El grito de Emmy hizo eco en la oscuridad.
Jade volteó justo a tiempo para ver a un tipo enorme abalanzarse hacia Fabricio. Sin pensarlo, se lanzó contra él con el bate en alto.
¡CLAC!
El sonido metálico al impactar en la cabeza del hombre resonó en el silencio. El sujeto cayó de rodillas, aturdido.
Jade respiraba agitada. Tenía el corazón desbocado, pero no bajó el bate.
Fabricio la miró impresionado.
—¡Buena, enana!
Pero no había tiempo para celebrar. Otro de los hombres salió del galpón al escuchar el ruido. Jade, sin pensarlo, le lanzó el bate directo al estómago y luego, con todas sus fuerzas, lo golpeó en la pierna, haciéndolo caer.
Fabricio se encargó de dejarlo inconsciente.
Entonces lo vio.
La cabaña donde tal vez había prisioneros. Jade sintió una mezcla de miedo y rabia. Recordó su propio pasado, el dolor, el encierro, la impotencia… y supo que no podía dejar a nadie atrás.
—Voy por ellos —le gritó a Fabricio.
—¡No, espera! —le dijo él, pero Jade ya corría hacia la puerta.
Rompió el candado con una palanca oxidada que encontró. El corazón le martillaba en el pecho.
Empujó la puerta y dentro, el hedor a encierro, sangre y miedo la golpeó.
—Tranquilos… ya estoy aquí —susurró con la voz temblorosa.
Unos niños y dos chicas adolescentes la miraron con los ojos llenos de lágrimas.
—¿Quién eres? —preguntó una niña.
—Me llamo Jade. Y no voy a dejar que mueran aquí.
Se escucharon disparos afuera, pero Jade no se movió.
—Vamos, rápido —les dijo, ayudándolos a levantarse.
Una chica mayor no podía caminar. Jade se quitó la mochila y la ayudó a cargarla como pudo.
Salió tambaleando, justo cuando un tipo armado se cruzó frente a ella.
—¡Alto ahí, mocosa!
Jade no pensó. Tomó una linterna pesada que colgaba de la pared y se la lanzó a la cara.
El tipo gritó y Jade aprovechó para correr con los rescatados.
Luke apareció en ese momento, cubriéndolos.
—¡¿Qué diablos haces aquí sola?! —le gritó.
—¡Tenía que sacarlos! —jadeó ella, sin dejar de avanzar.
Luke la miró con una mezcla de furia, miedo y orgullo.
—Maldita sea, Jade… —murmuró—. Eres la persona más valiente que conozco.
Y sin decir más, los cubrió mientras todos corrían hacia la salida del bosque.
nota de la autora :)
“¡Si te está gustando la historia, no olvides seguirme para no perderte lo que viene!