Rhett
Mientras estaba en el taller mecánico, rodeado del familiar aroma a aceite y metal, no podía evitar que mis pensamientos volaran hacia Isis. Había pasado poco tiempo desde que la conocí en el festival de luces, pero cada momento a su lado había dejado una huella imborrable en mi corazón.
Recuerdo claramente aquella noche mágica. Las luces colgantes danzaban en el aire, creando un ambiente de ensueño. Isis y yo nos movíamos entre los puestos, riendo y disfrutando de cada instante. Cuando llegamos al puesto de los peluches, su entusiasmo era contagioso. -¿Te gustaría intentar ganar uno?- le pregunté, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. Ella asintió con ojos brillantes, y su sonrisa iluminó mi mundo.
Después de varios intentos fallidos, finalmente logré encestar el aro en la botella. La alegría que sentí al ganar ese oso para ella fue indescriptible. -¡Lo logré!- exclamé, sintiendo que mi corazón latía con fuerza mientras le entregaba el peluche. Su risa fue como música para mis oídos, y cuando me dijo que era increíble, supe que había hecho algo especial.
Mientras trabajaba en el taller, Tomás entró y me interrumpió en mis pensamientos. -¿Sigues pensando en ella?- preguntó con una sonrisa burlona. No podía evitarlo; cada vez que pensaba en Isis, una sonrisa se dibujaba en mi rostro. -Es diferente,- respondí, intentando sonar casual.
Tomás se acercó a mí, apoyándose en la mesa de trabajo. -¿Diferente? ¿Cómo? ¿Acaso te has convertido en un romántico?- Su tono era juguetón, pero había un destello de seriedad en sus ojos. -Es solo que… hay algo en ella,- admití, sintiendo cómo las palabras salían sin poder detenerme. -La forma en que sonríe, cómo se ríe… me hace sentir cosas que no había sentido antes..-
Recordé cómo cuando le entregué el peluche, su rostro se iluminó con felicidad genuina. La forma en que abrazó el oso contra su pecho fue un momento que atesoraré para siempre. Era como si ese simple gesto hubiera encendido una chispa entre nosotros; algo más profundo que una simple atracción.
-Quizás me atrevo,- respondí con un susurro, sintiendo una mezcla de miedo y emoción al pensar en abrirme a Isis. Sabía que había algo real entre nosotros; algo que merecía ser explorado.
Mientras continuaba trabajando en el taller, mis pensamientos regresaban a Isis una y otra vez. La magia del festival había creado un vínculo entre nosotros que no podía ignorar. Cada día que pasaba sin decirle lo que sentía se sentía como una oportunidad perdida.
Tomás me miró con complicidad y sonrió. -Solo recuerda: a veces hay que arriesgarse para ganar.- Sus palabras resonaron profundamente dentro de mí. Era hora de dejar atrás mis dudas y dar ese paso hacia lo desconocido.
Con cada golpe de herramienta y cada giro de tuerca, me di cuenta de que mi corazón estaba listo para abrirse a Isis. La conexión que habíamos forjado era demasiado fuerte como para ignorarla; era un amor incipiente esperando florecer bajo las luces del festival y las estrellas del cielo nocturno.
Así que decidí: cuando la viera nuevamente, le diría lo que realmente sentía por ella. Porque a veces, el amor requiere valentía, y yo estaba listo para ser valiente por primera vez en mucho tiempo.
Espero que hayan disfrutado del momento en que Rhett decide ser valiente y expresar sus sentimientos a Isis. La idea de que el amor requiere valentía es algo que muchos de nosotros podemos relacionar.
¿Qué les parece la idea de que expresar nuestros sentimientos puede ser un acto de valentía?
Recuerden que el amor se puede expresar de muchas maneras, como a través del contacto físico, palabras de afirmación, o simplemente pasando tiempo de calidad juntos.
¿Qué forma de expresar amor les parece más significativa?
¡Gracias por leer y espero sus comentarios!