Alexandre Moreau
Leí el mensaje una y otra vez mientras una extraña mezcla de rabia y ansiedad se arremolinaba en mi pecho. Chantal. Ni siquiera su nombre dejaba de sonar como un susurro peligroso, una advertencia. “Nos debemos una conversación. Sabes que es lo correcto. Esta vez no huyas, Alexandre.” Sabía que no podría simplemente ignorarla, no después de ese mensaje que parecía arrancarme cada intento de tranquilidad que había logrado construir en Londres.
Sin pensarlo, cerré los ojos y respiré hondo, tratando de calmarme. Había pasado demasiado tiempo, pero solo el recuerdo de su rostro —esa sonrisa que había creído honesta alguna vez— me hacía dudar de todo. Tal vez Marc tenía razón: enfrentarse a ella era la única forma de librarme de esta sombra para siempre.
Londres estaba nublada, como si la ciudad misma supiera que algo oscuro rondaba. Mientras caminaba, mi mente iba y venía entre el pasado y el presente. Pensé en Valérie, en su mirada serena, su confianza en mí, esa forma en la que lograba hacerme sentir que el pasado no tenía que definirnos. Y entonces, mi teléfono volvió a vibrar. Otro mensaje.
"Nos vemos esta noche en el lounge de Le Baron. Es hora de hablar, Alexandre."
Un lugar elegante y discreto. La elección era perfecta, típica de Chantal, que sabía cómo y dónde mantener el control. Con el corazón latiéndome en las sienes, respondí rápidamente: "Allí estaré." No podía seguir evadiendo esta parte de mi vida. Si quería tener un futuro con Valérie, tenía que enfrentar esta conversación.
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Cuando llegué al lounge esa noche, el lugar tenía una atmósfera tenue y elegante, iluminado apenas por algunas luces cálidas y velas repartidas por las mesas. La vi de inmediato. Estaba sentada en una esquina, bebiendo lentamente de una copa de vino. Me acerqué, y cuando levantó la mirada, me dedicó esa sonrisa calculada que, en otro tiempo, me habría desconcertado. Hoy solo me hacía sentir alerta, como si estuviera entrando a una trampa de la que sabía que tendría que escapar.
—Alexandre —dijo suavemente, invitándome a sentarme frente a ella—. Me alegra que hayas decidido venir.
Me senté, sin responder, esperando a que ella hablara. Chantal siempre había tenido una habilidad especial para controlar las conversaciones, para crear una atmósfera donde solo su voz parecía importar. Me miró durante unos segundos, como si intentara descifrar algo en mi expresión.
—Parece que los años no han borrado nuestra historia, ¿verdad? —dijo con un tono casual, aunque su mirada denotaba otra cosa.
—¿Para qué querías verme, Chantal? —le respondí, con una voz más cortante de lo que había planeado.
Ella pareció disfrutar mi reacción, su sonrisa se amplió.
—Veo que el tiempo no ha cambiado tu carácter, Alexandre. Aunque pensé que estarías más… abierto a los recuerdos, ahora que ambos hemos cambiado tanto.
Me forcé a mantener la calma.
—Estoy aquí porque quiero dejar las cosas claras, Chantal. No soy el mismo de antes, y no me interesa revivir nada de lo que tuvimos. Mi vida es otra, y me gustaría que la respetaras.
Su expresión no cambió, pero sus ojos destellaron con algo parecido a la diversión.
—¿Es eso lo que realmente quieres? ¿Cerrar el capítulo sin siquiera intentar comprender lo que pasó? Porque, créeme, Alexandre, la verdad es que tú y yo no terminamos. Jamás lo hicimos.
Sus palabras fueron como un golpe bajo, y aunque quise mantener la compostura, supe que ella había notado mi reacción. Chantal siempre había sabido cómo presionar los puntos exactos para obtener lo que quería, y ahora estaba utilizando cada truco para desestabilizarme. Tomé aire, decidido a no caer en sus juegos.
—Chantal, esta vez no voy a dejar que manipules la situación. Si estás aquí para hablar, hazlo. Dime qué necesitas de mí, porque después de esta noche, quiero que entiendas que no volveremos a vernos.
Ella dejó la copa sobre la mesa y me miró con una intensidad que me recordó por qué alguna vez me había sentido tan atraído por ella.
—Alexandre, no quiero nada material de ti —dijo, con un susurro en el que había una mezcla de añoranza y rabia contenida—. Lo único que quiero es que admitas que tú y yo somos iguales. Que, por mucho que intentaste escapar, sabes que te conocí como nadie más.
Me incliné hacia adelante, decidido a no dejarme llevar por su retórica.
—Tienes razón en algo, Chantal —dije, sosteniéndole la mirada—. Hubo un tiempo en el que pensé que me conocías mejor que nadie. Pero, ahora, sé que solo conocías la parte de mí que te convenía. Te equivocas si crees que puedes controlarme nuevamente.
Ella alzó las cejas, y una sombra de furia se reflejó en su rostro.
—¿Crees que esa chica, Valérie, sabe quién eres realmente? —preguntó, con un tono sarcástico—. ¿Crees que con ella encontrarás algo diferente?
Sentí un impulso de levantarme y marcharme, pero sabía que eso solo le daría a Chantal la victoria que quería. En lugar de eso, me mantuve en mi lugar, decidido a no ceder.
—Valérie es diferente, Chantal. Y aunque no lo entiendas, lo que tengo con ella no necesita tu aprobación. Lo nuestro se acabó, y no hay nada que puedas decir para cambiar eso.
Por primera vez, vi en su mirada una pizca de vulnerabilidad, pero desapareció tan rápido como había aparecido. Chantal se inclinó hacia atrás, sonriendo con frialdad.
—Está bien, Alexandre. Si eso es lo que quieres creer, te lo concedo. Pero recuerda mis palabras: lo que tú y yo compartimos es algo que no desaparecerá, por mucho que intentes enterrarlo.
Sin más, me levanté de la mesa y me dirigí hacia la puerta sin mirar atrás.
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Hola, hola, fantasmita leal 👋👻. ¡Gracias por leer hasta aquí!
¡Qué capítulo tan intenso! 😳 Esa conversación entre Chantal y Alexandre estuvo llena de tensión. ¿Qué crees que significan sus palabras? ¿Logrará Alexandre cortar ese vínculo por completo? 💔