Eclipse

Capítulo 9

La noche en el club había sido una mezcla de risas, música y momentos incómodos. Me sentía agotada, pero también un poco aliviada. Había sido bueno salir y dejar atrás el peso de mis problemas, al menos por unas horas. Aunque la presencia de Dorian y su prometida habían sido un recordatorio constante de que mi vida no era tan simple como quería que fuera.

Ciro y yo no fuimos juntos hacia la mansión, las luces del club desvaneciéndose a medida que nos alejábamos. Mientras el conducía su mano estaba entrelazada con la mía, y esa calidez me reconfortaba.

Cuando llegamos a la mansión, la puerta se cerró suavemente detrás de nosotros, y una sensación de intimidad llenó el aire. Era como si el mundo exterior hubiera desaparecido por completo.

Subimos las escaleras, y cada paso me llenaba de una mezcla de emociones. Había algo en la manera en que Ciro me miraba, algo que hacía que mi corazón latiera más rápido. Al llegar a mi habitación, la tensión entre nosotros se volvió palpable.

—¿Qué tal la has pasado? —Preguntó, su voz suave, llena de una calidez. EL cruzó el umbral, cerrando la puerta detrás de nosotros.

—Muy bien si te soy sincera, ya olvidaba lo divertido que era convivir con ellos —Le dije sin más. Ciro esbozó una sonrisa.

—Si, en especial esta chica, ¿Adara? —Asentí dándole confirmación—. y Ethan. Ambos tienen ocurrencias divertidas, sin duda suelen ser el alma de la fiesta.

La habitación estaba iluminada solo por la tenue luz de la lámpara, creando un ambiente acogedor. Me sentía un poco nerviosa, pero a la vez emocionada. Mientras continuaba hablando Ciro se acercó a mí, y antes de que pudiera decir o pensar algo, sus labios encontraron los míos en un beso.

El mundo se desvaneció. Su beso era cálido y lleno de deseo, y me dejé llevar por la corriente de emociones que me invadía. Pero, a medida que la intensidad aumentaba, algo en mi interior comenzó a gritarme que me alejara, y sucedió.

De repente, me separé de él, tomando aire como si hubiera estado bajo el agua demasiado tiempo. Ciro se quedó parado allí, sorprendido, con una mezcla de confusión y deseo en sus ojos.

—Lo siento —murmuré, tratando de mantener la voz firme—. Solo… necesito un momento.

Intento decir algo pero decidió callar. Yo sabía que mi corazón anhelaba más, pero también sabía que no estaba lista para dar pasos más grandes. La idea de perder el control me asustaba.

Ciro me miró, y por un instante, vi la sorpresa en su expresión. Era como si estuviera tratando de entender lo que acababa de pasar. Pero, en lugar de presionarme, su mirada se suavizó.

—Tranquila, está bien —dijo con calma, acercándose un poco más, pero sin invadir mi espacio—. Te veré mañana —Dijo finalmente, y aunque su voz era suave, había un trasfondo de deseo contenido que me hizo sonreír levemente.

Su comprensión me hizo sentir un alivio profundo. No había juicio en su mirada, solo apoyo. Sin decir más, se inclinó hacia mí y me dio un suave beso en la frente, un gesto lleno de ternura que me hizo sentir segura, como si todo estuviera bien.

Lo vi alejarse, y mientras se dirigía hacia la puerta, sentí un susurro de tristeza. Quería que se quedara, pero sabía que era lo mejor en ese momento.

Cuando Ciro salió de la habitación y cerró la puerta detrás de él, me quedé allí, todavía sintiendo el calor de su beso en mi frente y la conexión que habíamos creado.

Respiré hondo, permitiendo que la calma regresara a mí. Necesitaba tiempo para procesar todo lo que estaba sucediendo en mi vida. Aunque pensar de esta manera me hacía preguntarme. ¿Era tan grave lo que sucedía con la fusión que me impedía vivir plenamente o solo era yo intentando justificar algunas de mis acciones?

Al día siguiente, desperté con el sol filtrándose a través de las cortinas de mi habitación, iluminando la estancia con un brillo suave.

Me levanté de la cama, sintiendo un ligero nudo en el estómago. Me dirijo al baño y observé mis ojos los cuales eran más oscuros de lo habitual, en primer momento pensé en quedarme en la habitación hasta que pasara, pero si no bajaba alguien vendría a verme e insistirían en saber que sucedía.

Mientras me preparaba, intenté despejar mi mente. Decidí bajar al comedor donde seguramente me esperaban, y donde un aroma delicioso invadía el lugar. A medida que me acercaba, escuché risas. Al entrar, vi a Ciro sentado en la mesa, hablando animadamente con James, Andrés y Karen.

—Buenos días —Saludo Angélica que llegaba tras de mi. Todos notaron mi presencia.

Ese era otro aspecto de estos momentos que me preocupará, el que no notarán mi presencia entre ellos me inquieta. Salude a todos con normalidad, y note como el rostro de Ciro se iluminó al verme.

—Buenos días, Shia —Saludo, con una sonrisa —. ¿Cómo dormiste?

—Eh, bien. Solo un ligero dolor de cabeza es todo —respondí, tratando de sonar natural. Me sentía un poco tensa, pero no quería que eso se notara.

—Si, son los efectos después de una noche de fiesta —Comento Andrés con gracia.

—Yo llegué un poco tarde por lo que no puedo garantizar que allá tomado moderadamente antes de mi llegada, quizás si sea por la salida de anoche —dijo, sonriendo con calidez —Sabes estaba pensando… ¿te gustaría salir esta tarde? Hay un nuevo lugar que quiero mostrarte.

—¿Un nuevo lugar? —repetí, intentando procesar la invitación—. Me encantaría, aunque de tantas salidas ya comenzaron a pensar que estamos descuidando nuestros deberes.

—Que aguafiestas eres —Comento Andrés—. Nadie está juzgando sus salidas y tampoco tiene porque hacerlo, la manada está en perfectas condiciones y la reapertura está saliendo de maravilla. Y ustedes tienen derecho de divertirse.

—Te sorprenderían las veces que tú padre dejo tirado todos sus deberes por ir a ver a tu madre —Comento James.

—No los dejo tirados —Karen llamo la atención de James—. Te los asigno a ti que es muy diferente, eras su comodín en pocas palabras —Karen rio, al igual que los demás.




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