Eclipse Ascendente

Capítulo 11: Fuego Cruzado

≈≈≈

Cinco.

Cinco enemigos nos cercaban, con mi equipo disperso y más sombras acercándose entre los árboles. La situación no podía pintar peor. Y para rematarla, eran del clan Falhmer—nuestros malditos vecinos de siempre.

Aunque, pensándolo bien, que no fueran la banda No Road hasta me aliviaba. Al menos estos cabrones seguían reglas.

—¿Qué carajo quieren? —escupí, ajustando el agarre de mi espada—. Este no es su territorio... ¿o es que ahora se creen dueños hasta de las ratas del bosque?

El más grande de ellos—un tipo con cicatrices que le cruzaban los brazos como mapas de batalla—sonrió sin apuro.

—Territorio, no. Pero ustedes sí nos interesan, Flumir.

El aire se me heló en los pulmones. Sabían mi nombre.

—Verás… —empezó el más joven, saliendo de detrás de un árbol con la calma de quien no teme morir—. Hemos estado siguiendo a un grupo de desertores. Ex-miembros de nuestro clan.

Pero no solo nuestros. Hay practicantes de otros clanes —incluyendo el suyo— que están actuando en conjunto, atacando aldeas, robando recursos.

Todo apunta a una organización mayor… una que aún no comprendemos del todo.

Nuestro equipo fue enviado en secreto para investigar. Y ahora que saben de nosotros, no podemos dejarlos ir así como así.

Decían seguir reglas, pero su tono no tenía nada de diplomático.
Y si de verdad estaban cazando desertores… ¿por qué atacar primero?, pensé.

—Si querían pasar desapercibidos, ¿por qué atacaron? ¿Acaso están buscando provocar un conflicto entre clanes? —espetó Darlon sin pensar demasiado.

—Espera, Darlon. No los provoques... —murmuró Ylwen, con un gesto de tensión en el rostro.

—Los estábamos siguiendo en silencio. Ustedes nos emboscaron primero... —intervino la joven que habíamos atrapado antes, aún vigilada de cerca.

—Basta de tonterías —interrumpí, con el ceño fruncido, dejando que mi voz se elevara apenas lo necesario para sonar firme—. Su tono sugiere que quieren matarnos, pero piensen bien en lo que están por hacer.
Y si puedo añadir algo más… estamos en la misma misión que ustedes.
Se nos ordenó investigar a este grupo organizado. Nuestro objetivo es, si es posible, establecer contacto y ofrecer suministros a cambio de cesar los ataques a las aldeas.

Si estos tipos son parte del equipo de No Road y nos están mintiendo... tal vez pueda hacer que bajen la guardia, pensé mientras analizaba cada movimiento, cada mirada.

—¿Hmm? Ya veo… —dijo el chico de voz calmada, asintiendo apenas—. Así que su misión es similar… Bien. Propongo una alianza temporal.
Enviaré una paloma rapaz al clan para informar lo ocurrido. Con suerte, en tres días tendremos una respuesta y podremos continuar con la misión.
Ustedes vendrán con nosotros. A cambio, pueden enviar también una paloma, o incluso un compañero. Como están más cerca de su clan, quizás obtengan respuesta antes que nosotros…

—Entiendo —respondí, entrecerrando los ojos—. Pero no puedo permitir que solo uno de nosotros regrese.
Aunque parecen ser del clan Falhmer, aún no confío en ustedes.
Me quedaré yo. Soy el líder del grupo. Ellos volverán al clan, informarán la situación… y regresarán con las órdenes.

Mientras hablaba, apreté el puño con fuerza. No era lo ideal, pero al menos ganábamos tiempo.
Y si esto era una trampa… al menos no caeríamos todos.

—Hahaha. Me agradas, chico. Soy Darkel Syphon, del clan Falhmer. Líder del escuadrón de monitoreo —dijo el chico, con una sonrisa ladeada.

—Flumir Aerufil Valeryon. De la Casa del Viento del clan Valeryon. Líder del equipo de control —respondí, alzando la mano para estrechársela.

—Excelente, Flumir. Aunque ya te conocía. El famoso “Los derrotaré a todos” del intercambio de combates entre clanes —dijo Darkel, estrechando mi mano con fuerza y una mirada entre burla y respeto.

Ugh. No esperaba que me reconocieran por eso… qué mierda… pensé, con cara asqueada.

—N-no sé de qué estás hablando… —dije, mirando hacia otro lado—. Quizá me confundes, yo no haría eso.

Cuando miré a mi escuadrón, todos me observaban con sospecha, en especial Ylwen, quien tenía una cara de “Sabía que eras tonto, pero no esperaba que tanto…”

—Bien, olvídense de eso, váyanse y reporten lo sucedido aquí. Yo esperaré —dije, apenado; mi cara parecía un tomate.

En ese momento, todos los demás se fueron y yo me quedé con el grupo del clan Falhmer. Al rato de haberse ido, enviaron a uno de sus centinelas con mi equipo, y a mí me llevaron a otro lugar. Era una cueva cercana al sitio donde habíamos estado batallando; al parecer, pasamos muy cerca de ellos y por eso estaban en alerta.

El lugar estaba lleno de moho azul y algo brillante. Goteaban gotas desde el techo, lo cual no entendí, ya que no había charcos ni riachuelos cerca o por encima. Dentro, había un estrecho rocoso cubierto por una piedra que camuflaba la entrada. Un chico más bajo que yo, delgado y de cabello castaño oscuro, movió la roca con mucha habilidad, solo haciendo un gesto, y nos permitió entrar.

Adentro estaba bien amueblado; parecía que llevaban tiempo ahí.

—¿Todas estas cosas dentro de una cueva? Muebles, alimentos… ustedes sí que saben cómo hacer una misión de larga duración —dije, levantando una ceja.

—Son pocas cosas que tenemos para hacer la misión más cómoda. Llevamos un tiempo aquí, y sin estas comodidades hubiésemos perdido la cabeza por dormir en este suelo mojado —dijo Darkel.

—Puedes usar ese sillón de ahí. Úsalo como puedas, ahí es donde dormirás mientras esperamos las órdenes —dijo una chica, señalando el sillón.

—¿Y tú eres? —pregunté, entrecerrando los ojos.

—Eso no te interesa. Solo no te muevas de ese sillón —respondió, frunciendo el ceño.

Entonces volteé hacia Darkel y le dije:



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En el texto hay: violencia, escenas sensibles, lenguaje fuerte

Editado: 22.06.2025

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