La siguiente dimensión es una montaña donde cada eco puede revelar un futuro posible. Iván, con su experiencia como cosmonauta, debe liderar al grupo en una escalada peligrosa mientras evitan los ecos que podrían llevarlos a futuros indeseables.
La montaña se eleva ante ellos, un gigante de roca y hielo que desafía el cielo mismo. Iván se pone al frente, su experiencia en el vacío del espacio le ha enseñado a enfrentar lo desconocido con calma y determinación. “Cada eco es una posibilidad,” les dice a sus compañeros, “y debemos elegir sabiamente cuál escuchar.”
Mientras ascienden, los ecos se hacen más fuertes, cada uno mostrando un destello de lo que podría ser: Álvaro ve un mundo donde es reconocido como el mayor experto en simbología; Moira escucha el eco de una vida dedicada a la arqueología; Diego se enfrenta a la visión de un futuro donde nunca dejó su hogar.
Iván y Celeste se concentran en los ecos que hablan de descubrimientos y avances científicos, mientras que Sophie se aferra a los ecos de la paz y la curación. Juntos, aprenden a discernir entre los ecos que les ofrecen crecimiento y aquellos que solo traen vacío y desolación.
La escalada es ardua, pero Iván los guía con seguridad, evitando los caminos que resuenan con promesas falsas y peligros ocultos. Al llegar a la cima, el grupo se encuentra con un eco que resuena más fuerte y claro que los demás, un eco que habla de unión y esperanza, de un futuro donde las dimensiones se entrelazan en armonía.