Capítulo 20 – El primer paso hacia lo infinito

Con los primeros rayos del amanecer, Liora caminó hacia el horizonte. La ciudad, a sus espaldas, vibraba suavemente con las últimas notas de la sinfonía. Cada paso sobre el suelo líquido generaba ondas de luz que se expandían hasta fundirse con el cielo.

El horizonte invisible se abrió lentamente ante ella, mostrando un camino que no podía describirse con palabras. Solo podía ser sentido, escuchado, interpretado. Liora comprendió que cada eco, cada recuerdo y cada melodía que encontraba en su camino serían parte de su viaje, y que su destino no era predecible: debía escribirlo mientras lo vivía.

Caminó sin mirar atrás, dejando que los ecos de la ciudad, los soles gemelos y el ojo cósmico la acompañaran. Cada nota flotante en el aire formaba una canción de bienvenida, y Liora comprendió que el primer paso hacia lo infinito había sido dado.

La ciudad vibraba detrás de ella, pero ya no era un lugar que necesitara ser salvado: era un mundo vivo, lleno de posibilidades. Y mientras avanzaba hacia lo invisible, la melodía de los recuerdos la guiaba, anunciando que su viaje apenas comenzaba