Ahora, en este momento, cuando la oscuridad ya no me consume, cuando puedo ver la luz sin temerle, sé que la batalla no ha terminado. Lo que comenzó en un susurro en la sombra ha revelado algo mucho más grande, algo que trasciende este mundo, este tiempo.
Lian y yo, juntos, caminamos hacia lo desconocido. El futuro es incierto, pero por primera vez, no me asusta. Si la oscuridad alguna vez regresa, la enfrentaré. Si el amor que compartimos se ve amenazado, lo protegeré. Porque lo que he aprendido es que el amor no se define por la perfección, ni por la ausencia de sombras. El amor es la aceptación de todo lo que somos, la luz y la oscuridad.
“Estamos listos para lo que venga,” dije, apretando su mano.
“Siempre lo estaremos,” respondió él, su sonrisa reflejando la misma confianza que ahora sentía en mi corazón.
Al fin, comprendí que el amor es eterno, pero también lo son las elecciones que hacemos para protegerlo.