puede salir esa cosa e intentar arrancarme la cabeza. Acelero aún más intentando distraerme con la canción que suena por las bocinas cuando algo choca con la parte trasera del carro, cae macizo y pesado en la cajuela, siento como el auto pierde un poco el control. Veo por el retrovisor a la bestia que tanto temía, su pelaje se mueve con el viento mientras sus garras se aferran al metal. Acelero aún más sin quitarle la mirada de encima al animal, de repente freno y giro dando una vuelta en “u” forzada, haciendo que la criatura logre separarse de la carrocería y salga disparada hacia el pavimento girando en el hasta detenerse, me quedo estática viendo por el retrovisor si la bestia decide levantarse, pero parece que no es el caso. Tomo con mi mano el celular y trato de entrar a los contactos, necesito hablar con Akos, tal vez sea buena idea explicarle que un wendigo me está persiguiendo.

La criatura empieza a levantarse y marco el contacto sin siquiera mirar el celular, escucho el sonido de llamada por las bocinas del auto al mismo tiempo que un rechinido de llantas, pongo la reversa y me aproximo hacia ella antes de que pueda levantarse, buscando arrollarla. Piso a fondo y al mismo tiempo que el auto choca contra su voluminoso cuerpo alguien decide contestar mi llamada  desvio la mirada del retrovisor y me concentro en escuchar.

—¿Hola?— Aunque esa voz me es conocida no es la que esperaba escuchar.

—¿Desmond?— Le digo algo desilusionada.

—¿Cárter? ¿Todo bien?

—No exactamente…— antes de que pueda continuar escucho como algo se aferra al auto. Veo por el retrovisor como la criatura clava sus garras por los costados de la carrocería y empieza a levantar el auto lentamente. —Necesito que le hables a Akos y le digas que tiene que buscarme a 10 mts de mi casa, posiblemente alrededor de ese punto, no se a ciencia cierta donde vaya a terminar— le explico mientras acelero, pero la llanta no toca el suelo y solo gira sin parar.

—¿Qué está pasando? ¿Estás bien?— Su voz se torna angustiada, como si fuera capaz de presentir mi final.

—Eso quiero creer— de repente la bestia me avienta hacia el bosque, el carro sale disparado con una facilidad sorprendente.

El auto sale volando contra los árboles, choca y gira en el aire mientras los gruesos troncos desvían su trayectoria y las ramas disminuyen la velocidad. Por dentro yo reboto de diferentes formas, el cinturón de seguridad me mantiene fija al asiento, pero mi cabeza choca contra el volante y regresa a la cabecera del asiento más veces de las que puedo contar. Mi mente se apaga, no soy consciente de en qué momento el auto se detuvo, simplemente mis ojos se quieren cerrar, respirar se vuelve complicado y percibo un calor que emana de mi frente. Cuando vuelvo a abrir los ojos veo a la criatura frente al auto, me ve fijamente, con malicia. Mi cuerpo no responde, estoy consciente de que debo de actuar, hacer algo, pero me siento débil, adolorida mis ojos se vuelven a cerrar y sin ser capaz de percibir el tiempo que ha pasado, vuelvo a abrir los ojos, está vez el monstruo está más cerca del auto, se apoya en el cofre como si quisiera verme bien a través del parabrisas roto. Cierro mis ojos de nuevo, me siento cansada, adolorida y sobre todo desmotivada. Creo que estoy a punto de dejar que esa criatura acabe conmigo, no meteré las manos para defenderme.

El sonido de un golpe fuerte me hace abrir los ojos de par en par, veo a la bestia siendo sometida por una criatura igual que ella, pero más grande. Al principio espero que sea Aiden el que está interviniendo, pero entre más veo a la criatura más le encuentro diferencias, empezando por qué su pelaje es más claro, incluso hacia las puntas tiene destellos dorados difíciles de ignorar. Una pelea encarnizada se lleva frente a mis ojos, la bestia que acaba de aparecer golpea a mi victimaria con fuerza y sin piedad hasta que un golpe muy fuerte la termina sacando lejos de aquí. La criatura ganadora tiene la misma anatomía que su contrincante, es un wendigo. Tengo la necesidad de salir corriendo de aquí, bajo la mirada y noto que mi pierna está aprisionada entre el tablero y el asiento, por más que intento forcejear para sacarla, me es imposible y solo consigo lastimarme más. Echo la cabeza hacia atrás mientras mi respiración se vuelve difícil. Cierro mis ojos de nueva cuenta, después de percatarme que la criatura me está viendo; cuando los vuelvo a abrir noto que esta viene hacia mí por un costado, vuelvo a cerrar los ojos y esta vez los mantengo así por un buen rato; vuelvo a abrir mis ojos cuando una sensación de dolor y calor se apodera de mi pierna, veo hacia ella y noto como un par de manos con garras separa el tablero de mi carne liberándome, levanto la vista y veo a ese segundo wendigo intentando sacarme del auto, toma el cinturón de seguridad y lo rompe con facilidad.




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