Eclipse

Capítulo 16

Desperté con un horrible dolor de cabeza, abrí mis ojos lentamente para que mis ojos se acostumbraran a la luz del día me encontraba en un habitación totalmente desconocida.

Mire a mi alrededor y me sobresalte al ver a Dorian recostado al umbral de la puerta de la habitación observándome.

—Buenos días —Me dijo con una sonrisa burlona.

—¿Qué estoy haciendo aquí? —Pregunte.

—Si, acerté al decir que no te acordarías de nada —Se mofo para luego retirarse sin darme una explicación.

—¿Qué mierdas paso? —Me pregunté a mi misma mientras intentaba recordar como había llegado a este lugar, pero mis recuerdos sólo llegaban hasta donde me adentraba a aquel antro.

Me disponía a salir de la cama pero al intentar hacerlo me di de cuenta que solo llevaba puesta una camisa aparentemente de Dorian.

Miles de conclusiones llegaron a mi mente al ver que ni siquiera llevaba puesta alguna ropa interior, me envolví entre las sábanas ya que la vergüenza me consumía.

“¿Qué mierda he hecho?” Me pregunté.

Dorian se adentro a la habitación con una tasa de té en sus manos. Me entregó el te y posteriormente buscaba algo en las gavetas de la mesita de noche que había a un lado de la cama. Tomo un pequeño frasco y me ofreció una píldora.

Tome la píldora y sentí como mi corazón se aceleró por un momento en el que miles de conclusiones llegaban a mi mente otra vez. Dorian me miró por unos segundos y al verme confundida decidió decir algo:

—Es para el dolor de cabeza —Aclaro intentando disimular la sonrisa de burla que amenazaba con esbozarse en su rostro—. Tu ropa está en el vestidor, cuando acabes de arreglarte ve a la cocina. Tenemos que hablar —Me Dijo como si nada para luego retirarse.

Mi corazón latía a mil por minuto, el simple hecho de pensar que me había acostado con Dorian estando fuera de mis sentidos me preocupaba y me hacía quererme morir de la vergüenza, así que me arregle lo más rápido posible y me dirige a la cocina.

—Es tu desayuno, o mejor dicho tu almuerzo —Me dijo refiriéndose al caldo que había sobre la isla.

—¿Almuerzo? —Tome el celular de Dorian que se encontraba en la isla y me espante al ver la hora—. Esto no puede ser cierto —Dije el ver como el reloj marcaba las dos de la tarde, solté su celular y cubrí mi rostro con mis manos.

—No te preocupes hablé con Karen y le conté lo que paso, comprendió totalmente y te cubrirá por el día de hoy —Le mire pero el estaba de espaldas a mi.

—Espero y estés consciente que esta es una situación muy incomoda para mi —Dije sin mirarlo para luego tomar asiento en la isla. Dorian dejo lo que hacía, se dio vuelta y se sentó en la isla frente a mi.

—Esta madrugada no aprecias tener vergüenza de nada y mucho menos estabas incómoda —Me dijo con una sonrisa burlona en su rostro. Subí mis pies a la silla mientras me ovillaba ocultando mi rostro.

—¿Hay algo en específico de lo que deba arrepentirme? —Pregunté aún en aquella posición.

—¿En serio no te acuerdas de nada? —Negué con la cabeza—. Tienes un problema con la bebida. Bien, te contaré todo con detalles pero necesito que me mires —Suspire y me senté adecuadamente.

»Primero te fuiste a un antro y te emborrachaste a morir, te besaste con un sujeto que ni siquiera conocías y al que tuve que espantar porque su intención no era más que llevarte a la cama —Me sonroje. Cubría mi rostro con mis manos.

»Discutimos por eso y me abofeteaste delante de todas las personas del antro, luego comenzaste a quejarte de todo en medio de la calle y tuve que traerte a la fuerza porque pretendías irte a otro lugar para seguirte embriagado —Su sonrisa burlona se sentía en el aire por lo que no me atreví a mirarlo.

»Al llegar aquí te metiste a mi habitación con sólo unas toalla cubriendo tu cuerpo y tuve que darte una de mis camisas para que te colocaras, quisiste que habláramos por unos minutos y de momentos te lanzaste encima de mi y me besaste apasionadamente queriendo llevar las cosas otro nivel —La risilla de Dorian se escuchó levemente en el lugar.

—Esto no puedo ser cierto —Pensé en voz alta mientras me imaginaba la continuación de los hechos.

—Luego te quedaste dormida en mi cama por lo que tuve que dormir en otra habitación —Culmino y le mire.

—Espera ¿Eso quiere decir que tu y yo… nosotros? —No sabía cómo formular la pregunta.

—¿Qué si tu y yo tuvimos sexo? —Insinuó—. No, entre nosotros no paso nada más que el besó —Suspire aliviada.

—Gracias.

—¿Por qué me agradeces? —Pregunto mientras me observaba fijamente.

—Por no dejarme desamparada y por no aprovecharte de mi estado —Le mire y este se levantó de la silla y se dirijo nuevamente a continuar con lo que hacía en un principio.

—Jamás me acostaría con una mujer que no esté en sus cinco sentidos o que no este segura de lo que hace, y mucho menos si esa mujer es virgen —Hablaba con seguridad, y sonó totalmente sincero.

»Podre ser un mujeriego de primera o un total imbécil, pero no un aprovechado, y haberme acostado contigo estando ebria seria prácticamente haber abusado de ti —Me miro y desvíe mi mirada.

—Siento todo lo que sucedió. No volveré a tomar de esa manera —Comente.

—No te preocupes en ningún lugar volverán a servirte un trago, ya me encargue de eso —Arquee una ceja mientras lo miraba fijamente—. No me mire así, sólo podrás tomar siempre y cuando vayas acompañada de alguien de confianza —Me aclaró.

—Dorian, propias llevarme a la mansión —Jamás creí tener que pedirle eso a Dorian.

—¿Y que hay con la restricción que enviaste a la mansión? —Pregunto.

—¿Cuál restricción?, ¿Esa que no conoce nadie más que tú? —Dorian frunció el ceño ante lo dicho—. Si, se que tú padre no sabe de la restricción. Se me hacía raro y luego de una semana no había obtenido ninguna respuesta de su parte.

—Voy a cambiar de hombres —Dijo pensativo mientras parecía unir puntos sueltos—. ¿Y que harás ahora que lo sabes? —Pregunto.




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