Capítulo 15: Verdades Ocultas

Alexandre Moreau

El café estaba tranquilo esa mañana, pero dentro de mí, sentía una inquietud que no podía controlar. Después de mi encuentro con Chantal la noche anterior, mis pensamientos habían estado enredados, sin dejarme descansar. Necesitaba hablar con Valérie, contarle lo que había pasado, abrirme completamente y demostrarle que estaba comprometido a dejar atrás ese oscuro capítulo de mi vida.

Cuando la vi entrar al café, supe que había tomado la decisión correcta. Ella caminaba hacia mí con una expresión que mezclaba curiosidad y algo de preocupación, pero al verme, me dedicó una sonrisa suave. Por un momento, me sentí más tranquilo, recordando la última vez que habíamos estado así de cerca, cuando compartimos ese beso en la galería, un instante que había encendido en mí un sentimiento nuevo y poderoso.

—Alexandre —dijo al sentarse frente a mí, mirándome con esa dulzura que tanto admiraba—, ¿todo bien? Me preocupaste con tu mensaje.

Le devolví la sonrisa, pero supe que no podría ocultar la seriedad de lo que tenía que decirle. Ella merecía saber la verdad.

—Valérie, hay algo que necesito contarte —empecé, sin apartar la mirada de sus ojos—. Anoche… hablé con alguien del pasado, alguien de quien nunca te hablé antes. Se llama Chantal. Ella fue… alguien importante para mí en Italia.

Su expresión cambió sutilmente, pero no dijo nada, dándome espacio para continuar. Sabía que esta conversación no sería fácil, pero la sinceridad era lo único que podía ofrecerle.

—Chantal y yo tuvimos una relación complicada. En su momento, pensé que había encontrado algo real, pero terminó traicionándome de una forma que me destruyó —admití, sintiendo cómo el recuerdo me pesaba en la garganta—. Ayer volvió a aparecer en mi vida, tratando de hacerme recordar lo que tuvimos, y me di cuenta de que… aún me afectaba más de lo que quería admitir.

La mano de Valérie reposaba sobre la mesa, y sin pensarlo, la tomé entre las mías. Ella me observaba en silencio, procesando cada palabra. No pude evitar recordar nuestro primer beso en la galería, cuando, por un momento, todo había parecido tan simple. Ese beso me había dado la seguridad de que algo nuevo era posible, de que, con ella, mi vida podía ser diferente.

—Sé que esto puede sonar extraño, pero… cuando estoy contigo, siento que el pasado no importa tanto, que puedo construir algo de verdad. Como… como en la galería, aquella noche —le dije, sonriendo al recordar la sorpresa y la intensidad de ese primer beso.

Su rostro se suavizó al escuchar mis palabras, y vi que también sonreía al recordar ese momento. Por un instante, la tensión que había sentido se desvaneció, reemplazada por la calidez de ese recuerdo compartido.

—Alexandre, yo también sentí algo especial en ese momento —respondió ella, con un leve rubor en sus mejillas—. Pero… —hizo una pausa, y noté que sus ojos reflejaban una mezcla de duda y algo más profundo—, hay algo que también tengo que decirte.

Sentí un nudo en el estómago al ver cómo su expresión cambiaba. No estaba seguro de qué iba a decir, pero algo en su mirada me advirtió que sería importante.

—Chantal no es solo alguien de tu pasado —dijo finalmente, con un tono tenso y contenido—. Ella… ella es mi hermana gemela.

Me quedé mirándola, intentando asimilar sus palabras. ¿Su hermana? Sentí que el suelo se desmoronaba bajo mis pies. ¿Cómo era posible que la persona que tanto me había herido y la persona que tanto significaba ahora para mí estuvieran conectadas de una forma tan íntima?

—¿Cómo…? —intenté decir, sin saber cómo continuar.

Valérie asintió, y pude ver la tristeza en su mirada.

—Sé que es difícil de entender. Chantal y yo tomamos caminos muy distintos hace años, y no he tenido contacto con ella desde entonces. Nuestras diferencias fueron tan grandes que… dejé de considerarla parte de mi vida. Pero siempre supe que algún día nuestros caminos podrían cruzarse nuevamente. Lo que nunca imaginé fue que te encontraría a ti, que te conocería sin saber esta conexión.

Me quedé en silencio, tratando de procesar todo. Había llegado a Londres buscando dejar el pasado atrás, pero ahora parecía que el destino se empeñaba en volver a ponerlo en mi camino de la forma más inesperada. Aun así, al mirar a Valérie, sentí que esto no podía ser una coincidencia. Ella no era Chantal; su calidez y sinceridad eran un contraste absoluto con todo lo que Chantal representaba.

—Valérie… —dije, aún sorprendido—. No tenía idea. Y ahora entiendo por qué no querías hablar de ella. Yo… no quiero que esto cambie lo que tenemos.

Valérie me miró con una expresión que mezclaba comprensión y vulnerabilidad, y al momento siguiente, su mano se entrelazó con la mía.

—No cambiará nada, Alexandre —respondió, su voz firme—. Lo que tú y yo compartimos es diferente, y no quiero que el pasado te persiga. Pero… me alegra que confíes en mí, que me lo hayas contado. Sé que no es fácil para ti.

En ese instante, sentí una oleada de alivio y de algo más, algo profundo que me conectaba aún más a ella. El recuerdo de nuestro primer beso volvió a mi mente, y sin pensarlo, acerqué mi rostro al suyo. Esta vez, no había miedo ni dudas, solo la certeza de que estaba donde quería estar.

Nuestros labios se encontraron en un beso suave, lleno de todo lo que las palabras no podían expresar. Supe entonces que, a pesar de los fantasmas del pasado y de la sombra de Chantal, Valérie y yo teníamos algo fuerte, algo que podía resistir incluso las revelaciones más difíciles.

Al separarnos, la miré a los ojos y le prometí en voz baja:

—Nunca dejaré que Chantal vuelva a interponerse en mi vida. Lo que quiero es construir algo real contigo, y lo que pasó anoche… fue el final definitivo.

Valérie asintió, con una sonrisa que iluminó su rostro, y en ese momento supe que, a pesar de todo, podía avanzar. Porque con ella a mi lado, las cadenas del pasado finalmente comenzaban a desmoronarse.