La tarde caía lentamente sobre el pueblo, y Mateo se encontraba sentado en el muelle, observando cómo el sol se ocultaba en el horizonte. La luz dorada del atardecer reflejaba en el agua, creando un espectáculo de colores que, por un momento, calmaba su mente agitada. Había pasado días desde la última vez que había visto a Isabella, y la separación había dejado un vacío en su interior que no podía ignorar.
“¿Qué estoy haciendo con mi vida?” se preguntó mientras miraba las olas. La conversación que había tenido con Isabella resonaba en su mente, y cada palabra que había intercambiado con ella lo perseguía. “¿Realmente estoy listo para enfrentar mi compromiso, o solo estoy atrapado en un ciclo de dudas?”
Justo en ese momento, escuchó una voz familiar. “¿Mateo? ¿Estás bien?” Era su amigo Lucas, que se acercaba con una cerveza en la mano. “Te he estado buscando. Te vi en el café ayer, pero no te atreviste a hablar.”
Mateo sonrió débilmente. “Solo estoy reflexionando sobre algunas cosas, Lucas.”
“Te veo pensativo. ¿Es sobre Isabella?” preguntó Lucas, sentándose junto a él. “Me dijeron que estaban pasando por un momento difícil.”
“Sí,” admitió Mateo, sintiendo que el peso de la conversación lo abrumaba. “Hemos decidido separarnos temporalmente. Necesitamos tiempo para pensar en lo que realmente queremos.”
Lucas lo miró con seriedad. “Eso suena complicado. ¿Qué es lo que realmente quieres, Mateo?”
“Esa es la pregunta del millón,” dijo Mateo, sintiendo que la frustración lo invadía. “He estado lidiando con mi compromiso y mis sentimientos hacia Isabella. A veces siento que estoy atrapado entre lo que se espera de mí y lo que realmente deseo.”
“Es normal sentirse así,” respondió Lucas, tomando un sorbo de su cerveza. “Pero tienes que ser honesto contigo mismo. ¿Qué es lo que te hace feliz?”
Mateo se quedó en silencio, sintiendo que la confusión lo envolvía. “No lo sé, Lucas. He estado tan enfocado en cumplir con las expectativas de los demás que he olvidado lo que realmente quiero.”
“Ese es el primer paso: reconocerlo,” dijo Lucas, sintiéndose alentador. “A veces, la vida nos empuja a seguir un camino que no elegimos. Pero tú tienes el poder de cambiar eso.”
“Mi compromiso es complicado,” dijo Mateo, sintiéndose angustiado. “No quiero lastimar a nadie, pero tampoco puedo seguir ignorando mis propios deseos.”
“¿Y cuáles son esos deseos?” preguntó Lucas, sintiéndose curioso. “¿Qué es lo que realmente quieres en tu vida?”
Mateo miró al horizonte, sintiendo que las palabras se atascaban en su garganta. “Quiero ser feliz. Quiero amar y ser amado sin restricciones. Pero también tengo miedo de lo que eso significa.”
“¿Miedo a qué?” preguntó Lucas, sintiéndose intrigado. “¿A perder lo que ya tienes o a seguir adelante con algo nuevo?”
“Ambos,” admitió Mateo, sintiéndose vulnerable. “Tengo miedo de perder a Isabella. Ella me hace sentir vivo, pero también tengo miedo de dejar a mi prometida. Es como si estuviera en una encrucijada y no supiera qué camino tomar.”
“Es una decisión dura,” dijo Lucas, sintiéndose empático. “Pero, al final del día, solo tú puedes decidir lo que es mejor para ti. ¿Qué te dice tu corazón?”
Mateo cerró los ojos, sintiendo que su corazón latía con fuerza. “Mi corazón me dice que quiero explorar lo que tengo con Isabella. Quiero ser valiente y arriesgarme a ser feliz, pero también me aterra la idea de decepcionar a las personas que amo.”
“¿Y si te digo que también es importante ser honesto con ellos?” preguntó Lucas, sintiéndose decidido. “No puedes vivir en función de lo que otros esperan de ti. Tienes que ser fiel a ti mismo.”
Mateo asintió, sintiéndose más claro. “Lo sé, pero no quiero hacer daño. He estado pensando en lo que realmente significa el compromiso. ¿Es solo un contrato o es algo más profundo?”
“Es más profundo, sin duda,” respondió Lucas, sintiéndose reflexivo. “Un compromiso implica amor, respeto y la voluntad de enfrentar los desafíos juntos. Pero también implica ser honesto sobre tus propios deseos y necesidades.”
“Quizás he estado tratando de cumplir con lo que se espera de mí sin realmente pensar en lo que quiero,” dijo Mateo, sintiéndose más ligero. “Isabella me ha mostrado que hay más en la vida que solo seguir el camino que se me ha trazado.”
“Eso es un gran paso,” dijo Lucas, sonriendo. “A veces, necesitamos que alguien nos despierte y nos haga ver lo que realmente importa. ¿Te has dado cuenta de lo que Isabella significa para ti?”
Mateo sonrió al recordar los momentos compartidos con Isabella. “Ella es especial. Me hace sentir libre y comprendido. Me inspira a ser una mejor persona.”
“Entonces, ¿por qué no te arriesgas a ser feliz? Habla con ella cuando estés listo. Dile lo que sientes,” sugirió Lucas, sintiéndose alentador. “No puedes dejar que el miedo te detenga.”
Mateo miró al horizonte, sintiéndose más decidido. “Tienes razón. No puedo seguir viviendo en la sombra de mis miedos. Necesito ser valiente y enfrentar esta situación.”
“Eso es lo que quiero oír,” dijo Lucas, sonriendo. “La vida es demasiado corta para no ser feliz. Tómate un tiempo para reflexionar, pero no te alejes de lo que realmente quieres.”
Mateo asintió, sintiendo que una nueva luz comenzaba a brillar en su interior. “Gracias, amigo. Tu apoyo significa mucho para mí. Quiero ser honesto, no solo conmigo mismo, sino también con aquellos que amo.”
“Eso es lo que hace a un hombre fuerte,” dijo Lucas, sintiéndose orgulloso. “Recuerda que siempre estaré aquí para ti, sin importar las decisiones que tomes.”
“Lo sé, y eso me da fuerza,” respondió Mateo, sintiéndose más ligero. “Quiero encontrar la manera de ser feliz sin lastimar a nadie en el proceso.”
Mientras el sol se ocultaba completamente en el horizonte, Mateo se sintió renovado. Había una claridad en su mente que no había sentido en mucho tiempo. Sabía que debía enfrentar su compromiso con valentía, pero también que debía ser honesto con Isabella sobre lo que realmente deseaba.