Ecos de delirios

Capítulo 13: El Peso de la Culpabilidad

Lina ha pasado una noche agitada, atrapada entre el remordimiento y el horror. El recuerdo del niño herido y la brutalidad de sus propias acciones la atormentan. La realidad de lo que ha hecho se ha asentado en su mente, dejándola en un estado de culpa paralizante.

La mañana llega con un cielo nublado y una sensación de desesperanza. Lina se encuentra en la sala de su apartamento, mirando el vacío de su entorno. La culpa de haber matado al atacante la consume, y el peso de sus acciones parece hacer que el aire sea irrespirable.

Con el corazón pesado, Lina decide revisar el lugar donde ocurrió el incidente, esperando encontrar alguna forma de obtener respuestas o al menos entender mejor lo que sucedió. Camina lentamente hacia el callejón, el lugar que ha sido escenario de su pesadilla, con cada paso sintiendo el peso de la culpa más abrumador.

Al llegar al callejón, Lina encuentra que el lugar ha sido acordonado por la policía y los servicios de emergencia han llevado al niño al hospital. Los restos de la pelea están visibles en el suelo, la sangre y el caos del enfrentamiento todavía frescos en su memoria. Lina se siente aún más desolada al ver el escenario del crimen.

Mientras observa, un detective se acerca a ella. "¿Es usted la testigo del incidente?" pregunta el detective con una mirada dura pero comprensiva. Lina asiente con la cabeza, su voz quebrada. "Yo... fui la que intervino. El atacante está muerto. Pensé que el niño estaba en peligro y actué impulsivamente."

El detective toma nota y le informa que el niño está en estado crítico pero estable. Lina siente un leve alivio al escuchar esto, pero la culpa de haber matado al atacante sigue pesando enormemente sobre ella. El detective le sugiere que se comunique con un abogado, ya que su intervención será examinada minuciosamente.

Lina regresa a su apartamento, el peso de la culpa y la confusión aún presentes. Se sienta sola en la oscuridad de su hogar, el lugar que ahora parece ser un recordatorio constante de su fracaso. La tensión y la tristeza son palpables, y Lina lucha por encontrar un sentido de propósito en medio de la desesperación.

Mientras revisa el libro sobre simbología y psicología que ha estado utilizando, Lina se pregunta si alguna vez podrá encontrar una forma de reconciliar sus acciones con su sentido de justicia. El deseo de hacer lo correcto y su desesperación por entender la realidad se mezclan en su mente, creando una tormenta de emociones y dudas.

La mañana siguiente Lina decide enfrentarse a las autoridades para explicar su parte en el incidente. Sabe que debe enfrentar las consecuencias de sus actos y asumir la responsabilidad por su intervención violenta. La decisión de entregarse y buscar ayuda profesional es dolorosa pero necesaria para su propio proceso de recuperación. Lina está en la estación de policía, esperando ha ser llamada para su declaración. Se siente atrapada entre la culpa y la necesidad de redención, sabiendo que el camino hacia la unos y el perdón será largo y complicado.




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