Ecos de delirios

Capítulo 8: Ecos de una Realidad Fragmentada

Lina se despierta con una sensación de inquietud persistente. La noche anterior fue especialmente difícil, con las sombras de su habitación pareciendo moverse y cambiar de forma mientras ella intentaba dormir. Cada vez que cerraba los ojos, las imágenes de su mente se mezclaban con la realidad, creando un panorama aterrador.

Decide salir a caminar para despejarse. El parque, que antes le ofrecía una sensación de calma, ahora es un lugar lleno de trampas psicológicas. Cada sombra parece tener vida propia, y las formas en las que los árboles se alzan y se retuercen la hacen sentir que está en una trampa laberíntica.

Durante su paseo, Lina nota una figura familiar. Es Sasha, la activista que había visto en sus visiones. Esta vez, sin embargo, Sasha está en el parque, con su cabello suelto y su expresión decidida. Parece estar esperando a Lina.

"Hola, Lina," dice Sasha, su voz llena de una energía convincente. "He estado esperando verte. Necesitamos hablar sobre lo que está ocurriendo."

Lina, aún desconcertada, sigue a Sasha hacia un rincón tranquilo del parque. "No estoy segura de qué está pasando," admite Lina, "todo se siente tan confuso. Las sombras, las visiones... siento que estoy perdiendo el control."

Sasha la mira con una mezcla de simpatía y urgencia. "Es comprensible que te sientas así. Estás lidiando con algo muy poderoso, y es importante que no te sientas sola en esto. A veces, nuestras mentes pueden ser nuestros peores enemigos, y es crucial enfrentar esos temores."

Lina asiente, aunque la calma de Sasha parece artificial en medio de su creciente paranoia. "Pero ¿qué debo hacer? No sé si puedo seguir así."

Sasha pone una mano reconfortante en el hombro de Lina. "Tienes que encontrar la verdad detrás de lo que estás viendo. A veces, lo que percibimos como amenazas pueden ser simplemente manifestaciones de nuestros miedos internos. Sigue el camino que el libro te muestra, pero no pierdas de vista tu propia realidad."

Lina se siente ligeramente aliviada por la presencia de Sasha, pero también confundida. Las palabras de Sasha resuenan con una lógica perturbadora, y aunque intenta seguir el consejo, la sensación de estar atrapada entre la realidad y la alucinación persiste.

Más tarde ese día, Lina regresa a casa y decide revisar el libro de simbología de nuevo. Las interpretaciones parecen más confusas que nunca, y Lina se siente como si estuviera persiguiendo sombras en lugar de encontrar respuestas. Sus anotaciones se mezclan con garabatos y dudas, reflejando su creciente desesperación.

En su mente, la línea entre lo que es real y lo que no lo es se vuelve cada vez más borrosa. Las visiones de Sasha, el hombre del parque, y las interpretaciones del libro se entrelazan en un collage caótico de ansiedad.

Esa noche, mientras Lina intenta descansar, las sombras en su habitación se convierten en figuras que parecen moverse con vida propia. Se da cuenta de que ha estado siguiendo a Sasha, pero que Sasha es una manifestación de su propia mente, una ilusión creada para manejar su ansiedad. Esta revelación la deja en un estado de terror y confusión, ya que se enfrenta a la dura verdad de que ha estado buscando respuestas en una ilusión.

Desesperada, Lina decide enfrentar a sus miedos directamente, sin la ayuda de Sasha ni del Dr. Ramírez. Se sumerge en el libro de simbología, tratando de encontrar algo concreto, algo que le permita recuperar el control sobre su vida. La búsqueda de respuestas se convierte en una batalla interna contra las sombras que parecen consumirla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.