Ecos de sol

Capítulo: Dspedidas

Rhett

Ben se preparaba para regresar a la ciudad después de su breve visita. Aunque solo había estado aquí un día, su presencia había traído consigo un torrente de recuerdos y sentimientos.

Isis estaba a mi lado, su mirada perdida en el paisaje. Tomás y Elisa intercambiaban bromas, pero yo sentía un nudo en el estómago. Sabía que la despedida se acercaba rápidamente.

Cuando vi a Ben acercarse con su mochila al hombro y una sonrisa amplia, sentí una mezcla de alivio y tristeza. -¡Chicos! ¡No puedo creer que ya sea hora de irme!- exclamó con entusiasmo.

-¿Ya te vas?- preguntó Elisa, sorprendida. -Apenas has estado aquí.-

-Lo sé,- respondió Ben, encogiéndose de hombros. -Pero tengo que volver a la ciudad. El trabajo me espera.- Miró a cada uno de nosotros, y cuando sus ojos se posaron en Isis, vi cómo su expresión se suavizaba. -Ha sido genial volver a verte.-

Isis sonrió, pero había un brillo en sus ojos que me hizo sentir incómodo. -Igualmente, Ben. Ha sido divertido recordar viejos tiempos,- dijo ella.

Tomás decidió romper la tensión con una broma. -Vamos, amigo, no te vayas sin hacer algo memorable. ¿Qué tal si vamos a la playa por última vez?- sugirió con una sonrisa traviesa.

-¡Eso suena perfecto!- respondió Ben con entusiasmo. -No hay mejor manera de despedirse que con un buen chapuzón.-

Nos dirigimos a la playa cercana, riendo y disfrutando del aire fresco del mar. Al llegar, el sonido de las olas rompiendo contra la orilla nos recibió como una melodía familiar. La arena caliente bajo nuestros pies y el aroma salado del océano creaban un ambiente perfecto para despedidas.

Mientras nos acomodábamos en la arena, decidí que debía disculparme por lo ocurrido el día anterior. Me acerqué a Ben cuando todos estaban distraídos buscando toallas y protector solar. -Oye, Ben,- comencé con un tono más serio del habitual.

-¿Qué pasa, Rhett?- preguntó él, girándose hacia mí.

-Quiero disculparme por lo de ayer,- dije sinceramente. -No debí lanzar esa piedra cerca tuyo. Fue… impulsivo.-

en soltó una risa despreocupada. -¡Vamos! No te preocupes por eso,- respondió con una sonrisa burlona. -Fue solo un pequeño accidente.- Luego añadió con un guiño: -Además, siempre he querido saber qué se siente ser golpeado por un celoso.-

Me reí nerviosamente, sintiendo cómo mi incomodidad se desvanecía un poco. -No era mi intención asustarte,- respondí.

-Lo sé,- dijo Ben con una sonrisa comprensiva. -Pero hablando en serio… no quiero que haya tensiones entre nosotros por eso.-

Mientras nos instalábamos en la playa y disfrutábamos del sol, Ben comenzó a hablar sobre su vida en la ciudad. -La verdad es que he estado pensando mucho sobre lo que significa ser auténtico,- dijo mientras miraba hacia el mar. -Es liberador salir del closet y vivir mi verdad.-

Isis lo escuchaba atentamente mientras Tomás y Elisa jugaban cerca de la orilla. -¿Y cómo ha sido eso para ti?- preguntó ella.

-Es complicado,- admitió Ben. -A veces hay presión para encajar en ciertas expectativas sociales. Pero he aprendido a rodearme de personas que me aceptan tal como soy.- Su mirada se volvió reflexiva mientras continuaba: -Como ustedes.-

La conversación fluyó naturalmente mientras compartíamos risas sobre anécdotas pasadas relacionadas con nuestras propias experiencias amorosas y amistades. La atmósfera ligera ayudó a aliviar la tristeza inminente de la despedida.

Finalmente, cuando todos decidimos meternos al agua para refrescarnos, el ambiente se volvió más alegre y despreocupado. Nos zambullimos en las olas, riendo y chapoteando mientras disfrutábamos del momento.

Después de nadar un rato, regresamos a la orilla para secarnos al sol. Ben miró hacia el horizonte y luego se volvió hacia nosotros con una expresión seria pero sonriente. -Quiero agradecerles a todos por hacerme sentir tan bienvenido aquí,- dijo mirando a cada uno de nosotros. -No sé cuándo volveré a este lugar hermoso.-

La atmósfera se tornó melancólica mientras cada uno comenzaba a procesar la realidad de su partida. Isis fue la primera en hablar: -Siempre tendrás un lugar aquí, Ben.-

Tomás asintió y agregó: -¡Sí! Y no olvides que siempre puedes regresar para hacer castillos de arena con nosotros.-

Ben sonrió ante esa idea antes de abrazar a Isis primero. -Cuídate mucho,- le dijo suavemente.

Luego fue el turno de Tomás y Elisa, quienes lo abrazaron con risas y bromas sobre cómo debía llevarse algunas conchas como recuerdo.

Finalmente llegó mi turno. Me acerqué a él y extendí la mano para estrecharla firmemente. -Cuídate,- le dije sinceramente.

-Lo haré,- respondió Ben con una sonrisa amplia antes de añadir: -Y recuerda que siempre hay espacio para más amigos en mi vida.- Su tono era ligero pero había un trasfondo sincero en sus palabras.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.