El camino no termina aquí. Cada paso que damos juntos es un recordatorio de que, aunque el mundo cambie, aunque las sombras puedan amenazar con regresar, siempre habrá luz en nosotros. Lo que hemos compartido ha sido un renacimiento. Y ahora, más que nunca, me doy cuenta de que el destino no está marcado. El destino es lo que elegimos hacer con el amor que llevamos dentro.
Así que, de la mano de Lian, sigo adelante. Porque, al final, somos los arquitectos de nuestra propia historia, y yo elijo escribir la mía junto a él, con todos sus matices, sus sombras, pero también con toda la luz que somos capaces de crear.