El miedo se había apoderado de Jade, pero si algo había aprendido de todo lo que había vivido, era que huir no solucionaba nada. Así que esa noche, después de cenar en su dormitorio, salió sin avisar a nadie.
Caminó por las calles de Seúl bajo una lluvia ligera. El sonido de las gotas golpeando el pavimento le calmaba un poco. Se detuvo en un parque pequeño, el mismo donde a veces iba a leer o dibujar. Se sentó en una banca húmeda, sin importarle mojarse.
Miró su celular. Otro mensaje.
Número desconocido:
"Pensaste que me había olvidado de ti, pero siempre supe dónde estabas."
Jade soltó un sollozo, el corazón le latía con fuerza. Estaba por bloquear de nuevo el número cuando una figura se detuvo frente a ella.
Levantó la vista… y no lo podía creer.
Era Luke.
Pero no era el mismo Luke del campamento. Este era mayor, más maduro, con ojeras marcadas y una expresión seria. Llevaba una chaqueta negra y su cabello estaba empapado por la lluvia.
—Jade… —murmuró él.
Ella se quedó helada. Por un segundo pensó que estaba alucinando. Se puso de pie con torpeza.
—¿Luke? ¿Qué… qué haces aquí?
Él se acercó despacio, como temiendo que ella fuera a salir corriendo.
—Te estaba buscando. Desde hace meses. —Su voz sonaba cansada, quebrada—. Me enteré de los mensajes… y supe que era él.
Jade sintió un nudo en la garganta.
—¿Cómo… cómo me encontraste?
Luke suspiró.
—Emmy me contactó. Me dijo que algo raro te estaba pasando. Y no pude quedarme quieto.
Jade se le quedó mirando, sin saber si abrazarlo o golpearlo. Había pasado tanto tiempo desde aquella noche en el campamento. Desde aquel adiós que sintió como si le arrancaran un pedazo de alma.
—Pensé… —susurró ella—. Pensé que te habías olvidado de mí.
Luke se acercó un paso más, y con la lluvia cayendo entre ambos, le acarició el rostro con ternura.
—Nunca. —dijo él—. Te busqué por todos lados, Jade. Pero necesitaba arreglar algunas cosas antes de volver a tu vida… cosas oscuras. Cosas de las que no quería arrastrarte.
Jade lo miró con los ojos llenos de lágrimas.
—El tipo del campamento… está aquí, Luke. Lo vi.
Luke asintió.
—Lo sé. Se llama Viktor. Llevo meses siguiéndolo. Es parte de una red más grande… y ahora vienen por ti porque fuiste la única que logró escapar viva y verlo todo.
La confesión hizo que Jade se estremeciera. Luke la abrazó fuerte, protegiéndola con su cuerpo como hacía años en ese almacén.
—Te prometo, Jade —susurró—. No voy a dejar que te lastimen de nuevo.
La lluvia seguía cayendo, pero en ese momento, Jade sintió que el frío no importaba. Que quizá, por primera vez en mucho tiempo, no estaba sola.
Sin decir nada más, Luke la tomó de la mano.
—Ven conmigo. Te voy a llevar a un lugar seguro.
Ambos se alejaron del parque, dejando atrás los mensajes, las sombras y la lluvia… aunque sabían que lo peor apenas estaba por empezar.