Ecos Del Silencio

Capítulo 14: En Territorio Peligroso

El bosque se volvía más denso conforme avanzaban, los árboles altos bloqueaban la luna y apenas podían ver el suelo bajo sus pies. Solo el sonido de sus respiraciones y el crujido de las ramas secas acompañaban su caminata.

Luke iba al frente, con Fabricio cubriéndole la espalda. Jade, Emmy y Carla caminaban detrás, atentas a cualquier movimiento. Nadie hablaba. Nadie se atrevía a romper el silencio.

Al llegar a la zona marcada en el mapa —un viejo galpón abandonado rodeado de chatarra y carros oxidados— todos se detuvieron. Desde la distancia, se veían luces parpadeantes y algunas siluetas moviéndose.

Luke hizo una seña para que se agacharan.

—Es aquí —susurró.

Se podían escuchar voces de hombres riendo, botellas chocando, y música a bajo volumen.

Jade tragó saliva. Sus manos apretaban el bate con fuerza. Le temblaban los dedos, pero no iba a retroceder. Esta vez no.

Luke se agachó junto a ella.

—¿Lista, pequeña guerrera? —le dijo en voz baja.

Jade asintió.

—Nací lista —respondió, con una sonrisa nerviosa.

Él sonrió también, rozando su frente con la de ella por un segundo.

—Recuerda… en cuanto todo se ponga feo, tú corres al punto de encuentro. ¿Entendido?

—No pienso dejar a nadie atrás —murmuró ella.

Luke suspiró, sabiendo que discutir con ella sería inútil.

—Bien… todos atentos —dijo mirando al resto—. Emmy, Carla, van conmigo por la derecha. Fabricio, tú y Jade, por la izquierda. Cuando dé la señal, entramos.

Todos asintieron.

El corazón de Jade latía tan fuerte que sentía que se le iba a salir del pecho.

Luke levantó la mano.

Uno.

Dos.

Tres.

La bajó.

Y en ese instante, todos se movieron.

Emmy y Carla se deslizaron por un costado, usando la chatarra como cobertura. Luke iba cubriéndolas. Fabricio tomó la mano de Jade y la jaló hacia la izquierda, pegándose a las sombras.

Un guardia borracho casi los ve, pero Fabricio le tapó la boca y lo dejó inconsciente.

Jade contuvo un grito.

Más adelante, se veía una cabaña improvisada donde posiblemente tuvieran prisioneros. La puerta estaba cerrada con candado.

Jade miró a Fabricio.

—¿Lo rompemos? —susurró.

Él asintió.

Pero antes de hacerlo, una sombra apareció detrás de ellos.

—¡Cuidado! —gritó Emmy desde la distancia.

El caos estalló.




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