Sophie encuentra su coraje en un laberinto hecho de cristales que reflejan no solo su imagen, sino también sus miedos. Ella debe enfrentarse a ellos y encontrar la salida para que el grupo pueda continuar su vía
Sophie avanza con cautela, cada paso la lleva más profundo en el laberinto de reflejos. Los cristales no solo muestran su imagen, sino que también proyectan sus miedos más oscuros: la soledad, el fracaso, la pérdida. Pero con cada miedo que enfrenta, siente cómo su coraje crece.
Álvaro observa, impresionado por la valentía de Sophie. “Tus miedos no te definen,” le asegura, “son solo sombras que pierden poder cuando les haces frente.”
Moira y Diego buscan signos en los patrones de los cristales, intentando descifrar el camino correcto. Pronto notan que los reflejos de Sophie se vuelven más claros y menos intimidantes a medida que ella acepta y supera sus temores.
Iván y Celeste ofrecen palabras de aliento, recordándole a Sophie que no está sola, que cada uno de ellos ha enfrentado sus propios miedos en este viaje.
Finalmente, Sophie se detiene ante un cristal más grande que los demás, uno que muestra no un miedo, sino una visión de ella misma fuerte y segura, rodeada por sus amigos. Con una sonrisa decidida, toca el cristal y este se disuelve, revelando la salida del laberinto