Ecos De Luz Y Sombras El Camino Al Destino

Capítulo 13

El Espectro en las Sombras

El eco de los muros del palacio retumbaba con pasos apresurados, susurros de consejeros y el crujir de las antorchas que parecían temblar. La tensión en el aire era insoportable. Aria reposaba en una habitación reforzada con sellos, con Leona a su lado, mientras en el salón principal Demyan presidía la junta con los líderes de los reinos oscuros.

Pero algo no estaba bien.

Un frío gélido se deslizó entre los asistentes, un escalofrío que caló hasta los huesos. Los ojos de algunos soldados se tornaron vidriosos, como si hubiesen sido poseídos. De pronto, un rugido ensordecedor sacudió la sala.

¡Está aquí! —bramó Demyan, levantándose de golpe.

Del cuerpo de uno de los guardianes emergió una sombra, deformándose en un espectro diferente a los vistos antes. No era solo oscuridad… era inteligencia pura y cruel. Sus movimientos eran veloces, cambiando de anfitrión entre los presentes como un parásito imposible de atrapar. Cada vez que lo intentaban golpear, se desvanecía en otra carne, dejando tras de sí caos y gritos.

¿Creíste que podías sellarnos? —la voz del espectro resonó desde distintos cuerpos, burlándose—. Somos parte de todos ustedes.

Los consejeros entraron en pánico, atacándose entre sí, incapaces de saber quién estaba corrompido. El salón se volvió un campo de guerra.

Demyan, harto, cerró los ojos. El aire se tornó pesado, como si el mismo inframundo hubiera sido invocado en aquella sala. Sus venas comenzaron a brillar con un resplandor oscuro, y en su espalda brotaron símbolos demoníacos ardientes.

Basta de juegos… sal de las sombras. —Su voz era un trueno cargado de furia contenida.

El suelo tembló. Una grieta abrió el mármol bajo sus pies y de ella emergieron lenguas negras de energía. El poder de Demyan rugió como una bestia ancestral. Con un solo movimiento de su mano, invocó un vórtice que arrancó al espectro de todos los cuerpos donde se ocultaba, obligándolo a materializarse en una forma abominable: una amalgama de rostros retorcidos, gritos y manos extendidas que suplicaban.

El espectro chilló, un sonido tan desgarrador que hizo sangrar los oídos de los presentes.

Eres fuerte, rey… pero no puedes matarme. Soy eterno.

Demyan sonrió con desdén, su mirada helada.

Yo soy la oscuridad, y en mi reino nadie es eterno salvo yo.

El choque fue brutal. El espectro lanzó oleadas de oscuridad que arrancaban las paredes del palacio, devorando pilares y destrozando soldados. Pero Demyan caminaba entre el caos sin retroceder un solo paso, con la sombra de su poder envolviéndolo como un abismo vivo.

De un solo gesto, las sombras del rey se elevaron en forma de lanzas y látigos, desgarrando al espectro pedazo por pedazo. El grito de la criatura resonó como un millar de almas muriendo a la vez.

Aun así, el espectro se regeneraba. Cada vez que caía, absorbía el miedo y el dolor de los presentes para fortalecerse.

El caos era absoluto. Los líderes gritaban, los guardias morían, y la balanza temblaba con la energía desatada.

Demyan entonces liberó todo lo que había contenido. Sus ojos se tiñeron de negro absoluto y su voz se volvió un rugido demoníaco:

¡TE ANIQUILO EN NOMBRE DE LA OSCURIDAD ETERNA!

El poder se expandió en un cataclismo. Una ola de sombra arrasó la sala, aniquilando cualquier rastro de la criatura. El silencio posterior fue tan absoluto que dolía. El aire olía a hierro y ceniza.

Los pocos que sobrevivieron miraban al rey con terror, conscientes de que su poder estaba más allá de lo humano, lo demoníaco o lo divino.

Demyan respiró hondo, su pecho subiendo y bajando con violencia. En su mente, solo una idea retumbaba: si el enemigo puede infiltrarse de esta manera… Aria nunca estará a salvo.

Y mientras los escombros caían a su alrededor, Demyan entendió que esa batalla apenas había sido una advertencia.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.