Las luces de la ciudad parpadeaban mientras Yisus se dirigía a "El Último Refugio". Cada paso que daba resonaba en su mente, un recordatorio constante de la urgencia de su misión. La lluvia había comenzado a caer nuevamente, creando un suave murmullo que se mezclaba con los pensamientos oscuros que lo atormentaban.
Al llegar al bar, notó que la entrada era menos ostentosa que la de "El Refugio". La puerta de metal estaba gastada y la pintura se descascaraba. Con un último suspiro para reunir su determinación, empujó la puerta y entró.
El ambiente era distinto: la música era más suave, casi melancólica, y las luces eran tenues, creando un aura de intimidad. Las paredes estaban decoradas con fotos en blanco y negro de personas anónimas, como si el lugar guardara historias de aquellos que habían pasado por allí. Yisus avanzó hacia la barra, buscando al hombre que le había indicado "El Serpiente".
—¿Qué puedo ofrecerte? —preguntó el bartender, un hombre mayor con una mirada cansada pero amable.
—Busco a Marcos —dijo Yisus, tratando de sonar casual.
El bartender lo miró con una mezcla de curiosidad y preocupación.
—Marcos no es alguien con quien quieras meterte, amigo. Pero si insistes, está en la mesa de atrás, en la esquina —dijo, señalando con la cabeza.
Yisus asintió, agradecido, y se dirigió hacia la mesa indicada. Al acercarse, pudo ver a un hombre en la treintena, con una barba descuidada y una mirada desafiante. Tenía una copa en la mano y parecía absorto en sus pensamientos.
—¿Marcos? —preguntó Yisus, deteniéndose frente a él.
El hombre levantó la vista, sus ojos destilaban desconfianza.
—¿Quién te busca? —dijo, manteniendo un tono áspero.
—Soy Yisus. Vengo de parte de "El Serpiente". Necesito hablar contigo sobre un asunto de deudas —respondió, tratando de mantener la voz firme.
Marcos se rió, pero no había diversión en su risa. Era más bien una burla a la situación.
—¿Y qué te hace pensar que tengo algo que decirte? —preguntó, inclinándose hacia atrás en su silla.
Yisus sintió que la tensión aumentaba. Estaba claro que Marcos no iba a hacerlo fácil.
—Te advierto que estoy aquí porque necesito respuestas sobre Laura. Si no hablas, no solo yo, sino también "El Serpiente" podría tener problemas contigo —dijo, tratando de usar la influencia del otro hombre como refuerzo.
Marcos lo miró con desdén, pero en sus ojos había un destello de interés.
—¿Y qué te hace pensar que yo sé algo sobre ella? —respondió, desviando la mirada hacia su copa.
—La noche que desapareció, estuviste con ella. Sé que hubo un conflicto, y tengo razones para creer que tú sabes más de lo que afirmas —insistió Yisus, acercándose un poco más a la mesa.
Marcos finalmente pareció considerar sus palabras.
—La chica tenía problemas. Se metió en algo más grande de lo que podía manejar. No sé dónde está ahora, pero te diré esto: no era la única que andaba por ahí esa noche. Había otros interesados en ella —dijo, dejando caer la información como si fuera una piedra en un estanque.
Yisus sintió que su corazón se aceleraba. Eso era algo nuevo.
—¿Otros? ¿Quiénes? —preguntó, ansioso por obtener más detalles.
—Gente de la que no quieres saber. No puedo protegerte de ellos —dijo Marcos, su voz ahora más seria—. Creéme, si te metes en esto, te vas a arrepentir.
Yisus sintió que la desesperación comenzaba a apoderarse de él.
—No tengo miedo. Solo quiero saber si está bien. Si no la tienes tú, ¿quién más podría tenerla?
Marcos lo miró con una mezcla de respeto y preocupación.
—Hay un grupo que se llama "Los Cazadores". Son peligrosos y controlan gran parte de la ciudad. Si Laura se metió con ellos, no hay garantía de que esté a salvo. —Marcos se inclinó hacia adelante, su tono más grave—. Te recomiendo que te alejes de esto, amigo. No es un juego.
Yisus sintió que la realidad se le venía encima. "Los Cazadores" no eran solo un rumor; eran una fuerza que podía hacer que desaparecieran personas sin dejar rastro.
—¿Dónde puedo encontrarlos? —preguntó, sintiendo que su determinación crecía.
Marcos lo miró con pena.
—Hay un lugar donde suelen reunirse, pero es un laberinto de traiciones. No puedes confiar en nadie. Si decides ir, asegúrate de estar preparado. Ellos no toleran intrusos.
Yisus asintió, su mente funcionando a mil por hora. Sabía que cada segundo contaba, y que Laura necesitaba ayuda.
—Gracias, Marcos. Te lo agradezco. —dijo, sintiendo un peso en su pecho.
Al levantarse, Marcos lo detuvo una vez más.
—Ten cuidado, Yisus. Este mundo no perdona. Y si decides seguir adelante, recuerda que no estarás solo. Hay otros que también buscan a Laura. —dijo, su expresión ahora seria.
Yisus se sintió abrumado por la nueva información, pero no podía detenerse. Con un último vistazo a Marcos, salió del bar decidido a enfrentarse a "Los Cazadores". La noche aún era joven, pero el camino que le esperaba estaba lleno de peligros.
Su corazón latía con fuerza, y aunque el miedo comenzaba a asomarse en su mente, la determinación de encontrar a Laura lo mantenía en movimiento. Tenía que actuar rápido. La verdad estaba más cerca, pero también el riesgo. La búsqueda de Laura lo había llevado hasta aquí, y no había vuelta atrás.
Con cada paso que daba, se adentraba más en la oscuridad, dispuesto a enfrentar lo que fuera necesario. La noche estaba lejos de terminar, y Yisus estaba listo para lo que viniera.
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Editado: 15.12.2025