Eclipse Ascendente

Capítulo 7.1: ¡Cómo sucedió!

✿✿✿

Una mañana, mientras me preparaba para ir al comedor común de los de octavo año, una voz fuerte irrumpió por el pasillo y me sacó de mi distracción. Anunció un evento que se hacía una vez al año en la academia. Uno que permitía a los jóvenes de séptimo, octavo y noveno grado (estos últimos antes de su convocatoria de graduación) participar en una misión para evaluar su aptitud y poder graduarse antes de que termine el año de entrenamiento oficial.

—Traigo un comunicado directo del Consejo de Maestros —continuó el mensajero—. A partir de hoy, se ha aprobado la realización de la Prueba Condecorativa. Todos los estudiantes de octavo que quieran participar deberán reunirse en el patio ceremonial dentro de una hora.

Una conversación a mi lado me distrajo:
—¿No era eso para más adelante? —preguntó alguien con tono preocupado.
Al parecer, no era la única sorprendida. Aun así, eso solo alimentó mi curiosidad. Y aunque no lo dijera en voz alta, ya estaba decidida a participar.

—¡Perfecto! ¡No puedo desaprovechar esta oportunidad! —me susurré, apretando los puños.
—Keia, te veo emocionada por participar. ¿Ya decidiste ir? —dijo una voz familiar detrás de mí.
—¡Sí, Cal! Es mi oportunidad… —respondí con una sonrisa.

Cal es uno de mis más antiguos amigos. Jugábamos juntos desde pequeños junto a Soly y Vick.

—¡Aunque tú ya sabías eso, idiota! —agregué, empujándolo con el codo.
Cal solo se rió, como si todo fuera parte de una rutina que habíamos repetido mil veces. Era fácil estar con él. Era simple. Como respirar.

Pero ese día, aunque no lo sabía aún, no iba a ser como los demás.
Una hora y 15 minutos más tarde, en medio del entrenamiento previo a la Prueba, lo conocí a él.
O mejor dicho… a ellos.

El ruido de las voces de los practicantes menores y mayores, el calor del sol sobre la piel y esa tensión en el aire… Y entonces esas dos presencias delante y a mi lado.

Una explosiva y arrogante.

La otra… Imposible de ignorar.

—¡Tengo muchas ganas de hacerles ver lo buen maestro que me voy a convertir! ¡Que lo vean! —exclamó una voz llena de confianza. Jamás había escuchado semejante arrogancia en alguien de nuestra edad...
Al girarme para ver de quién se trataba, no parecía ni fuerte ni especialmente brillante como para sostener semejantes palabras. Pero había algo en su tono —algo que chocaba directamente con mi carácter— que me hizo responder.

—Todo eso tendrá sentido si sales victorioso de esta prueba —le dije, arqueando una ceja mientras lo miraba por encima del hombro.

—¿Qué quieres decir? —me respondió sin dudar, recorriéndome con la mirada de arriba a abajo como si me analizara… o como si fuera a devorarme.

—Soy una montaña frente a muchos aquí —añadió con una sonrisa descarada—. Esta prueba será pan comido si me enfrento a ellos…

Eso hizo hervir mi Lysae. Este niño... No entiende cuán vasto es Eloterra ni el peso que carga el clan Valaryon para hablar con tanta ligereza.

—No pareces tener lo que se necesita. No todo es tamaño y músculos, muchachote… —le respondí con una sonrisa, segura de que no tenía lo que decía.

—¿Ah sí? —respondió ese arrogante, entrecerrando los ojos como si creyera que por ser un poco más alto podía intimidarme—. Bueno, puede ser… pero seguro tengo más que tú, ¿o no?

Me quedé impactada con semejante tontería. Solo pude pensar: “Será mejor que lo deje ser… parece que solo tiene la cabeza hueca después de todo.”

Pero entre el calor de esa batalla de palabras, una voz tímida resopló a mi lado…

—Q-qué… ¡Qué hermosa! —murmuró el otro muchacho. Habló más para sí mismo que otra cosa; casi no logro escuchar lo que dice.

—¿C-co… Cómo te llamas? —preguntó, después de ese susurro.

—¿Uhm? Keia… —respondí, algo confundida por la forma en que me miraba. Parecía como si hubiera visto un fantasma a mi lado… ¡Espera! ¿Y si hay un fantasma a mi lado?

Pero no me dio tiempo a seguir pensando ni a decir nada más: la voz del Maestro Mayor tomó el control de la atención de todos en el patio.

Desde ese primer encontronazo, nuestras miradas se cruzaron más veces de lo que me gustaría admitir.

Y aunque intentaba no prestarle atención, algo en ese idiota… empezaba a llamar mi atención.

No fue hasta que entrenamos juntos que realmente lo noté.

Ahí, entre golpes, sudor y silencio, descubrí que Yeroy no solo sabía hablar con arrogancia… también sabía pelear.

Cuando nos encontramos esa mañana, con el sol aún sin salir del todo, no pude evitar preguntarle: “¿Entonces practicas siempre al amanecer?”. Como era de esperar, su arrogancia seguía intacta, y esa actitud suya no había cambiado… pero ese intercambio de golpes me hizo sentir más cerca de él, como si ya hubiésemos hecho esto antes. Como si nuestros cuerpos se entendieran mejor de lo que nuestras palabras podrían expresar.

Luego de que el Maestro Kerl nos interrumpiera, no pude dejar de mirarlo de reojo varias veces. El profesor debió notarlo, porque soltó un bombazo que casi me hace derramar Lysae por los ojos del bochorno.

—Keia, es raro verte actuar de esta manera. ¿Tanto te interesa este muchacho? —dijo ese estúpido profesor.

—¿Q-q-qué está diciendo, Maestro? —le respondí a ese calvo de mierda… ¡TRÁGAME TIERRA!

Luego de eso fuimos con los demás y no pasó nada interesante con nosotros despues de eso, pero, al otro día volví a cruzarme con él… Nunca había visto a ese chico y de repente me sale por todos lados, es como si el clan fuera pequeño pero es casi una ciudad como la capital de Valeria…

No interactuamos hasta el anochecer de ese mismo día que iba cansada del entrenamiento y con una canasta de pan que había comprado en el mercado, las manos y pies estaban temblorosos por el entrenamiento que tuve antes de volver y fue cuando choqué con él… ¡BAM!

La canasta se me resbaló de las manos al impacto, parecía haber chocado con una muralla, pero él, muy rápidamente, agarró la canasta y me tomó por la cintura. Eso fue impresionante, entonces…



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En el texto hay: violencia, escenas sensibles, lenguaje fuerte

Editado: 22.06.2025

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