Elena se encontraba de pie frente a la enorme ventana panorámica de la Estación Espacial Kepler, contemplando el resplandor de los planetas distantes. Nova Terra, el nuevo hogar de la humanidad, brillaba en la lejanía como una joya suspendida en la inmensidad del espacio. Como científica especializada en exploración espacial, Elena había dedicado su vida a desvelar los secretos del universo. Desde que era una niña, había soñado con ser parte de algo más grande, de una misión que trascendiera los límites de lo conocido. Y ese sueño estaba a punto de convertirse en realidad.
Su comunicador interrumpió sus pensamientos con un zumbido insistente. Era el Dr. Thompson, el director del proyecto.
—Elena, te necesito en mi despacho de inmediato —dijo su voz urgente a través del dispositivo.
Intrigada, Elena abandonó la contemplación del cosmos y se dirigió rápidamente hacia la oficina del Dr. Thompson. Al entrar, encontró al director absorto en su pantalla holográfica, con expresión preocupada.
—Doctor, me llamó —dijo Elena, esperando ansiosa una explicación.
El Dr. Thompson levantó la mirada y la observó con seriedad. —Elena, te he seleccionado para formar parte de una misión especial —anunció—. Una misión que podría cambiar nuestra comprensión del universo.
El corazón de Elena se aceleró. No podía creer lo que estaba escuchando.
—¿Una misión especial? ¿De qué se trata, doctor?
El director del proyecto hizo una pausa dramática antes de responder.
—Hemos descubierto un agujero negro recientemente y su proximidad a una anomalía gravitacional desconocida nos ha dejado perplejos. Queremos que encabeces una expedición para investigarla. Será peligroso, Elena, pero también será una oportunidad única para desentrañar los secretos de nuestro universo.
Elena sintió un escalofrío recorriendo su espalda. Esta era la oportunidad que había estado esperando toda su vida. La emoción y el miedo se mezclaron en su interior.
—¿Quién más estará en el equipo? —preguntó con voz entrecortada.
—El capitán Alexander Mitchell —respondió el Dr. Thompson—. Es un piloto experimentado y un líder nato. Creo que harán un gran equipo juntos.
Elena recordó haber oído hablar de Alex Mitchell en los corredores de la estación espacial. Su reputación de valentía y destreza era legendaria. La idea de trabajar codo a codo con él la emocionaba y la intimidaba al mismo tiempo.
—¿Cuándo partimos? —preguntó Elena, decidida a aceptar el desafío.
—Mañana por la mañana —respondió el Dr. Thompson—. Tenemos mucho por preparar. Te enviaré los detalles y las coordenadas de la anomalía. Buena suerte, Elena. ¡El futuro de Nova Terra descansa en tus manos!
Mientras salía de la oficina del director, Elena sintió una mezcla de emociones abrumadoras. Se sentía fuera de la esa realidad.
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Editado: 06.07.2023