Ebrio Instinto

7. Clothing or Truth

Thomas había escuchado una de sus conversaciones.

—Mejor juguemos, ¿no?...—le oyó decir a Alexa.

Y decidió interrumpir un poco, ya que pensaba que estaban comenzando a beber demasiado por la cantidad de vasos de chupitos vacíos.

—¿Qué hacéis?—se coló entre la gente, mientras la chica de antes, se pegaba a él para pasar fácilmente. Se hizo el tonto—. Pero bueno, ¿cuánto habéis bebido, ya?

—Estamos jugando una ronda de 10—sonrió pícara, Alexa—.Pero la chica está aguantando bien—miró a Thomas—. Llevamos 8—se quedó seria.

—¡¿Ocho?! ¿No creéis que estáis yendo muy lejos?

—¡Pero si es muy divertido!—dijo la chica de antes, que le acompañaba a Thomas; riéndose.

Thomas le echó una mirada fulminante.

—Digoo— rectificó al verlo—. Bueno, con moderación; claro.

—Yo aún puedo terminar la partida—se sirvió Alexa misma el próximo y se lo tomo—.No tengo problema en seguir...

Thomas, miró a Alexa suplicante, pues sabía que haría lo que fuese con tal de ganar, además, confiaba más en el aguante de su hígado.

—¿Me vas a hacer acabar, ya?—Alexa se quedó en silencio. Thomas le estaba suplicando no seguir, y Alyssa al otro lado de la mesa estaba sujeta a esta. Estaba claro que el alcohol estaba haciendo efecto—.Está bien—levantó sus manos en signo de paz —. Pero lo hago por ti, no te quiero arruinar la noche—miró a Kristal.
Tomó su siguiente trago.

Dió un golpe seco sobre la mesa.

Fuera.

Thomas se acercó a Alexa.

—Gracias, Alexa.

—Quédate con ella, ¿sí? No creo que pueda mantenerse en pie—le dijo acercándose a él.

Entonces Thomas se acercó a Alyssa.

—¿Te encuentras bien? ¿Necesitas algo? — le preguntó preocupado.

—Vaya—dijo la chica de voz chillona y entrometida, interrumpiendo—... Con lo divertido que era...

Thomas se giró hacia ella, enfadado, aunque por el bien de la fiesta procuró no liarla.

—Luego voy contigo, ¿vale? Es mi amiga y necesita ayuda—se excusó refiriéndose a Alyssa.

Ella se acercó sensualmente a él, hasta darle un beso en la mejilla.

—Te espero dentro de la casa, arriba en los cuartos, por cierto... Soy Rachel.

—Yo James—Mintió. No tenía el más mínimo interés en conocerla.

Ella se fue en dirección a las escaleras de la casa y Thomas volvió con Alyssa.

—¿Alyssa?—le intentó ayudar Kristal.

Mientras, Alexa intentó volver a tomar el control de su plan.

—Kristal, déjala. Thomas le ayudará— dijo cuando le vió, nerviosa, intentar mediar con Alyssa —.Yo me piro de vuelta para la cocina, ella se viene conmigo—señaló a la chica que le ayudo durante toda la noche —. Kristal , si quieres ven y te tomas una copa; necesitas tranquilizarte— sonrió y se fue.

Alyssa iba poco a poco olvidándose de todo, así que miró a Thomas y sonrió.

—Mira, Thomas, he ganado—se rió, mirándole ilusionada y cogió otro chupito ella sola, para seguir bebiendo—.Incluso haciendo trampas he ganado.

Alyssa ya se había olvidado en esos minutos del enfado, cuando vió que había ganado.

—Oyeeee, ¿quien es tu amiga?—preguntó curiosa mientras se tomaba el vasito que había cogido. Quiso levantarse de esa mesa para irse a la barra, y aunque no andaba muy mal, se tambaleaba cada poco.

Thomas se acercó a Alyssa antes de que fuera a la barra y se puso en su camino.

—Creo que no debes beber más, ya lo has hecho suficiente—le sonreía para intentar que le hiciera caso—. ¿Y si hacemos otra cosa mejor?

Alyssa se tambaleó un poco cuando se le puso delante, cayéndose un poco hacia delante, pero intentó recobrar el equilibrio.

—Oooooh, ¿por qué?—hizo un puchero con cara triste—.Yo quería seguir bebiendo.

Intentó seguir avanzando pero como no le dejó, le volvió a mirar.

—¿Qué quieres hacer?—Thomas miró rápidamente a su alrededor y visualizó un grupo que ya antes había observado, estaban jugando a prenda o verdad en el salón de la casa y se podía ver por los ventanales que daban al jardín.—¿Te apetece jugar a prenda o verdad?

Ella miró a donde señaló y asintió emocionada.

—Me encanta ese juego, pero me asusta un poco, siempre suelo quedar casi desnuda.

Alyssa, lo agarró de la mano y tiró de él para ir hacia allí, aunque se iba tambaleando un poco. Pero ella seguía, hasta que llegaron.

—¿Le preguntas tú, si podemos jugar?

—Sí, claro—respondió Thomas sonrojado al sentir la mano de Alyssa contra la suya.

Abrió la puerta corredera de cristal.

—Ey, chicos, nos unimos ¿vale?—ayudó a Alyssa a entrar sin tropezar mientras miraba a alguno de sus amigos de clase que se encontraban en el corro.




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