Ecos del Pasado

Capítulo 1: Un nuevo comienzo

Alexandre Moreau

El avión aterrizó en Londres mientras yo miraba por la pequeña ventana, tratando de contener una mezcla de emoción y nervios. La capital británica me esperaba con una nueva vida, un nuevo inicio que había sido tanto un deseo como una necesidad. Desde hace meses, llevaba esperando este momento, imaginando cómo sería estar aquí y dejar atrás todo aquello que me ataba a Italia.

A medida que el avión rodaba por la pista, sentí que mis dudas y temores eran absorbidos por la vastedad de la ciudad. Respiré hondo, recordándome a mí mismo por qué estaba aquí: para estudiar, para enfocarme en mi carrera, para, de una vez por todas, superar el pasado.

—Señor Moreau, bienvenido a Londres —me dijo la azafata al pasar por mi asiento, sonriendo cortésmente.

Asentí con un leve movimiento de cabeza y me levanté, tomando mi equipaje de mano. A cada paso que daba hacia la salida, sentía que dejaba atrás las sombras de mi vida anterior. Chantal, su traición, y el dolor que había cargado por tanto tiempo empezaban a quedar en otro plano, como si la distancia de un continente fuera lo que necesitaba para sanar.

Me encaminé hacia la zona de llegadas, buscando un taxi. No había sido fácil conseguir el apartamento, pero gracias a la beca y a las recomendaciones que obtuve en Italia, ahora tenía un pequeño lugar en el que podía enfocarme en mis estudios. Subí al taxi y le di la dirección al conductor. Londres desfilaba frente a mí, sus edificios antiguos mezclados con la modernidad, y pensé en lo extraño que era sentirme solo en una ciudad tan llena de vida.

—¿Primera vez en Londres? —preguntó el taxista en un tono amigable, con un marcado acento británico.

—Sí, así es —respondí con una sonrisa forzada—. Vengo a estudiar.

—Buena elección, joven. Esta ciudad tiene mucho que ofrecer —dijo él con una mirada rápida a través del retrovisor.

Llegamos al edificio donde alquilé el departamento, un lugar pequeño pero suficiente para mí. El taxista me ayudó con mi equipaje, y una vez dentro, no pude evitar sonreír al ver el espacio vacío y ordenado, el silencio prometedor de una página en blanco. Dejé las maletas junto a la puerta y recorrí el lugar: una pequeña sala, la cocina compacta y el dormitorio en el fondo. Apenas me instalé, sentí que debía sentarme y tomar un momento para procesar. Finalmente, estaba aquí. Podía ver mi vida reiniciarse, lejos de las expectativas de mi familia y de la sombra de Chantal.

Pasé los primeros días en una especie de rutina automática. Me acomodé, compré los básicos para el departamento y recorrí el barrio, intentando no pensar demasiado en lo que dejé en Italia. Mi mente, sin embargo, insistía en retroceder, en volver a aquella última conversación con Chantal, en el resentimiento y la desilusión que habían roto algo dentro de mí.

La tarde antes de mi primer día de clases, me senté frente a la ventana, observando la ciudad desde lo alto. Era fácil perderse en la inmensidad de Londres, en las luces que titilaban a lo lejos como promesas de un futuro mejor.

El teléfono vibró. Era un mensaje de mi madre, quien, como siempre, quería asegurarse de que estaba bien. "Estoy orgullosa de ti", decía el texto, y por un momento, una punzada de nostalgia se apoderó de mí. Pero me obligué a ignorarla, a enfocarme en la oportunidad frente a mí. Quería que esto funcionara. Necesitaba que este nuevo comienzo significara algo.

El primer día en la Universidad de West London fue abrumador. Las instalaciones eran modernas, llenas de vida y de estudiantes de todas partes del mundo. Me sentí nervioso, aunque traté de disimularlo. Después de todo, no podía mostrar debilidad; esta era mi oportunidad para avanzar y demostrar que estaba listo para lo que viniera.

Entré a la oficina de administración para completar el proceso de inscripción, ajustando mi mochila y echando un último vistazo al espejo en el pasillo. Respiré hondo y me acerqué a la recepción, decidido a no dejar que los recuerdos me alcanzaran en este nuevo entorno.

—Hola, tengo una cita con el Dr. Thierry Laurent —digo, esforzándome por sonar tranquilo y seguro.

La recepcionista me miró con una sonrisa amable y asintió, revisando en su computadora.

—Claro, él lo está esperando. La oficina es al fondo del pasillo, a la izquierda.

Agradecí su ayuda y me encaminé hacia la dirección indicada. En mi mente, repasaba lo que diría, los objetivos que tenía, la pasión que me trajo hasta aquí. Era consciente de que Londres sería tanto un escape como un campo de prueba para mí, donde debía demostrar no solo mis habilidades, sino también mi capacidad de dejar atrás las heridas.

Al llegar a la oficina, el Dr. Laurent me recibió con un apretón de manos firme y una mirada de respeto que me hizo sentir bienvenido. La conversación fue fluida, pero noté que él parecía captar algo en mí, como si leyera entre líneas la razón por la que decidí mudarme. Su última pregunta me tomó por sorpresa.

—¿Qué esperas lograr aquí, Alexandre? ¿Solo un máster o algo más?

Sus palabras resonaron en mi mente mucho después de que me fui. Sabía que mi respuesta había sido vaga, pero la verdad era que ni siquiera yo tenía claro hasta dónde quería llegar. Solo sabía que debía romper con el pasado, y quizás eso empezaba con la aceptación de que el futuro aún era incierto.

Esa noche, mientras caminaba de regreso a mi departamento, Londres parecía más misteriosa y enigmática que nunca. En cada esquina había una promesa de algo nuevo, una aventura que aguardaba. A medida que avanzaba, me prometí a mí mismo que, pasara lo que pasara, esta vez no dejaría que el pasado me definiera.

Y, sin saberlo, con cada paso me acercaba a lo que cambiaría mi vida para siempre.

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¿Qué te pareció?
Alexandre acaba de aterrizar en Londres, lleno de sueños y algo de nostalgia. ¿Será que en verdad puede dejar todo atrás? ¿O su pasado vendrá a buscarlo? ¡Cuéntame en los comentarios qué piensas!




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