Ecos del Pasado

Capítulo 19: En los bordes de la verdad

Valérie Dupont

La luz tenue de la mañana comenzó a filtrarse por las ventanas, y por un momento, todo parecía en calma. Alexandre aún dormía, su brazo descansando sobre mi cintura, su respiración tranquila y constante. La noche anterior había sido un torbellino de emociones y sensaciones, un refugio que ambos habíamos necesitado desesperadamente. Pero ahora, mientras lo observaba, sentí el peso de lo que estaba por venir.

Chantal no era alguien que retrocediera. No lo había hecho conmigo cuando éramos jóvenes, y ciertamente no lo haría ahora con Alexandre. Sus palabras, siempre calculadas, seguían resonando en mi mente: “Siempre lo hago.”

Me moví con cuidado para no despertarlo, deslizando su brazo lentamente. Me levanté de la cama, envolviéndome en una bata mientras me dirigía a la cocina. Necesitaba un momento para ordenar mis pensamientos antes de enfrentarnos al día.

El sonido de mis pasos sobre el suelo de madera fue suficiente para alertarlo. Cuando me giré, lo vi apoyado en el marco de la puerta, su cabello desordenado y su mirada aún somnolienta pero alerta.

—¿Ya estás despierta? —preguntó, su voz ronca por el sueño.

—No podía dormir más —respondí, dándole una pequeña sonrisa mientras me inclinaba contra la encimera.

Él se acercó, colocando sus manos sobre mis caderas y atrayéndome hacia él. Su calidez, su presencia, era un ancla que me mantenía en el presente.

—¿Qué pasa por esa mente? —preguntó suavemente, sus ojos buscando los míos.

Suspiré, dejando caer mi frente contra su pecho.

—Estoy pensando en Chantal. En lo que puede estar planeando.

—Entonces estamos pensando lo mismo —dijo, dejando un beso en la parte superior de mi cabeza.

Nos quedamos así por un momento, el silencio entre nosotros cómodo pero cargado de promesas no dichas. Finalmente, me aparté lo suficiente para mirarlo.

—Necesitamos enfrentarlo hoy. Si está en el Clarendon, tenemos que confirmarlo.

Asintió, su mandíbula apretándose ligeramente.

—Sophie vio suficiente para darnos un punto de partida, pero no podemos arriesgarnos demasiado. Si sospecha de ti, podría adelantarse a su jugada.

—Por eso tengo que ir yo —dije, interrumpiéndolo antes de que pudiera protestar.

Alexandre frunció el ceño, pero no discutió de inmediato.

—Valérie…

—Escucha. Si me ve, no sospechará tanto como si te ve a ti. Soy su hermana, pero también soy alguien a quien siempre ha subestimado. Ese es mi punto a favor.

Sus ojos se suavizaron ligeramente, pero su preocupación seguía presente.

—No puedo perderte, Valérie.

—No lo harás. Estamos juntos en esto, ¿recuerdas?

Mi respuesta pareció convencerlo, aunque a regañadientes. Finalmente, asintió.

—Bien. Pero mantendremos contacto constante. Si algo parece fuera de lugar, saldrás de ahí de inmediato.

—Lo prometo.

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El Clarendon era imponente, su diseño elegante y discreto, perfecto para personas como Chantal que preferían manejar sus asuntos lejos de miradas indiscretas. Mientras me acercaba al vestíbulo, sentí una mezcla de ansiedad y determinación. Esto no era solo sobre Alexandre. Esto era también sobre enfrentar a alguien que había manipulado y controlado demasiados aspectos de mi vida.

El ambiente en el salón principal era una mezcla de exclusividad y lujo calculado. Camareros impecablemente vestidos se deslizaban entre los invitados, ofreciendo copas de champán y pequeños canapés. Me moví con cuidado, buscando su rostro entre la multitud.

Y ahí estaba.

Chantal, sentada en una mesa en el rincón más discreto del salón, hablaba con un hombre que parecía tan frío y calculador como ella. Mi cuerpo se tensó al verla, pero mantuve mi postura relajada mientras me acercaba lentamente, tratando de escuchar.

—No podemos esperar más —dijo Chantal, su tono bajo pero firme.

—Es un riesgo —respondió el hombre, aunque no sonaba del todo convencido.

—No me importa. Alexandre tiene que aprender que nadie se escapa de mí.

Sentí que mi corazón se aceleraba. No solo estaba detrás de Alexandre, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para mantener su control sobre él.

El hombre se levantó, dejando un sobre en la mesa antes de inclinarse hacia Chantal y decir algo que no alcancé a oír. Cuando se fue, me acerqué con cuidado, dejando caer mi bolso “accidentalmente” cerca de su mesa.

—Perdón —dije, inclinándome para recogerlo.

Chantal levantó la vista, y nuestros ojos se encontraron.

—Valérie —dijo, con una sonrisa que no alcanzó sus ojos—. Qué sorpresa verte aquí.

Me enderecé, sosteniendo su mirada.

—Chantal. Necesitamos hablar.

Ella me miró por un momento, evaluándome, antes de inclinarse hacia atrás en su silla.

—Por supuesto. ¿Por qué no tomamos una copa juntas? Siempre es agradable charlar con mi querida hermana.

Su tono era como siempre: dulce, manipulador, pero con un filo que nunca había aprendido a ignorar.

Me senté frente a ella, sabiendo que cada palabra que intercambiáramos sería un juego peligroso.

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Hola, fantasmita querida 👋👻. ¡Gracias por quedarte hasta este punto!

Valérie y Alexandre están más unidos que nunca, pero con Chantal en juego, ¿crees que la calma durará? 🥺 ¡Quiero leer tus opiniones y teorías!

Recuerda que de lunes a viernes hay nuevos capítulos. Si te gustó, no olvides dar like ❤️ y comentar. ¡Así no me siento como la única fantasmita por aquí! 😂✨




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