Isis había decidido explorar el mercado local, un laberinto de colores y aromas que prometía ser un festín para los sentidos. Las risas de los vendedores y el bullicio de los compradores creaban una atmósfera vibrante. Mientras paseaba entre los puestos, se detuvo frente a una mesa repleta de flores silvestres. La belleza de los colores la cautivó, y se inclinó para inhalar su fragancia.
De repente, un grito resonó en el aire. Un niño pequeño, con una canasta llena de frutas, tropezó y dejó caer su carga. Las manzanas rodaron en todas direcciones, creando un caos frutal. Isis se agachó rápidamente para ayudar, pero antes de que pudiera hacerlo, un par de manos fuertes se extendieron junto a las suyas.
-¡Espera! Déjame ayudarte,- dijo una voz profunda y suave.
Al levantar la vista, Isis se encontró con los ojos verdes más intensos que había visto jamás. Rhett estaba allí, recogiendo las manzanas con una gracia inesperada. Su sonrisa era cálida y genuina, como si este pequeño caos fuera la cosa más divertida del mundo.-¿Siempre te metes en líos en el mercado?- bromeó él mientras colocaba una manzana en la canasta del niño.
-Solo cuando hay flores involucradas,- respondió Isis, riendo nerviosamente mientras se enderezaba. -Es como si tuvieran un imán para atraer problemas.-
Rhett la miró con curiosidad. -Las flores tienen ese efecto en las personas. Pero creo que las manzanas también pueden ser peligrosas,- dijo con un tono serio que contrastaba con su sonrisa.
Isis sintió un cosquilleo en su estómago. Había algo en su forma de hablar que la hacía sentir cómoda, como si lo conociera desde hace tiempo. -Soy Isis,- dijo, extendiendo la mano.
-Rhett,- respondió él, estrechando su mano con firmeza. -Así que... ¿te gustan las flores o solo te gusta hacer amigos en situaciones caóticas?-
-Un poco de ambas,- admitió ella, sintiendo cómo la conexión entre ellos comenzaba a florecer.
Mientras continuaban recogiendo las manzanas y conversando sobre el pueblo y sus secretos, Isis decidió aprovechar el momento para hacer una broma.-¿Sabes? Este es el primer encuentro romántico que tengo en el pueblo: un niño, unas cuantas manzanas y un extraño que parece más interesado en recoger fruta que en hablar.-
Rhett soltó una risa profunda. -Bueno, al menos no hay flores involucradas en esta historia romántica. Eso podría haber complicado las cosas.-
Isis sonrió ante su respuesta y sintió que había algo refrescante en su seriedad mezclada con humor. -¿Y qué tal tú? ¿Siempre salvas a los niños del desastre frutal?-
-Solo cuando tengo tiempo libre entre mis trabajos de mecánico,- respondió Rhett con un aire de misterio. -Pero no te preocupes; tengo experiencia en lidiar con situaciones caóticas.-
-¿Así que eres mecánico? Debes tener muchas historias interesantes,- comentó Isis mientras terminaban de recoger las últimas manzanas.
-Sí, pero no todas son tan emocionantes como esta,- dijo Rhett, señalando al niño que ahora intentaba atrapar su globo rojo que volaba lejos. -La mayoría involucran motores ruidosos y clientes impacientes.-
Mientras observaban al niño correr tras el globo, Isis sintió que este encuentro no era solo un accidente; era el primer paso hacia algo nuevo y emocionante.-Quizás deberíamos hacer esto más seguido: tú salvas a los niños y yo me encargo de las flores,- sugirió ella con picardía.
Rhett levantó una ceja. -¿Así que quieres ser mi compañera de aventuras? Eso podría ser interesante.-
Isis asintió entusiasmada. -Definitivamente. Pero solo si prometes no dejar caer más frutas.-
Rhett sonrió mientras miraba a su alrededor. -Trato de evitarlo, pero no puedo garantizar nada cuando hay flores involucradas.-
Con risas compartidas, ambos se despidieron del niño y continuaron conversando sobre sus vidas en el pueblo mientras caminaban por el mercado, cada vez más intrigados el uno por el otro. La conexión entre ellos crecía como las flores silvestres que habían atraído a Isis al mercado aquel día.
A medida que se alejaban del bullicio del mercado, Isis sabía que este encuentro había sido solo el comienzo de una nueva amistad llena de risas y aventuras inesperadas.
Espero que hayan disfrutado del encuentro entre Isis y Rhett en el mercado. Rhett parece ser el tipo de chico que hace que las frutas caídas parezcan una aventura emocionante. Imaginen que Rhett tiene un lado oculto, un enigma que Isis está ansiosa por descubrir.
¿Qué tipo de misterios les gustaría ver que Rhett esconde? ¿Tal vez un pasado como un aventurero solitario, o quizás un corazón que ha sido herido antes?
Compartan sus ideas más creativas en los comentarios. Y si han tenido alguna vez un encuentro con alguien que les ha parecido misterioso o atractivo, ¡compartan también! me encantaría leer sus historias.
¡Gracias por leer y espero sus comentarios!