Ecos Del Silencio

Capítulo 9: Secretos en la Niebla

Jade y Luke caminaron bajo la lluvia hasta llegar a un viejo edificio a las afueras de la ciudad. Era una casa antigua, abandonada para cualquiera que la viera desde fuera, pero por dentro tenía todo lo necesario para esconderse.

Luke cerró la puerta y se quitó la chaqueta empapada.

—Aquí nadie nos va a encontrar —aseguró, mientras encendía una pequeña lámpara—. He estado usando este lugar como base desde que llegué.

Jade dejó su mochila en el suelo y se sentó en un sillón roto. Seguía temblando, pero no sabía si era de frío o de miedo.

—Luke… ¿qué está pasando? ¿Por qué me siguen? ¿después de esos meses?

Luke suspiró y se sentó frente a ella.

—Porque… —hizo una pausa, mirándola a los ojos—. Porque todo ese campamento fue una pantalla, Jade. No era un simple campamento de verano. Era parte de una red ilegal que reclutaba y desaparecía adolescentes para tráfico humano… y tú te cruzaste en su camino sin querer.

El estómago de Jade se revolvió.

—¿Qué… qué red?

Luke se frotó las manos, como si le costara contarlo.

—Se hacen llamar "Los Cuervos". Operan desde hace años en varios países. Lo del campamento fue solo uno de sus escondites. Después de esa noche, empezaron a desaparecer testigos, a limpiar rastros. Pero tú sobreviviste… y aunque pensaron que con el tiempo te olvidarías, alguien dentro de la organización se enteró que estabas en Corea.

Jade tragó saliva.

—¿Quién?

Luke dudó… y fue entonces cuando el celular de Jade vibró.

Un nuevo mensaje.

Número desconocido:
"Nunca confíes en tu amiga."

Jade miró a Luke, aterrada.

—¿Qué significa eso?

Pero antes de que pudiera decir algo, la puerta del refugio se abrió de golpe.

Era Emmy.

Empapada, con el cabello pegado al rostro, respirando agitada.

—¡Jade! —gritó—. ¡Tenemos que salir de aquí, te están buscando!

Luke levantó su arma, apuntándola.

—¡Alto ahí!

—¿Qué haces? —gritó Jade.

—No te muevas —ordenó Luke, con la mirada fría—. ¿Cómo supiste dónde estábamos?

Emmy tragó saliva, sus ojos se llenaron de lágrimas.

—¡Porque me llamaron! Me dijeron que si no te traía… iban a matar a mi hermano, Jade.

El corazón de Jade se detuvo un segundo.

—¿Qué… qué dices?

Emmy lloró.

—Te lo juro… me tienen amenazada desde hace meses, Jade. Yo no quería, ¡yo jamás quise traicionarte! —sollozó, cayendo de rodillas—. Pero ellos… tienen todo. Saben dónde vivo, dónde estudia mi hermano, dónde trabajan mis padres… ¡yo no sabía qué hacer!

Luke bajó lentamente el arma.

—Mierda… —murmuró.

Jade se acercó a Emmy, con los ojos llenos de lágrimas.

—¿Por qué no me dijiste nada?

Emmy se tapó la cara.

—Tenía miedo, Jade. Miedo de que te hicieran algo peor. Pero ahora ya es tarde… van a venir por nosotros. Por los tres.

Luke miró a ambas chicas.

—No —dijo decidido—. No van a tocar a nadie más.

Se acercó a un estante viejo y sacó un plano.

—Tengo una lista de sus nombres… y sé dónde se esconde Viktor.

Jade se limpió las lágrimas, sintiendo que dentro de todo el miedo empezaba a arder una llama de furia en su pecho.

—Entonces vamos a acabar con esto.

Por primera vez, ya no era la niña asustada del campamento.

Era Jade Belford del Carmen… y estaba lista para luchar.




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