Ebrio Instinto

9. Call an ambulance, dammit!

Thomas, que acababa de bajar, contempló la escena atónito. No comprendía cómo habían llegado a esto. 
Corrió haciéndose hueco entre la gente y miró a Alyssa fijamente para ver todas las heridas que tenía.

<<¡Mierda! ¡No!>>—pensó Alexa.

Esas no eran sus intenciones. Estaba en la mierda. Se agachó a atenderla, pero no iba a responder. La gente alrededor se empezó a alterar, y dejaron la cocina. ¡JODER! ¿QUE ACABABA DE HACER? En su frente empezaba a notarse algo de sangre, y ella estaba toda empapada en la bebida. Había caído sobre botellines y algunos cristales. Le ayudo. Lo intento, pero no sabía que hacer.

—¡QUE ALGUIEN LLAME A UNA AMBULANCIA, JODER!—gritó Thomas—.Alyssa—le daba pequeños toques en la cara—. Alyssa, háblame.

Mientras tanto se volvía a quitar la camiseta para apoyarla donde tenía la sangre e intentar cortar el riego.

—¡¿Qué ha pasado Alexa?!—su voz era muy distinta a cualquier otro tono que hubieras oído de él, se le notaba angustiado, muy estresado, apretaba fuertemente la mandíbula.

Cuando Alexa, levantó la mirada, unos ojos, y una mandíbula que empezaba a notarse, parecían culparla de eso...

—Yo-yo te juro que no he sido, ¿sí?—se levantó— Vino a por mí y empezó a pegarme, yo tan solo la asustaba. Tú lo sabes, no sería capaz de hacer esto, pero alguien me empujó, y la botella...—miró a Alyssa en el suelo—¿Qué hacemos, joder?—un nudo comenzaba a crearse en su garganta.

—Alexa, llama a una ambulancia—dijo Thomas.

La chica con la que había estado antes Thomas, bajó las escaleras corriendo:

—¡Que nadie llame a nadie!—se iba poniendo la ropa mientras llegaba— Como llaméis a alguien la vamos a liar, ¡mis padres me matan!

<<Así que me lié con la que formó la fiesta... Genial>>—pensó Thomas.

—¿Entonces, nadie va a hacer nada?— preguntó Thomas, nervioso.

—Seguramente necesite puntos—le miró, Alexa.

—Vamos—se incorporó y cogió a Alyssa entre sus brazos—. Coge la toalla del baño y sube a mi coche—miró a Alexa

—Vale...

Luego dirigió su mirada a Rachel.

—Que sepas que follas fatal—luego escupió al suelo—. Espero que te lo pases bien limpiándolo todo.

Alexa fue al primer baño para coger un par de toallas, y salió por la puerta. Le abrió la puerta de los asientos de atrás y Thomas la colocó allí.

Thomas subió al asiento sin decir nada.

—Échate el asiento hacia atrás y estate atenta de ella, ¿eh? No la líes más, joder.

—Arranca y vayámonos. No le pienso hacer nada, ¡va!

Thomas arrancó el coche y comenzó a conducir a toda prisa por la carretera vacía.

—Hazme el favor de poner algo blanco en la ventanilla, Alexa. Un trapo o unas bragas. Me la suda—mbiraba por el retrovisor preocupado, aunque conducía muy bien, aparentemente no era la primera vez que conducía a esa velocidad

Hizo lo que le había dicho, y siguieron en carretera...

Fue un accidente. Y ahora... Cómo las cosas se compliquen, Alexa estaba en problemas.

Al llegar al hospital, paró donde solían hacerlo las ambulancias y aparco el coche.

—Vamos Alexa—salió del coche.

Corrió a coger a Alyssa, sujetando la toalla en su cabeza aunque sin presionar mucho.

Una vez que la tenía en brazos, Alexa se encargó de cerrar el coche, y entraron en urgencias. Alexa se dirigió hacía una enfermera.

—Por favor, necesitamos ayuda—miró hacia atrás donde se encontraba Thomas con Alyssa en brazos.

Thomas se acercó con Alyssa en brazos, la enfermera les señaló una camilla para dejarla y llamó a más médicos para ayudarles.

—Quedaros aquí—señaló la sala de espera de urgencias mientras salía corriendo empujando la camilla.

En aquel momento llegó uno de los médicos que se había ido antes con el resto.

—Necesitamos información, ¿qué ha pasado?

—Estábamos en una fiesta—habló, Alexa—. Ella se subió de tono con el alcohol. Y con la tontería, se cayó y... Cayó sobre algunos botellines—miró a Thomas. Sabía que estaba mintiendo. Aunque fuera sido un accidente, no podía decirlo. Aunque corría el riesgo, de que sí lo dijera Alyssa, al despertar.

Thomas dejó de mirar a Alexa y comenzó a dar vueltas. Estaba muy nervioso. Se mordía las uñas, bueno, las pocas que tenía.

—¿Hace cuánto ha ocurrido eso?—le preguntó el médico, a Alexa.

—No lo sé—dijo nerviosa—. Relativamente poco, yo creo que menos de 15 minutos.

—Vale. Gracias...—miró a Thomas—. A lo mejor, deberías hablar con tu amigo

—Gracias a usted—le respondió. Y se dio la vuelta. Thomas estaba dando vueltas. Sabía que a él, le importaba Alyssa.

—Le van a atender, tranquilízate; respira. Me pones a mí, más nerviosa—le cogió de las muñecas y así evitaba que dejara de hacer esa manía—. Va a salir bien de esta, ¿sí?—se le quedó mirando.




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