Ecos De Luz Y Sombras el ultimo resplandor

Capítulo 21

El silencio de la habitación se rompía apenas con la respiración agitada de Aria. Su cuerpo descansaba sobre los cojines, pero su alma estaba en tormenta. El grito que había escuchado en su interior la había dejado aturdida, como si un fragmento de ese dolor desgarrador hubiese atravesado su propia esencia. El rostro de la diosa de la guerra se le repetía en la mente una y otra vez, acompañada por cadenas ardientes que la hacían estremecer hasta las lágrimas.

Abrió los ojos con violencia, desubicada, el corazón golpeando como si quisiera escapar de su pecho. Una mezcla de angustia y desesperación se apoderaba de cada rincón de ella.

—No… no puede ser… —susurró con un hilo de voz, llevándose las manos al rostro.

A su lado, Demyan la observaba desde hacía unos minutos. El rey, con el cuerpo aún dolido por las secuelas del ataque, no podía apartar sus ojos de ella. Sus facciones endurecidas por el cansancio se suavizaron al verla abrir los ojos, pero la expresión en el rostro de Aria lo atravesó como cuchillas.

—Aria —dijo con tono bajo y cargado de preocupación—, ¿te sientes bien? ¿Necesitas algo?

El temblor de sus manos la delató antes de que pudiera responder. Sin pensarlo, sus lágrimas comenzaron a deslizarse con fuerza, un desborde que ya no podía contener. Y entonces, sin aviso, se lanzó contra él, abrazándolo con desesperación, hundiendo su rostro en el pecho del hombre que amaba y temía perder.

Demyan se tensó al inicio, sorprendido por aquella explosión de vulnerabilidad, pero no tardó en rodearla con sus brazos, estrechándola contra sí con un instinto feroz.

—Shhh… estoy aquí, pequeña luz… estoy aquí —susurró, acariciando su cabello con torpeza, porque no sabía cómo calmar algo que no comprendía.

El corazón de Demyan se resquebrajaba al sentirla temblar de esa manera. Esa pulsera maldita que limitaba su vínculo le impedía entender a fondo lo que pasaba dentro de Aria, pero no necesitaba magia para saber que el dolor que ella cargaba era insoportable.

Aria no dijo nada. No podía. La imagen de la diosa de la guerra sufriendo en manos de Hope le partía el alma en dos. Pero en su silencio, apretaba más fuerte los brazos de Demyan, como si necesitara aferrarse a él para no colapsar del todo.

—Aria… —murmuró el rey, alzando su rostro con suavidad para mirarla a los ojos. Sus propias pupilas ardían con una mezcla de impotencia y determinación—. Sé que me necesitas aquí, pero debo decirte la verdad.

Ella lo miró, temblando, sin poder detener el llanto.

—Tengo que ir por mi hermana —continuó con voz grave, la dureza de un soberano que ocultaba la vulnerabilidad de un hermano desesperado—. Ese maldito de Hope la tiene encadenada, torturándola. No puedo quedarme de brazos cruzados.

Aria apretó los labios, queriendo gritarle que no, que no fuera, que ella tenía que hacerlo… pero las palabras murieron en su garganta.

Demyan acarició sus mejillas húmedas, con una ternura que pocas veces mostraba.

—Pero escúchame bien, Aria. Esta vez no te expondré. He ordenado traer más soldados para quedarte custodiando. Nadie te tocará. Nadie se atreverá a ponerte en peligro. Y he llamado a mi guardia de élite para que vayan conmigo al combate. —Su mirada ardió con un fuego helado—. No permitiré que Hope ponga un dedo sobre ti, y tampoco permitiré que siga mancillando a mi hermana.

El dolor atravesó a Aria como una espada. Quería gritarle que ella era parte de esto, que no podía quedarse esperando, que la diosa de la guerra la necesitaba tanto como él… pero no lo hizo. Tragó su angustia, apretó los dientes y asintió con suavidad, fingiendo aceptar.

Demyan la besó en la frente con fuerza, como sellando una promesa que lo consumía.

—Confía en mí, pequeña luz. Todo estará bien.

Aria asintió otra vez, esta vez con una sonrisa rota. Pero en lo más profundo de su ser, ya había tomado una decisión: no permitiría que nadie más sufriera por su culpa. Y si eso significaba desobedecer, lo haría.

Porque la voz de la diosa seguía gritando en su interior. Y no podía ignorarla.



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En el texto hay: fantacia, magia, magia y amor

Editado: 24.09.2025

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