—Es sangre —murmuré, mirando a Oración con horror.
La realidad que me rodeaba me golpeaba con fuerza una vez mas. El asunto se describía por si solo, yo era un blanco para Miller, y su objetivo era claro: eliminarme y asumir el poder después de mi.
—Martin Miller te tiene en la mira, Shia. Siempre ha querido el poder absoluto y tú eres el último obstáculo que queda. Él no parará hasta verte muerta —Comento Oración con una expresión sombría.
Pero mis pensamientos no giraban en tornó a Miller, la idea de que alguien más estuviera manipulando a Martin, alguien que había estado detrás de mí todo este tiempo, se repetía en mi cabeza una y otra vez. ¿Quién era el verdadero enemigo?
—Muchas personas me odian, estoy acostumbrada —Dije. Antes de que pudiera procesar todo comenzamos a escuchar mucho movimiento en la mansión.
—Que estará pasando? —Pregunto Oracio mientras dirigía su mirada hacia mi.
<La alarma se activo, deben salir de ahí sin ser vistos> Dijo Claudio con prisa
<¿Por que no me dijiste que había una puta alarma> Le pregunte furiosa mientras buscaba alguna salida.
<Porque apenas y me entero que había una> Dijo alterado.
Oracio me tomo del brazo y me llevó hacia una pequeña puerta que yacía en el suelo, ambos son dudarlo bajamos y estábamos una especie de cueva.
Los hombres de Miller nos seguían, comenzamos a correr por todo el oscuro lugar esperando encontrar alguna salida, pero al toparnos con la luz del sol nos encontramos con un grupo de hombres armados. Oracio Desenvaino un cuchillo que llevaba escondido.
Me paralice, la verdad no sé que había ocurrido conmigo en aquel momento, sabía que tenía que apoyar a Oracio pero mi cuerpo no respondía, solo veía como el eliminaba a los atacantes uno por uno. Cada movimiento era preciso y eficiente.
—Regresa a la fiesta, me asegurare que no te sigan —Me dijo y no dude en hacer lo que dijo.
Finalmente, logré regresar a la fiesta. Tenía que actuar como si nada hubiera pasado, pero el peso de lo que había descubierto me oprimía el pecho. Mis manos temblaban por todo lo que había pasado en apenas unos minutos.
Al llegar a la mansión me di cuenta que la fiesta había terminado abruptamente; los invitados estaban siendo evacuados. Sentí que la presión aumentaba mientras caminaba entre ellos, esforzándome por mantener la compostura.
James y Bladimir se encontraban frente a la mansión con el auto esperándome y ninguno de los dos se veía contento.
—¿Donde estaba? —Me pregunto James molesto —Hace rato que han comenzado a despachar a todos de la mansión —Me dijo.
—Sácame de ahora mismo —Su semblante cambio por completo, pretendía subir al auto pero la voz de Miller freno mi acción.
—Luna —llamo, mire hacia las escaleras de la entrada donde Miller se encontraba —lamento mucho haber tenido estos inconvenientes durante su visita —Dijo, aclare mi garganta recobrando mi compostura.
—Soy yo la que siente mucho que esto haya sucedido en el cumpleaños de su hija —Le dije —Por favor, despídame de sus hijos —Miller asintió e inmediatamente subí al auto seguida de James y Bladimir. Solté el aire que contenía cuando emprendimos marcha a la mansión. James me observaba preocupado al no saber que sucedía…
Dos días había pasado desde el incidente en la mansión Miller y aún no tenía noticias de Oracio o alguno de los hijos de Miller, me encontraba en un de los balcones de la mansión observaba a la nada cuando el sonido de la voz de Ciro me sacó de mis pensamientos.
—Buenos días Shia —Saludo amablemente —el desayuno está servido —me informo.
—Buenos días Ciro —Respondí simplemente mientras mi mirada seguía perdida en el horizonte -Muchas gracias por avisarme, puedes irte adelantando ya en un momento los alcanzo —le dije
—Shia, ¿Puedo preguntar que sucede contigo? —le mire —No eres la misma que llegue aquí y la que volvió de la fiesta de Miller, además ¿Por qué has dado la orden de mantener tu estadía en secreto —Fue directo, una cualidad que me agradaba ya que siempre decía lo que quería decir sin darle vueltas al asunto.
—Sabes porque lo hago —le dije simplemente —la mayoría de quiénes enredaron mi vida en este mundo viven en este lugar, y aún no quiero verlos —Ciro asintió.
—No dejes que los malos recuerdos te afecten. Te esperaremos en el comedor, todos están ansiosos por compartir contigo. Asentí y Ciro se retiro.
Un minuto más tarde me dirigí al comedor, todos se encontraban de pie juntos a sus puestos asignados según su posición en la manada. Salude con la mejor sonrisa que tuve en ese momento.
Últimamente me sentía mal conmigo misma, era algo inexplicable, un sentimiento que me desgarraba y susurraba desde lo mas profundo que todo lo estaba haciendo mal y que estaba completamente sola aunque no fuera así.
La desayuno fue una mezcla de sonrisas forzadas y tensión subyacente. Los miembros principales de la manada estaban allí para recibirme, pero la atmósfera estaba cargada de preguntas que nadie se atrevía a hacer. Intenté mantenerme presente, pero mi mente vagaba, atrapada en los recuerdos de las cosas sucedían a mi alrededor.
El tema de conversación se desvió hacia Brian, mi hermano, y su obsesión por tener el poder absoluto sobre la manada, sin rivales ni nadie que se atreviera a desafiarlo. Era un tema que siempre me incomodaría. A pesar de que no logré compartir lo suficiente con el, era mi hermano de sangre y la perdida se sentía como si hubiera crecido a su lado.
Frederick parecía ser el tema favorita de la manada. Escuchar a los demás hablar de él como si fuera el héroe de todos, de como amaba a su pueblo y hacia lo que fuera por el, me llenó de una mezcla de tristeza y rabia. Aquellas conversaciones solo me hacían recordar que mis familias estaban rotas, ambas por mi culpa, mi padre y hermano biológico estaban muertos porque alguien con un poder mayor al de ellos así lo quiso, y mi familia adoptiva ahora estaba dividida…