Las ramas de los árboles se mecían estrepitosamente de un lado a otro dentro del bosque, muy en las profundidades de este la choza de una extraña mujer con habilidades sorprendente era el punto de reunión entre dos entes que venían por el nacimiento de una de sus más hermosas creaciones, aquella que tendría el poder para salvar o destruir.
Un suceso como este ocurre solo una vez en la vida, y querían asegurarse de que la chica naciera con bien.
Aquella mujer sentada frente a la hoguera lo sentía, sentía el espíritu de la diosa luna y la madre naturaleza, preparó sus cosas, ella sabía que la llegada estaba cerca, a unos kilómetros más se encontraba la luna de la manada Amanecer entrando en labor de parto, su esposo había partido y solo tenía la compañía de la esposa de el beta de la manada.
Las horas comenzaron a pasar, un hombre en una ciudad lejana recibía la noticia de que pronto conocería a su primogénita, impaciente emprendió su camino a casa, no sabía que llegaría demasiado tarde, pues una tragedia ocurriría.
Dicen que el destino es algo que no se puede cambiar, todo los actos van encaminados a lo mismo, de una manera u otra llegaran a un destino final, quizá algunos caminos sean más cortos y algunos otros más largos, en unos se sufrirá y en otros se disfrutara, pero todos tienen el mismo destino y es algo inevitable.
A las orillas de bosque impaciente esperaba un chico de no más de 12 años, aunque su aspecto era el de un crío, su mente era incomparable y su poder inmenso. Pudo sentirlo, el momento exacto en el que su reina llegó al mundo, tomó la mano de aquel que lo acompañaba dejándose guiar, sondearon el lugar y llegaron a la mansión de la manada Amanecer, en la puerta una mujer los esperaba con aquello que les pertenecía.
Su reina.
Todo fue engaños, se habían prometido cosas que no se cumplieron, predicciones quedaron en el aire, las traiciones de quienes menos se esperaban no se hicieron esperar.
La madre naturaleza juró proteger a su más preciado tesoro, mientras que la diosa luna hacía de todo para poder ocultarla del mal.
Su madre se recuperaba inconsciente, esperando poder despertar y poder ver aquel preciado regalo que con tanto amor había concebido después de tanto. Mientras tanto su marido se acercaba más a su destino, el Alfa se sentía demasiado ansioso por corroborar que su hija y su esposa se encontraban bien. En cuanto llegó al lugar fue directamente a buscarlas, su esposa reposaba en cama, pero de su hija no había rastro alguno, pregunto una y mil veces por ella, la busco y la busco, pero no la encontró, ni a ella, ni aquella que la vio nacer.
Su hija había desaparecido, a pesar de todos sus intentos por enontrarla el habia fallado, dejando un corazón roto a su esposa, a él y a su manada.
Algunos creían saber la verdad, otros decían que todo eran mentiras, teorías se formularon y fueron descartadas.
Dos pequeñas nacieron aquella noche, el destino de una estaba ligado al de la otra, y la única que sabía la verdad era aquella que las dos gemas vio, sabiendo que la vida se encargaría de unirlas, se puso en marcha, aún faltaba mucho por recorrer y la niña que en brazos llevaba debía de encontrar un nuevo hogar.