Capítulo 5

El precio de la luz

El silencio de la noche lo envolvía todo. El reino de la luz parecía dormido bajo el resplandor de las estrellas, pero dentro de los muros, el rey Demyan no lograba descansar. Sus manos temblaban al sostener la copa vacía sobre la mesa, sus pensamientos eran un torbellino.

Recordaba a Aria.

Su sonrisa en los prados, el brillo de sus ojos, la manera en que lo llamaba por su nombre como si con esa simple palabra pudiera rescatarlo de la oscuridad. Pero también recordaba su último instante, la caída, la pérdida, el vacío. El temor lo desgarraba: ¿y si ella regresaba, pero ya no lo reconocía? ¿y si volvía sin alma, sin el amor que compartieron?

Cerró los ojos con fuerza. Una parte de él suplicaba que aunque nunca lo recordara, aunque jamás pronunciara su nombre con ternura, prefería verla viva.

Si alguna vez se habían enamorado… si en medio de tanta guerra y destino habían podido encontrarse, él confiaba en que podía hacerlo otra vez. Podría lograr que su corazón latiera por él una vez más.

En ese instante, la voz grave y serena de Truth irrumpió en la sala, como un eco que no se podía ignorar.

—Rey Demyan… debes comprender algo. —sus ojos claros, idénticos a los de Aria, parecían atravesarlo—. Una vez que ella regrese, el poder oscuro también despertará.

Demyan la miró fijamente, con una mezcla de incredulidad y rabia contenida.

—¿Qué estás diciendo?

—La oscuridad y la diosa angelical están ligadas desde el origen de los tiempos. Mientras la diosa exista, la sombra también respirará. Tu amada será la única capaz de extinguirla, pero solo cuando su poder esté completo… cuando alcance el cien por ciento de su divinidad.

Las palabras cayeron como cadenas sobre el rey.

Truth continuó:

—Ese es el destino de Aria. Por eso fue guiada al mundo humano, por eso su luz estuvo oculta tanto tiempo. Su renacer es un comienzo… pero no una garantía. Puede traer consigo la victoria. O puede sellar su muerte.

El silencio se quebró con un suspiro desgarrador de Demyan. Sintió como si lo atravesara una espada invisible, clavándose en el centro de su pecho.

—Entonces… ¿todo este tiempo su vida estuvo escrita para ser sacrificada? —su voz sonaba como un rugido contenido—. ¿Para que vuelva y luche hasta que su sangre se derrame de nuevo?

Truth no apartó la mirada.

—Ese es el precio de la luz.

Demyan apretó los puños, la ira y el dolor recorriendo sus venas. Pero en medio del caos de sus emociones, un destello de fe lo sostuvo. Recordó los sueños que lo atormentaban, esas visiones donde la escuchaba susurrar: “Demyan… vive, y nos encontraremos en la luz”.

Un presagio. Una promesa.

Quizá los mismos ángeles le hablaban a través de ella.

Y aunque la herida de saber que podía perderla de nuevo lo destrozaba, juró en silencio que haría todo lo posible para protegerla.

Aunque la diosa regresara sin recuerdos. Aunque el destino la obligara a luchar.

Aunque su propia oscuridad lo devorara.

La decisión ya estaba tomada.

Aria volvería.

Y él sería su escudo contra el mundo entero.