Estoy cansado, llevo horas caminando por este desbastado valle árido, necesito encontrar un refugio lo más pronto posible, no quiero que llueva en cualquier momento. He decidido caminar un poco más lejos y, en la distancia, encontré algo que parece ser una pequeña cueva. Noto como las nuevas están empezando a cambiar alrededor mío. La cueva es lo suficientemente grande para que dos o tres personas entren.
Una vez adentro, cuidadosamente lleno mi cantimplora con el agua que levemente gotea de la tormenta inminente que está por llegar. Tristemente, las criaturas salvajes inconscientemente acaban pulverizadas por las gotas. Tomando ventaja de esta situación, lancé con todas mis fuerzas el agua que recogí para cazar ferozmente a un jabalí, causándole una muerte instantánea y dolorosa, pero esto, será mi sostenimiento para continuar con mi expedición.
La vida desde que estas tormentas toxicas llegaron ha cambiado para siempre, ahora no es posible tener una vida normal, la humanidad ha tenido que adaptarse drásticamente a esta nueva forma de subsistencia. Un claro ejemplo es este valle árido, el cual previamente era el dominio de Derinkuyu, la mítica ciudad subterránea. Ahora es nuestro hogar.
Vivimos como ratas, atrapadas entre túneles y paredes. Y somos tan egoístas que decidimos cambiarle su propio nombre a Yeni Antalya.
Yeni Antalya parece ser un lugar pacífico, sin muchos problemas. Pero aquí estoy yo, caminando a través de este tierra infértil, sin agua, sin vida, sin humanos, solo los ecos del pasados que susurran por el aire generando una atmósfera melancólica pudiendo oír las voces, los gritos y los llantos de sufrimiento de lo que alguna vez tuvo vida aquí. Mi corazón se siente en una constante presión cada vez que camino en este lugar desbastado y puedo percibir como una mirada sigue cada paso que doy, manteniendo de cerca mi rastro.
No me siento seguro afuera de casa pero tengo que hacerlo. Tengo que encontrar los suministros para llevarlos a mi comunidad. La necesidad de alimentar a mis camaradas incrementa minuto a minuto pero no sé si pueda hacerlo; exhausto, fatigado, no puedo encontrar una casa, una vieja tienda con algo valioso en su interior, mis esfuerzos de búsqueda se están desvaneciendo.
Mi visión empieza a estar borrosa, el calor inmenso del medio día golpeándome, sudoroso y preocupado por el agua tóxica. En cualquier momento podría llover y ese podría ser mi fin. Pero un suave respiro de aire fresco me da una segunda oportunidad de sobrevivir. A pesar de mi determinación, las úlceras en las plantas de mis pies empiezan a pelarse, me hacen sangrar y otra vez empiezo a tener la visión borrosa. Justo en el horizonte noto un lugar donde colapsar mi cuerpo demacrado. «Solo unos pasos más, sé que puedo hacerlo». Pensé. Un último esfuerzo, intenté moverme con toda mi fuerza restante pero la visión borrosa que tenía se tornó en un color negro particular. Me caí al suelo, todo volvía a estar en paz... mi consciencia finalmente tiene un extraño alivio.
—¡Kaan! ¡Kaan! ¡Despierta! —Escucho una voz llamándome y sacudiéndome—. ¡Oh Dios Kaan, estás vivo!
Estoy soñando algo por fuera de este mundo; puedo ser como alguien me está tocando, no sé cuales son sus intenciones, mis sentidos son diferentes en este trance, es como sí, pudiera ver que está pasando en el exterior mientras estoy simplemente inconsciente o quizás este es el cielo y estoy siendo cargado por los ángeles.
Mi mente está ausente de mi cuerpo, pero mi cuerpo puede notar como está siguiendo llevado por un hombre, probablemente un conocido y como esta persona está caminando cada vez más rápido mientras los minutos pasan, puede ser que esté preocupado por el agua, quién sabe. La única cosa que puedo contar con certeza es que de alguna manera extraña me empecé a sentir más ligero, justo como sí el hubiera soltado todo mi equipamiento para hacer su trayecto más fácil.
Lentamente estoy recuperando la conciencia, mi mente ahora percibe el paso del tiempo, mi cuerpo me dice que se está haciendo de noche, hay pocas horas de luz ya que la temperatura está desplomándose. Cansado de estar cargado de una manera inexplicable, finalmente, mi cuerpo está otra vez en armonía con mi mente y caigo al suelo bruscamente.
Suavemente empiezo a abrir los ojos, nublados pero claros. Ahora puedo saber quien era el hombre que salvó mi vida. Me ofrece algo de agua. «Ese sueño fue totalmente incomodo; podía sentir todo y en todo momento». Pensé.
—Aslan, mi amigo, gracias a los dioses, que me encontraste. Yo pensé que iba a morir solo.
Aslan estaba confundido y preocupado, no sé porqué, pero lo que importa es que sigo vivo... Continuamos caminando para poder llegar a Yeni Antalya, manteniendo en silencio el valle. El único sonido audible eran nuestras las pisadas de cada uno, alertas por sí notábamos que algo peligroso podría acercarse. «Aslan ha cambiado mucho desde la última vez que lo vi». Pensé.
Después de un enigmático silencio, finalmente estábamos cerca de nuestro hogar, el único lugar en el mundo el cual es considerado seguro en un “Mundo Post-apocalíptico”. Desde lejos, Yeni Antalya parecía solo ser una ciudad abandonada, la vieja Derinkuyu, donde las mezquitas, las casas, las tiendas estaban arruinadas debido al pasado del tiempo, y ahora, la corrosión ha hecho su trabajo destruyendo este lugar memorable. Pero todo cambia cuando entras al inmenso sistema subterráneo. La vida había renacido de las cenizas, aquí adentro hay luces en cada pequeña habitación, un mercado donde la única cosa que no puedes encontrar es algo que no se ha inventado todavía.
La ciudad está dividida en diferentes sectores o comunidades, creando diferencias sociales en cada esquina de cada corredor. El sector donde vivo es llamado Búnker número cuarenta, un sector neutral, preservan su nombre porque podría ser considerado un pecado cambiarlo. Sin embargo, tener estas cosas, hace que la tristeza sea lo único que venga a mi cabeza cuando veo mi hogar pero al mismo tiempo es lo única cosa que tengo. —Aslan interrumpe mis pensamientos, haciéndome saber que ya hemos llegado a la compuerta principal —.