Ecos De Luz Y Sombras

Capítulo 7

El Límite del Vínculo

La mañana inició con un aire pesado en el reino. El entrenamiento de los recién transformados avanzaba a un ritmo feroz, y aunque muchos caían exhaustos, se levantaban para seguir. Sin embargo, había una diferencia imposible de ignorar: Aria.

Cada movimiento que intentaba ejecutar desgarraba sus músculos, cada golpe la dejaba tambaleante, y mientras los demás parecían adaptarse poco a poco a la fuerza demoníaca que fluía en sus venas, ella parecía más débil, más rota.

Lo que nadie veía, salvo él, era que el Rey Zerathian sentía en carne propia el tormento de Aria.

Cada caída de ella era un latigazo en su cuerpo.

Cada jadeo de dolor la sentía en sus pulmones.

Y cuando ella se desplomaba, él quedaba al borde del colapso en su propia sala de entrenamiento, disfrazando la fatiga bajo un rostro frío e impenetrable.

El vínculo era cada vez más evidente.

Los discípulos del rey murmuraban entre sí, sorprendidos de ver a su monarca más serio que nunca, como si una carga invisible lo mantuviera en tensión. Solo él sabía la verdad: el cuerpo de Aria era demasiado frágil para contener lo que le habían inyectado… y aun así, seguía resistiendo.

Pero Hope, el anciano de túnicas blancas, observaba en silencio.

Lo había previsto.

Lo había visto en la sangre de la joven desde el inicio.

Aquella noche, mientras todos descansaban, Hope mandó llamar a Aria.

—Vendrás conmigo —le dijo con una voz grave pero calmada, ocultando su verdadera intención.

Aria dudó, pero su cuerpo ardía de dolor y sentía que pronto se rompería si continuaba igual.

Hope la llevó a un pasillo oculto, lejos de los demás entrenadores y guardias.

—No todos avanzan al mismo ritmo, hija. Algunos requieren un camino distinto… Tu espíritu es único, y eso requiere otro tipo de disciplina —explicó con solemnidad, sabiendo que sus palabras serían suficientes para justificar su proceder en caso de ser cuestionado.

Aria, temblando de cansancio, solo asintió.

En aquella sala secreta, Hope reveló parte de su verdadera naturaleza. No era un simple médico ni un hechicero del rey.

Él había guardado, durante siglos, la sangre más sagrada y extinta del mundo: la sangre angelical.

—Tu cuerpo no se sostiene porque no fuiste hecha para portar la oscuridad —susurró mientras llenaba una copa de cristal con un resplandor dorado que parecía cantar en el aire—. Eres más pura que cualquier humano… incluso más que los de la estirpe demoníaca.

Aria, sin comprender, bebió.

La esencia ardió como fuego en sus venas, pero no con dolor insoportable. Al contrario, su cuerpo se iluminaba desde dentro, soportando cada gota como si hubiera esperado toda su vida esa transformación.

Hope la observó maravillado.

—Sí… tú… tú eres distinta.

La llevó al límite. La hizo entrenar bajo la influencia de esa sangre, su espíritu brillando con una luz que nadie debía conocer. Aria aguantó hasta que finalmente su cuerpo se rindió. Desmayada, cayó en brazos del anciano, quien decidió llevarla a su consultorio privado.

Lo que Hope no sabía era que el Rey Zerathian había sentido el colapso de Aria como si fuera suyo.

Un fuego invisible lo recorrió desde el pecho hasta los huesos, haciéndolo rugir en su trono. Todos los discípulos lo vieron levantarse con una furia contenida, sin dar explicaciones. Avanzó con paso implacable por los pasillos, siguiendo un instinto que lo guiaba directo hasta donde ella estaba.

Empujó las puertas con un estruendo y vio a Hope inclinándose sobre la joven inconsciente.

Sus ojos se encendieron como carbones ardiendo.

—¿Qué le has hecho? —gruñó, la oscuridad vibrando en cada palabra.

Hope no retrocedió, aunque su corazón golpeaba con fuerza.

—La estoy salvando. Si quieres que tu ejército sobreviva, déjame trabajar en ella.

El silencio fue tan denso que parecía romperse el aire.

El rey miró a Aria, su rostro pálido, su respiración débil pero constante, y por primera vez en milenios, algo dentro de él tembló.

Era ira.

Era intriga.

Era… miedo.

Y sobre todo, una certeza peligrosa: esa humana lo estaba cambiando.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.