Ebrio Instinto

3. Labios sabor recuerdos

Kristal abrió la puerta, al contrario de Alyssa, ella aún no estaba ni siquiera a medio arreglar. Tenía una camiseta gris, que por su estado quedaba claro que era su prenda recurrente, y un moño mal hecho, adornando su cabeza.

—¿Alyssa?— dijo mirando la hora en su móvil, hizo una mueca horrorizada y le hizo una señal para que pasase —. Pasa, pasa. Se me ha pasado la hora.

Se avergonzó al darse cuenta de que no estaba meramente presentable para la chica.

Pero tampoco importaba tanto, ¿no?

—Siéntate en el tocador, yo me voy vistiendo ¿Quieres que te deje algo? Estás muy guapa así —añadió caminando hasta su armario.

Alyssa sonrió nada más verla. Le hizo gracia verla así, aunque ahora debía darse prisa si quería llegar a tiempo.

—No pasa nada, aunque ahora irás con algo de prisa— se sentó donde le dijo y se miró en el espejo, aunque no tardó mucho en desviarse en otra cosa, como su teléfono—. ¿Qué has estado haciendo para no vestirte?—se rió.

Revisó de nuevo su teléfono, para ver si había algún mensaje de Thomas.

—Y a lo anterior, no te preocupes, ya estoy lista, aunque no sé si como me he maquillado está bien—Le respondió a Kristal, se miró de nuevo en el espejo e hizo una mueca.

—Yo no tardó nada en prepararme— dijo quitándose la camiseta dando saltos de un lado a otro en la habitación mientras se preparaba. A la vez que la recogía —. En seguida estoy contigo, aunque si te gusta cómo vas maquillada, yo no entro —dijo quitándose el pantalón corto de debajo y pasándose un vestido por encima hasta ajustárselo, era negro, simple y sencillo, de todos modos en las fiestas nunca se prestaba especial atención a la ropa.

Estaba casi lista, sólo le faltaba maquillarse.

En cuanto Kristal se termino de vestir, Alyssa se giró para verla.

El vestido de Alyssa parecía mucho más infantil, pero ella siempre solía ir así, el único color fuerte que soportaba era el rojo.

—Wow, me encanta como vas—se apartó del tocador para que su amiga pudiera maquillarse.

—Gracias cielo, a mi me gusta tu vestido— dijo sentándose al lado y mirándose en el espejo comenzando a maquillarse—. A mi no me quedan bien los colores pastel. Me hacen ver como si estuviese enferma —bromeó negando con la cabeza algo sonriente—. ¿Segura que no quieres nada más? Tengo prácticamente de todo, purpurina, sombras de ojos... Estrellas —comentó sonriendo.

—No,  gracias, no creo que debamos hacer esperar mucho a Thomas, seguro que le es incómodo—dijo y entrelazó sus manos—. Pero puedo ayudarte con lo que quieras.

Le sonría tiernamente, Alyssa.

Kristal se sonrojó ligeramente. Si no fuese porque ya tenía la base puesta se habría notado, pero una vez más, el maquillaje le salvó.

Sonrió y volvió la vista al espejo sacudiendo la cabeza

—Seré rápida— dijo tomando el brillo de labios para pintar a su amiga —. Estaba leyendo y se me fue la hora por completo.

Alyssa, se dejó maquillar, no pasaría nada si Thomas esperaba unos minutos más.

—-¿Que... leías?—Estaba tan centrada en los labios de la contraria que ni si quiera se dio cuenta de lo que había dicho hasta que fue tarde.

Kristal caminó hasta la cama y alzó el colchón metiendo la mano y sacando un libro pequeño, de bolsillo. Con la tapa azul y dorada

—Es un libro de poemas, creo que era de mi bisabuela —Murmuró Kristal tendiéndole el libro, le estaba ofreciendo leer.

—Venga, no quiero hacer esperar Thomas—dijo Alyssa, tomando su bolso y ajustándoselo al hombro.

Sonrió y se sonrojó un poco.

—Estás muy guapa, Kristal—Apartó la mirada un poco—. Vamos.

Salieron de la habitación y fueron a buscar a Thomas.

Mientras caminaban, lo llamó.

<< Thomas, ¿dónde estás? Ya estamos saliendo de los dormitorios. >> — decía por su teléfono.

Minutos antes, Thomas estuvo conduciendo hasta llegar a donde se encontraban Alyssa y Kristal. Aparcó en la acera, golpeando con los dedos el exterior del coche un poco nervioso.

—¿Esperamos a alguien? ¿A quién has invitado? — Alexa miró hacia la residencia de estudiantes y luego a Thomas.

—Van a venir con nosotros Alyssa y Kristal, les vamos a enseñar lo que solemos hacer—dijo atento al exterior.

—¿ Alyssa y Kristal? Espera... ¿KRISTAL? ¿Por qué no me lo habías dicho antes? — bajó la música.

—No pensé que te fuera a molestar... Siempre vamos solos, además, es para enseñarle a Kristal un poco la ciudad y lo que solemos hacer—la miró, extrañado por su reacción—. ¿Te pasa algo?

— No, tan solo habría estado bien que me hubieras avisado. Tengo... Tengo un pasado con Kristal. Y si te digo la verdad, no es que... — se lo pensó un par de veces —  Es incómodo, ¿sí? — le sonrió a Thomas.

—Humm — Dijo mirándola de reojo —... ¿Una de tus aventuras románticas?

 




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