Capitulo 2: Ecos en el aula

El sol de la mañana apenas lograba filtrarse a través de las ventanas del aula pequeña. La nieve seguía cayendo afuera, amortiguando los sonidos del mundo exterior y envolviendo todo en una quietud casi irreal.
El profesor Kim Seung-ho entró al aula con paso firme, su expresión inexpresiva mientras colocaba sus libros en el escritorio. Sus ojos, sin embargo, revelaban cansancio, y a veces una chispa de tristeza que rápidamente desaparecía.
Aquel hombre, que parecía tan seguro al impartir la lección, también estaba atrapado en aquella prisión invisible. Sabía que debía actuar su papel sin errores, como todos los demás, porque cualquier desviación podía tener consecuencias.
Los estudiantes se acomodaron en sus puestos fijos, siguiendo una rutina ensayada.
—Hoy repasaremos las reglas gramaticales —dijo el profesor con voz firme—. Espero que hayan estudiado.
Hae-won miró a Joo-ri, que apenas pudo esbozar una sonrisa. Sus manos temblaban ligeramente al sostener el libro.
Mientras Kim escribía en la pizarra, el reloj en la pared parecía el único indicador del paso del tiempo. Pero para ellos, cada minuto era una eternidad.
Dae-seok, siempre intentando romper la monotonía, susurró un chiste que sólo hizo que Ji-hoon riera por lo bajo, mientras Min-jae rodaba los ojos con fastidio.
Joo-ri bajó la mirada, intentando controlar el temblor de su voz.
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Después de clase, en el pasillo vacío y silencioso, Hae-won se acercó a Joo-ri.
—No tienes que fingir tanto —susurró—. Sé que sabes lo que está pasando.
Ella lo miró con sorpresa, pero también con alivio.
—No es fácil —dijo ella—. Me trajeron aquí hace años... fui transferida de otra escuela, pero esa escuela también es una prisión.
—¿Entonces tú también estás atrapada? —preguntó Hae-won.
—Sí —respondió ella—. Y mis padres, mis hermanos... ellos también están obligados a fingir. Todo es falso.
Ambos se miraron en silencio, comprendiendo que no estaban solos, pero que la verdad era mucho más grande y aterradora de lo que imaginaban.