Había pasado un mes desde que Ciro y yo comenzamos nuestra relación, y tengo que admitir que parecía ser la mejor decisión que había podido tomar desde hace mucho. Todo era como si el caos que me rodeaba hubiera encontrado un pequeño rincón de calma. El tenía una manera especial de mejorarme los días, incluso aquellos más oscuros. Su apoyo inquebrantable me había ayudado a enfrentar muchas cosas que hacía tiempo rondaban en mi mente.
Nuestra relación se había desarrollado de una manera que no había anticipado. Ciro era atento, cariñoso y, sobre todo, paciente. Sabía que yo tenía secretos, luchas internas que no podía compartir del todo, pero nunca me presionaba. Estaba presente, y eso era suficiente para hacerme sentir segura.
Cuando lo anunciamos oficialmente a todos en la mansión, la reacción fue… emocionante, por decir lo menos. Todos parecían encantados con la noticia. Había risas, felicitaciones, incluso bromas por parte de Andrés y Ángela sobre cómo ahora Ciro tendría que ser el que aguantara mi carácter.
La mansión, que solía ser un lugar de tensiones y secretos, se llenó de alegría. Esa energía positiva era algo que no había sentido en mucho tiempo, y que no logrado encontrar en la mansión Jensen.
Otra cosa emocionante era que entre mis ahora mas cercanos habían logrado animarme a retomar mis estudios. Había dejado esa parte de mi vida en pausa durante un tiempo que casi había olvidado cuánto disfrutaba esa etapa de mi vida, y más ahora que oficialmente había tomado la decisión tan importante de comenzar la reapertura de la empresa Goodwell.
La propuesta fue recibida con entusiasmo por los miembros de la mansión. La idea de devolverle vida a algo que representaba tanto para la manada encendió una chispa en todos. Sin embargo, también significó que mi estadía en este lugar se hiciera pública. La noticia de que estaba trabajando en la reapertura de Goodwell comenzó a circular, llamando la atención no solo de posibles socios y aliados, sino también de las personas que me había encargado de evitar desde que llegué a este lugar.
Una tarde, mientras revisaba algunos papeles, mi teléfono sonó. El nombre de Adara apareció en la pantalla. No había hablado con ella en mucho tiempo, y la verdad era que no estaba segura de querer hacerlo actualmente. Pero contesté.
—Shia, al fin te dignas en aparecer —Dijo Adara, su tono lleno de indignación. —Se nota que todos aquellos momentos que pasamos juntas fueron en vano para ganar tu amistad.
—Adara, no seas dramática —Le dije y su risa se escuchó a través del teléfono —La por la que no los contacto es que he estado muy ocupada, la manada junto a otros asuntos están absorbiendo todo mi tiempo.
—Lo entiendo, no es fácil ser Luna y más cuando no se tiene ninguna experiencia previa -Me dijo con naturalidad —Dime algo, ¿Cuándo nos invitarás a todas a tu nueva y remodelada mansión? ¿O acaso estás muy ocupada para compartir con tus amigas?.
La verdad era que había estado evitando el tener que verlas. No quería involucrarlas en mi vida actual, no me sentía preparada para enfrentar aquella realidad que me lastimaba. Pero era una realidad que tenía que enfrentar tarde o temprano.
—¿Qué tal este fin de semana? Invita a las chicas, pueden quedarse unos días en la mansión si gustan, así podremos ponernos al día —Adara asintió para luego colgar el teléfono.
El día llegó más rápido de lo que esperaba. Me dirigía escaleras abajo, Ciro me informo que ya las chicas y unas acompañantes mas ya se encontraba camino a la mansión y solo era cuestión de segundos para que llegaran.
—Bienvenidas a todas —Dije con alegría al verlas a todas bajando de los autos. Todas se miraban emocionadas y curiosas.
—Casi dos meses aquí y apenas nos enteramos, no se si sentirme ofendida o enojada —Dijo Adara mientras subía las escaleras de la entrada.
—Lo siento, pero tenía mis razones —Les dije.
—Una razón que tiene Castre como apellido —Hablo Sandra llegando junto Adara.
—Apenas vamos llegando y ya comienzan a molestarla, al menos esperen que nos pongamos cómodas —Hablo Nicole y las tres sonrieron
—No conozco a la mayoría pero sinceramente quería salir de los territorios —Dijo una chica pelirroja que se encontraba al lado de Sandra.
—Chicas les presento a Luna una amiga y ella es mi cuñada Kiara —Sandra señalándolas a ambas chicas.
—Sean bienvenidas a nuestro grupo de amigas —Hablo Adara mientras todas nos adentrábamos a la mansión rumbo a una de las salas principales de la mansión, donde nos acomodamos.
—Tenemos que advertir que nuestras conversaciones y planes no son nadas tranquilos, Adara esta mal de la cabeza —Hablo Nicole y Adara rodo los ojos.
—Luna es gemela, pero Sol no pudo venir así que nos encontrará esta noche —Hablo Sandra.
—¿Tienes una gemela? —Pregunto Adara y la chica asintió —Que desgracia no haber tenido una, hubiéramos hecho tantas travesuras —Decía mientras se dejaba caer en el sofá.
—Ahora que estas más cerca nos podremos ver más seguido —Dijo Nicole.
—Habla por ti, yo vivo a 7 países de distancia —Dijo Adara.
—Eres una vampira, podrías estar aquí en un segundo si quisieras, pero prefieres los viajes largo y lujosos —Hablo Nicole.
—En fin, esta noche nos vamos al Black y no quiero un no como respuesta —Dijo Sandra.
—¿Un “No” proveniente de mi? Eso es imposible si es para pasarla bien —Hablo Adara.
—¿El Black? —Pregunto la hermana de Erick.
—El Black es el lugar de los momentos inolvidables, además eso paso hace bastante tiempo ya nadie debe acordarse de eso —Dijo Sandra y todas se miraron al no comprender.
—Bienvenidas a todas, es un placer tenerlas aquí —Hablo Ciro llamando la atención de las chicas.
—¿Y tu eres? —Preguntó Adara mientras le detallaba de pies a cabeza sin nada de discreción.
—El es Ciro mi pareja y mi gamma —Dije y las chicas quedaron con la boca abierta.