Ecos del Abismo

Capítulo 9: Sangre, acero… y oro

La entrada al Sexto Piso era una grieta cubierta de raíces negras.
No una escalera. No una puerta.
Una herida abierta… como si la mazmorra misma sangrara.

Kael tragó saliva antes de entrar.
Avarn cruzó sin miedo. Darik lo siguió, con la espada al hombro.
Kael dio un paso. Luego otro.
Y la oscuridad se cerró detrás de ellos.

---

El ambiente cambió al instante.

El aire era denso, caliente, con olor a óxido y carne húmeda.
El suelo estaba cubierto de una mezcla de tierra húmeda y cristales rotos.
Del techo colgaban cadáveres secos como muñecos rotos, algunos aún con armaduras oxidadas.

—Qué asco… —susurró Kael.

—Bienvenido al Eco Roto, chico —murmuró Darik—. Donde la mazmorra canta con los huesos de los valientes.

Avanzaron con cuidado entre pilares de piedra torcida, cruzando pasillos siniestros.
Fue entonces que lo escucharon.

Un grito… seguido de pasos múltiples.

—¡Nos rodean! —gritó Avarn, girando la lanza.

Tres criaturas emergieron de la oscuridad.
Sus cuerpos eran humanoides, pero con rostros fundidos, como cera derritiéndose.
De sus bocas colgaban cuchillas.
Sus brazos eran garras alargadas, hueso puro.

[Mutados del Eco – Clase Berserker]

—¡Kael, izquierda! —gritó Darik, interceptando al primero con un tajo vertical.
La espada impactó, pero el monstruo no cayó.
Kael se lanzó hacia el segundo, cortando con la Espada Nula a la altura del pecho.
El corte dejó una marca profunda, pero la criatura chilló y lo embistió.

¡CRASH!

Kael rodó por el suelo. Sangre en la boca. Se incorporó apenas a tiempo para bloquear otro golpe.
Avarn giró su lanza y clavó la punta en el ojo del tercero, sacándolo de su trance.

—¡Kael, ataca donde ya cortaste! ¡Rápido!

Kael apretó los dientes y corrió con fuerza.
La criatura chilló de nuevo y alzó sus garras.
Pero esta vez, Kael no falló.

—¡GRRAAAAAAAHH!

¡CLANG!

Un corte limpio. La cabeza rodó. El cuerpo colapsó.

Darik ya había rematado al suyo con un tajo cruzado al torso.

Avarn pisó el cráneo del tercero, que aún se movía, y lo aplastó con fuerza.

Silencio.

Kael jadeaba, el corazón latiéndole con fuerza. Sangre en la frente. Manos temblorosas.
Pero… estaba vivo.

—Nada mal, chico —dijo Darik.

Avarn miró adelante.

—Ya casi llegamos.

---

Minutos después, llegaron a una puerta circular con inscripciones antiguas.
Avarn colocó la mano sobre ella y recitó palabras en una lengua olvidada.

La puerta se abrió.

Dentro había una sala iluminada por antorchas azules.
Cofres de distintos tamaños. Montones de monedas negras. Pergaminos. Frascos. Piedras rúnicas.
Todo descansando sobre un suelo tallado con símbolos de juicio y sacrificio.

—¿Esto es… una sala de recompensa? —dijo Kael, asombrado.

—Sí —respondió Avarn—. El corazón de un piso a veces te ofrece tesoros si demuestras valor.
Pero no todo es gratis.

Un espíritu flotaba al fondo, sin ojos ni rostro.
Tenía una balanza flotando en su pecho.
[El Juez Silente]

Habló con voz que se sentía más en el alma que en los oídos.

—Presentad lo que habéis derramado… y os devolveré lo que habéis perdido.

Avarn arrojó una pequeña bolsa. Monedas negras.
Darik dejó sangre en la piedra y colocó su espada sobre la balanza.

Kael dudó… pero finalmente colocó el colgante que había guardado desde que huyó de su hogar: el de su hermana.

El Juez lo aceptó sin palabras.
Y a cambio… los cofres se abrieron uno a uno.

---

[Kael ha adquirido: Guanteletes de Carga – aumentan la velocidad de ataque]
[Nueva habilidad: Impacto Retardado – cada tercer golpe aturde]

[Darik ha adquirido: Coraza de Ira Dormida – se endurece con el daño acumulado]

[Avarn ha adquirido: Fragmento Sombrío – ???]

Kael miró sus manos cubiertas por los guanteletes nuevos.
Más ligeros. Más firmes.
Se sintió… más fuerte.

—No me gusta este espíritu —murmuró Darik.

—Tampoco a mí —dijo Kael.

Avarn se giró.

—No importa si lo amamos o no.
Nos dio fuerza.
Y la necesitaremos… porque el próximo piso no juzga. Solo devora.

El Juez Silente desapareció en el aire.

La sala comenzó a temblar. Una nueva puerta se abrió al fondo.
Oscura. Fría.
Con un susurro que parecía… el nombre de Kael.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.