Ebrio Instinto

12. Blue Night

Thomas salió de casa, llevaba unos vaqueros y una camisa de cuadros abierta que dejaba ver una camiseta negra, de su grupo de rock favorito.

Cogió las llaves y se metió en el coche. Primero iría a por Alexa y luego a por Alyssa.

Mientras conducía se preguntaba cómo sería Alyssa capaz de caminar sin las muletas. Lo más responsable sería llevarlas en el maletero por si acaso. Ya se las pediría a lo largo de la noche.

En el otro lado de la calle, Alexa se terminaba de arreglar: Vaqueros negros y camiseta gris ancha, con el pelo suelto. Bajaba las escaleras. 
Eran las 22:00 cuando a su móvil llegó un mensaje. Thomas le esperaba abajo.

Una vez llegó, abrió la puerta del copiloto, entró.  

Y se pusieron en marcha.

Thomas saludó a Alexa.

— Buenass. — dijo mientras daba la vuelta para ir a buscar a Alyssa —. ¿Qué tal?

— Bien. Preparada para esta noche — sonrió —. Por cierto... ¿Crees que vendrá sola?

— No creo... Parece que su hermano se preocupa por ella. Así que nos acompañará, de todas formas — dijo yendo hacia donde había quedado con Alyssa —. Tú lo conoces mejor que yo, ¿no?

— Fue mi compañero durante un par de años, nada más — jugaba con el colgante en su cuello —. ¿Sabes que tiene un TOC con eso del alcohol? Es decir, se ve que es protector... Así que, tienes que currartelo esta noche, si te quieres llevar a su " hermanita" — le imitó —, por delante algún día — sonrió pícara.

En cambio, al otro lado, Alyssa había decidido no llevar las muletas, ya podía andar mejor, aunque seguía cojeando un poco. Ahora casi no se le notaba, había practicado para no quedar en ridículo delante de todos.  Lo que sí, que le dolía, era el hombro, así que se puso un vestido rojo que era de manga larga, tapándole todos los puntos: sin escote, pero corto, lo suficiente para tapar los puntos de la pierna.

Su hermano había ido casi media hora antes a su cuarto y no dejaba de decirle que se pusiera un vestido más largo y que usara las muletas, pero no le hizo caso.

Tenía idea de ponerse unas zapatillas pero cuando le prohibió su hermano ponerse tacón fue corriendo a por ellos, sabía que era complicado andar así, pero no iba a darle el gusto.

No le dejó salir hasta que él cogió las muletas en la mano.

Al final, ella salió molesta andando lo mas rápido que podía, mientras discutía con el.

—Cállate yaaaaa—dijo cansada. Vio el coche de Thomas donde habían quedado y saludó—. Compórtate.

— No voy a llevarme a nadie — le respondió Thomas cuando los veía llegar —. Ya vienen, uff. Esta noche no se va a parecer en nada a la del otro día — Salió del coche y fue al encuentro de los dos —. Hola — Les saludó — Guardaré las muletas en el maletero.

—Hola— le sonrió, Alyssa —. Le he dicho que no hace falta pero insiste en que tengo que llevarlas—se cruzó de brazos casi haciendo una rabieta—. ¿Me vas a seguir, de verdad, toda la noche?—le preguntó a su hermano.

— No quiero que caigas en otro coma, y... No me fío mucho de tu compañía, hermanita — sonrió, creyéndose de verdad lo que decía.

— ¿Qué compañía? — Preguntó Thomas, un tanto ofendido.

— No quiero que empeore de nuevo, ¿sí? Y no te conozco pero, dejarla a sus antojo en una fiesta, sabiendo lo que tiene; no es de muy buena compañía. Te lo digo a tí, porque sé que Alexa pasará de todas formas. — le dijo a Thomas, y se dirigió a su hermana —. Tú, no te preocupes, hermanita. Yo te cuido, créeme. Vas a salir de ésto — sonrió victorioso.

Alyssa giró los ojos y se subió al coche, ignorándolo.

— Lo último que me faltaba era tenerte a ti todo el rato siendo pesado— dijo Alyssa, mirándolo. Para sonreír, y le sacó la lengua como una niña pequeña—. Thomas, no le hagas caso.

— Bueno, yo no sabía nada de su problema, pero si tan mala está y tanto te preocupas por ella, ¿por qué la has dejado sola tanto tiempo? — Se metió en el lugar del piloto.

— Estaba de viaje, tenía que prepararme unos estudios, y — se pusó nervioso —... También tenía que desintoxicarme yo. No era un buen ejemplo, para mi hermanita — miró a Thomas por el retrovisor.

— En ese caso, no nos eches en cara a los demás las cosas — comprobó que todo estuviese bien —.  Cinturones — dijo dejando caer que se los pusieran. No quería tener problemas con la policía —. ¿Dónde es la fiesta Alyssa? — Preguntó arrancando el coche.

— Es en una casa de por aquí cerca — dijo mirándolos a los dos. No quería mucho lío esta noche. Cuando Thomas arrancó, se acercó un poco para mirar por delante. Cuando pasó un rato señaló una casa con luces y música—. Es esa.

Thomas aparcó en el jardín junto a los otros coches y salió. Se acercó a la puerta de Alyssa y la abrió, tendiéndole la mano a lo caballero, para que pudiese salir cómodamente.

Alyssa, la agarró y le sonrió.

—Gracias—dijo saliendo del coche—. Hola, Alexa, no te había saludado con estos dos queriendo matarse más que nosotras.

—Yo no quiero matar a nadie, no estoy loco como vosotras. — añadió Thomas mientras sacaba las muletas del maletero —. ¿Las vas a llevar tu? — se dirigió al hermano.

— Las llevaré yo. Pero deberías usarlas, hermanita. Con los tacones en la fiesta, te puedes caer.

—No las voy a llevar, ya te lo he dicho—miró la casa y suspiró. Quería tomarse una copa —. ¿Entramos?

— Claro — dijo Thomas mientras cerraba el coche —. ¿Conoces al que hace la fiesta?

— Sí, es un compañero de clase. Así que todo bien —dijo tranquila andando hacia allí.

— Mejor entramos, ¿sí? — sonrió Alexa —. Necesito una copa y — miró al hermano de Alyssa —... perderos de vista —. ¿Alyssa te vienes? — preguntó.

— Por favor —le respondió Alyssa a Alexa, dejando a su hermano atrás.

— Yo voy con vosotras, no vaya a ser que os vuelvan a dar ganas de mataros — dijo Thomas acompañándolas.

Entraron a la casa y era muy, muy grande, casi una mansión. Incluso habían hecho una barra improvisada pra las bebidas.




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